Historia de un bello pueblo de pescadores

Enrique Aparicio
18 de noviembre de 2018 - 05:00 a. m.

“Lo vi una sola vez en Boccacio, el cabaret de moda en Barcelona, pocas horas antes de su mala muerte. Estaba acosado por una pandilla de jóvenes suecos que trataban de llevárselo a las dos de la madrugada para terminar la fiesta en Cadaqués…”

No podría pasar por un sitio como Cadaqués, localizado en el borde con Francia, sin que me hiciera sentir algo mas que cualquier otro sitio donde el turismo ocurre en forma esporádica en ciertas épocas del año. Primero comencemos por un hecho geográfico para quien quiera ir a este lugar: hay que manejar por una carretera de unos  21 kilómetros, escarpada. A un lado hay un precipicio, es decir, un error y terminas en una caída vertical con automóvil y todo.

Cadaqués está al final de la carretera que acabo de describir. Se trata de un pueblo de pescadores acompañado por la presencia de un viento, la tramontana, que aparece y desaparece sin control. Puede ser irascible y hacer daño, permanecer por muchos días en el sitio, nadie lo sabe, ni siquiera las brujas que habitan el Mediterráneo.

La ignorancia es una enfermedad, una bacteria que llevamos dentro. Cada vez que me encuentro con algo “nuevo” me deprimo por no haber tenido ni idea sobre el tema antes. Por ejemplo, he oído hablar de la anchoa, sobre todo como pescaditos enlatados, muy salados. Resulta que Cadaqués, en un momento de su historia, tuvo una industria de la pesca de anchoa al candil. Este pez vive a unos 150 metros de profundidad y sale a la superficie por la noche a comer.  

Por el rincón que se explore, nuestro pueblo mediterráneo lleva trazos de historia.

En el 1258 se dio por terminada la guerra entre Francia y el territorio catalán mediante el tratado de Corbeil, suscrito entre Luis IX y Jaume I, por el cual Francia renunciaba a los territorios catalanes, que habían dejado de pagar vasallaje años antes. El tratado facilitó el acercamiento entre estas dos naciones.

La “visita” de los moros no podía faltar: 22 galeras destruyeron parte del pueblo, incluida la biblioteca municipal, como parte de la continua pelea entre moros y cristianos.  

Ya en época del dictador Franco, con una España mas comprometida con la política manejada desde el Palacio de El Pardo y el Vaticano, los curas estaban convencidos que, para mantener el diablo a raya, debían estar atentos a las vestimentas de las doncellas. Hubo un cura, según cuenta la leyenda que, a las asistentes a la Santa Misa, les pellizcaba las piernas para saber si llevaban medias o no.  

La historia nos hace vivir las energías de otros tiempos. Sus callecitas amables y con casas de épocas remotas con sus macetas de flores de la región (ver You Tube) nos dicen que a Cadaqués hay que volver cada vez que se pueda.

“…Eran once y costaba trabajo distinguirlos, porque los hombres y las mujeres parecían iguales: bellos de caderas estrechas y largas cabelleras doradas. Él no debía ser mayor de veinte años. Tenía la cabeza cubierta de rizos empavonados, el cutis cetrino y terso de los caribes acostumbrados por sus mamás a caminar por la sombra, y una mirada árabe como para trastornar a las suecas y tal vez a varios de los suecos. Lo habían sentado en el mostrador como a un muñeco de ventrílocuo, y le cantaban canciones de moda acompañándose con las palmas, para convencerlo de que se fuera con ellos. Él, aterrorizado, les explicaba sus motivos…”

David, como se llamaba el músico caribeño, vivía el presagio de que si volvía a Cadaqués moriría.  Y así fue. Los suecos se lo llevaron y en esa carretera escarpada, el terror lo llevó a lanzarse al abismo con el auto en movimiento.

Los textos entrecomillados son parte del relato “Tramontana”, uno de los “Doce cuentos peregrinos” (1992) de nuestro gran escritor Gabriel García Márquez.

Una pequeña cuña: Mi compañera y yo pasamos días inolvidables en este pedazo del Mediterráneo, hasta el punto de que ella escribió una serie de artículos sobre Cadaqués y, sin esperárselo, alguien los presentó al jurado que cada año concede el premio “Cadaqués a Carles Rahola”… y se lo concedieron a ella. A la fecha es la única extranjera en recibirlo.

You Tube:

https://youtu.be/M1qL7zZg_hk

Que tenga un domingo amable.

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