El clima alerta a Estados Unidos

Juan Pablo Ruiz Soto
28 de noviembre de 2018 - 09:45 a. m.

Estados Unidos acaba de publicar el cuarto informe nacional sobre el clima: Fourth National Climate Assessment. El informe señala cómo se intensifican, para la economía y sociedad norteamericanas, los peligros asociados al cambio climático (CC).

Trece agencias gubernamentales prepararon el informe, entre ellas la NASA, los departamentos de Estado, Defensa, Energía y Transporte, la EPA (Agencia de Protección Ambiental), la Fundación Nacional de Ciencias y el Smithsonian Institute. Estas agencias están bajo la influencia del presidente Trump, quien desde su posesión se propuso redireccionarlas. Incluso ha propuesto como dirigentes de la EPA a personajes que públicamente han manifestado no creer en el CC y que apoyan el uso del carbón.

Aun así, el informe contradice muchas afirmaciones de Trump y dice que el CC ya está afectando de manera severa a los Estados Unidos. Reconoce que, en territorio norteamericano: la temperatura ha subido 1 °C y los mares, 22 centímetros; los corales se están muriendo; las olas de calor son mucho peores que hace 50 años, y la contracción glaciar afecta el suministro de agua en algunos estados.

Al referirse al efecto sobre las comunidades, afirma: el cambio climático crea nuevos riesgos y agrava vulnerabilidades existentes en comunidades estadounidenses, presentando desafíos crecientes tanto para la salud y seguridad humanas como para la calidad de vida y el crecimiento económico. Sobre la economía asegura que, sin esfuerzos sustanciales y sostenidos de mitigación global y adaptación regional, se espera que el CC cause pérdidas crecientes a la infraestructura y las propiedades estadounidenses, y limite la tasa de crecimiento económico. Continúa afirmando que los ecosistemas y los beneficios que éstos proporcionan a la sociedad están siendo alterados por el CC: arrecifes de coral y hielos marinos se están perdiendo y —si no se reduce la emisión de gases de efecto invernadero— vendrán serios impactos sobre muchos ecosistemas. Hace afirmaciones igualmente preocupantes sobre los efectos del CC en infraestructura, agricultura, costas, población indígena, océanos, recreación y turismo.

El informe subraya cómo sus efectos se manifestarán en grandes pérdidas económicas y sociales que se pueden reducir si se toman medidas contundentes de adaptación y mitigación del CC. Sobre acciones para reducir el riesgo dice: las comunidades, los gobiernos y las empresas están trabajando para reducir los riesgos y los costos asociados con el CC al tomar medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero e implementar estrategias de adaptación. Si bien los esfuerzos de mitigación y adaptación se han expandido sustancialmente en los últimos cuatro años, aún no se acercan a la escala que se considera necesaria para evitar daños sustanciales a la economía, el medio ambiente y la salud humana en las próximas décadas. El informe concluye que medidas adecuadas de adaptación pueden reducir los costos a menos de la mitad.

Este informe nos debe alertar. Por ello reitero lo que decía en mi columna anterior: nuestro Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 debe tener como eje articulador una política ambiental transversal y envolvente que gire en torno al CC. Las inversiones públicas de mayor rentabilidad son aquellas que se orienten a poner en práctica estrategias adaptativas frente al CC. Si no las tomamos, el costo social y económico será muy alto.

 

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