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En un dos por tres se renovaron los cargos directivos de las entidades oficiales encargadas de las políticas públicas para el sector de los viajes y el turismo, con los nombramientos de la ministra de Comercio, del viceministro de Turismo y, la semana pasada, del director de la Aerocivil. Con la designación del trío de funcionarios arranca para el sector el último tercio de esta administración, en el que se tendrán que encarar los desafíos para su proceso de reactivación, tras la crisis generada por la pandemia, que, definitivamente, abortó el sueño presidencial de convertirlo en el nuevo petróleo colombiano.
Es sobre el turismo donde han gravitado con mayor dureza las decisiones tomadas para frenar la propagación del coronavirus, tanto en el país como en el exterior. El prolongado cierre de fronteras alrededor del mundo para contener la entrada de personas contagiadas, sumado a los aislamientos obligatorios que restringen la movilización interna, se ha traducido para la industria turística en un saldo considerable de pérdidas económicas, desaparición de empresas y empleos y enfriamiento de la inversión.
El panorama actual sigue ensombrecido ante la reducida presencia de viajeros locales, una minoría con respecto a las cifras que se movían hace dos años, y con extranjeros que llegan a cuentagotas. Los sobresaltos generados por la crisis sanitaria tampoco cesan, ahora, ante la apatía de una parte de la población por aplicarse la vacuna, y por la presencia de la variable Delta que registra mayor contagio y acaba de aterrizar en el país. Actualmente esta cepa es la dominante en Europa y su alto nivel de transmisión ha obligado a numerosos destinos a reforzar controles y a revivir restricciones.
Para revivir las históricas cifras del último par de años de la década anterior, lo esencial es echar a rodar la maquinaria. Son varios los frentes que esperan, no solo para abonar el campo hacia la recuperación, sino para fortalecer la percepción de seguridad sobre la industria. A nivel global, el temor al contagio es latente y la normalidad no parece tan cercana. Las estimaciones presentadas en el barómetro de la OMT indican que el 60% de los expertos encuestados creen que el repunte del turismo internacional empezará, posiblemente, hacia mediados del próximo año.
La larga recesión, sin embargo, sirvió para proyectar los ajustes al sector turístico ante las nuevas demandas y tendencias internacionales. La reforma a la Ley General de Turismo, presentada por el Ministerio y aprobada en diciembre pasado por el Congreso, abre caminos. El enfoque con criterios ambientales promete aportes en valor estratégico para la sostenibilidad, la formalización y la recuperación de la actividad. Y dado el invaluable potencial del país, su aplicación ofrece posibilidades de crecimiento y desarrollo y refleja oportunidades para la inversión y la promoción internacional.
La pandemia, al parecer, cambiará las intenciones de los viajeros y serán muchos quienes dejarán las concurridas urbes por lugares más tranquilos, cobijados por el regalo de la naturaleza, un recurso que le sobra a este país para aprovechar la actual coyuntura y priorizar la provincia. Ahora que a las regiones se les permite analizar su potencial en términos de sostenibilidad, y con ese aporte diseñar las políticas del sector, la apuesta está en estimular en sus territorios la inversión en infraestructura y promover la ejecución de los proyectos especiales.
El campo de acción debe tejerse alrededor del turismo sostenible, sin desmedro del patrimonio natural, mediante el diseño y empaquetamiento de productos turísticos competitivos que propicien la participación decidida de las comunidades locales. El diseño de productos innovadores y sostenibles, con recurso humano calificado, representa una oportunidad para irrigar beneficios a toda la cadena de valor en aquellos territorios en los que segmentos, como ecoturismo, turismo de aventura y rural, buceo y avistamiento de aves y de ballenas, responden a su vocación turística y son soporte para el desarrollo económico y social.
La Aerocivil será jugador visible en el manejo de la estrategia para avanzar hacia la recuperación de la actividad turística. Trabajar en la reactivación del sector aéreo para asegurar el crecimiento de la demanda y mejorar la conectividad contribuirá a potenciar los destinos.
El camino de la recuperación turística dependerá de la distribución generalizada de las vacunas, pero, además, de la coordinación interinstitucional público-privada y de la puesta en marcha de una propuesta innovadora y sustentable que atienda los requerimientos de la pospandemia. La nueva cúpula directiva, en la recta final de este gobierno, debe retomarle el vuelo a la industria para regresarle su papel como eje de la economía nacional, en momentos en los que lo que más precisa es que le arrastren, literalmente, el ala.
Twitter: @gsilvar5