Con plástico e icopor a otro mundo

Juan Pablo Ruiz Soto
12 de junio de 2019 - 05:00 a. m.

Las islas de plástico están alertando al mundo. No es posible seguir generando plástico e icopor en las proporciones que hoy lo estamos haciendo. 

Hay cinco islas de plástico en los océanos. La más grande tiene el tamaño de México y está en el Pacífico norte. El plástico no se biodegrada, se octodegrada; es decir, se va fraccionando, pero no desaparece. La fauna marina se traga pedazos y partículas de plástico: unos mueren y otros lo pasan a nuestros estómagos desde los suyos. Está científicamente comprobado que consumimos en proporciones crecientes partículas de plástico.

Al mar solo llega el 10 % del plástico que consumimos. La mayor parte contamina los “rellenos sanitarios”; otra parte permanece en la superficie, generando paisajes plásticos. Según Naciones Unidas, solo se recicla el 9 % de los 400 millones de toneladas de plástico que usamos anualmente en el mundo. Buena parte de ese 9 % lo reciclaba China, que recibía plástico de países que lo seleccionaban y luego lo exportaban. Pero los chinos dijeron “no más” y las empresas recicladoras se trasladaron a países asiáticos como Malasia y Tailandia. Malasia pasó de recibir 168.500 toneladas en 2016 a 456.000 en 2018, de las cuales 195.444 toneladas llegaron desde Estados Unidos. No todo lo que llega se recicla, pues parte llega mezclado con otros residuos. Entonces, las empresas de reciclaje lo almacenan o queman ilegalmente. Habitantes locales y Greenpeace han encontrado depósitos ilegales con residuos provenientes principalmente de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Suiza, Australia y Nueva Zelanda. El año pasado, el Reino Unido triplicó sus exportaciones de basura a Malasia.

Dadas las protestas ciudadanas, los grandes productores de plástico —que exportan su basura para mantener limpios sus países— ahora van a tener que tratarlo o comérselo en su lugar de origen. En Europa, el plástico de un solo uso desaparecerá para el año 2021. En Estados Unidos, California aprobó la primera ley estatal (2016) que prohíbe ofrecer bolsas plásticas desechables en supermercados y otros almacenes. Ahora le siguen varios estados. Argentina, Australia, México, China y Senegal son países que también están tomando medidas.

En Colombia, también estamos reaccionando. En Santa Marta se expidió una norma que prohíbe y elimina el uso, venta y entrega de utensilios de plástico e icopor de un solo uso, sean envases, recipientes, cubiertos, vasos, pitillos o platos desechables. Los pioneros fueron Iza y Nobsa (Boyacá) y recientemente Guatapé (Antioquia), donde fueron prohibidos para defender la actividad turística. En el Congreso se tramita un proyecto de ley que busca prohibir la fabricación, distribución y venta de plásticos de un solo uso. El proyecto fue aprobado en primer debate con 17 votos a favor y ninguno en contra.

Los plásticos de un solo uso están condenados a desaparecer, pero Acoplásticos quiere ir en contra de la tendencia global, demandando la norma en Santa Marta. Cualquiera que sea el desenlace de esta demanda, el mundo sigue girando y se tiene que reducir el uso del plástico. La lógica se impone. En el corto plazo, hay que suspender los envases no esenciales de un solo uso, poner un alto impuesto al plástico e icopor cuando su uso sea indispensable y aumentar el reciclaje

 

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