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El sector turístico tendrá en esta Semana Santa la gran oportunidad de acelerar el paso en su camino hacia la recuperación, luego de las cíclicas y difíciles coyunturas provocadas por las diversas olas del Covid-19, pandemia que sigue activa y sobre la que la Organización Mundial de la Salud mantiene prendidas las alarmas. La amenaza de un aumento de los casos de infección aún persiste ante la presencia, en algunas regiones del planeta, de la llamada “ómicron silenciosa”, que de no desactivarse podría marcar el preludio de un nuevo trancón para esta industria a nivel global.
En el país, es esta la primera temporada turística importante del año y, al estar liberada de mayores limitaciones tras el prolongado encierro provocado por la crisis sanitaria, se prevé que unos diez millones de personas desempolvaron maletas para viajar por los distintos destinos locales con el propósito de compartir las celebraciones litúrgicas en lugares de tradición religiosa o, simplemente, para desconectarse de la cotidianidad en los otros tantos que ofrecen alternativas de esparcimiento y diversión.
Las proyecciones en el sector son favorables y perfilan este corto receso laboral como una excelente ocasión para saltar de la reactivación turística, sostenida en los últimos meses, a la consolidación de su crecimiento. El levantamiento de buena parte de las restricciones, así como la apertura plena de los destinos, amplió la cobertura de la demanda. Durante los días previos, aerolíneas, hoteles y agencias de viajes evidenciaron una positiva variación en la anticipación de compras y reservas de servicios, superior a los índices obtenidos durante la anterior Semana Santa.
Según ProColombia, el número de reservas aéreas activas registrado, con corte a la tercera semana de marzo, representaba un crecimiento del 230 % con respecto a la temporada 2021. Las cifras son dicientes. Las autoridades turísticas calculan que durante esta semana se movilizarán por el territorio nacional, vía aérea, cerca de 1,3 millones de pasajeros, algo más del 13% del movimiento consignado en 2019, en el que el país marcaba indicadores históricos en materia turística.
El principal impulso a la mini temporada vacacional será dado por los viajeros domésticos. Cerca de un millón de pasajeros residentes se desplazarán por avión hacia los destinos locales, un volumen incluso 27 % superior al transportado durante el mismo período de 2019. Sin embargo, el segmento internacional también será factor clave y participará como agente estratégico en este proceso de reactivación. De acuerdo con estadísticas de fuentes oficiales, algo más de 25 mil viajeros extranjeros no residentes harán presencia en el país. En las actuales circunstancias es este un flujo significativo que consolida la posición de Colombia como uno de los países de la región con mayores márgenes de crecimiento en el turismo receptivo.
La llegada de la Semana Mayor produce un gran alivio en las finanzas del sector y la suma de sus beneficios contribuye al estímulo de la economía nacional. Es una franja de oportunidades para los empresarios, que vuelven a sonreír luego de haber enfrentado meses complejos. Las proyecciones así lo hacen ver. No solo las aerolíneas presentarán aumento en la demanda y las agencias de viajes incrementarán sus ventas, sino que los hoteleros harán su pequeño “agosto”. La Asociación Hotelera y Turística de Colombia (COTELCO) proyecta un crecimiento de 14,4 puntos porcentuales en ocupaciones frente a la misma semana del año pasado, con el estimativo de que el 53,4% de las habitaciones a nivel nacional serán vendidas. Tal porcentaje marcaría, ni más ni menos, uno de los mejores registros desde la bonanza de 2017.
Por el lado gastronómico, los empresarios de restaurantes obtendrán mayores ingresos, ante la viabilidad de aumentar en un 25 % las ventas por consumos con respecto a 2021. Igual sucede con el transporte terrestre intermunicipal que, para la temporada, moviliza un crecido flujo turístico esta vez: alrededor de 2,8 millones de pasajeros. Perspectivas semejantes se vislumbran en otros subsectores de la industria, como empresas rentadoras de autos y parques temáticos, que durante largos meses estuvieron virtualmente paralizados.
La dinámica recuperación del sector turístico nacional ha sido posible gracias a una diversidad de factores. Entre ellos, se pueden señalar la flexibilización de las medidas de ingreso al país y de la circulación interna, junto a la recuperación de las rutas aéreas internacionales y al incremento de la oferta aérea local. De igual manera inciden en este proceso, la devaluación del peso frente al dólar y el trabajo articulado entre los empresarios y el sector público, que muestra algunos resultados en el empaquetamiento de nuevas ofertas turísticas y en la promoción internacional.
La actividad turística en Colombia sigue enderezando el trayecto y, seguramente, los resultados de su recuperación este año estarán, si no por encima, en los históricos niveles obtenidos antes de la pandemia. Para hacerlos realidad el sector debe acatar las normas de bioseguridad que garanticen el buen servicio a los turistas y eviten el riesgo de contagios, porque el virus viaja libre, sin tiquetes ni equipaje, y no, precisamente, está de vacaciones.
En campo ajeno. Los antecedentes del presidente del Congreso de la República, Juan Diego Gómez Jiménez, revelados por reconocidas plataformas de prensa, confirman por qué es tan alto el nivel de descredito y desconfianza que envuelve a dicha corporación. En su historial aparecen vínculos con narcotraficantes y negocios irregulares. Entre estos últimos, contactos con Odebrecht, conflictos de intereses, abuso de confianza, líos de tierras, procesos civiles, embargos, acosos a la prensa y otros más. El que haya sido elegido presidente demuestra hasta dónde ha incursionado la corrupción política en este país.
Twitter: @gsilvar5