Hace 18 años el panorama gastronómico colombiano era muy diferente. Por aquel entonces, el Estado no se preocupaba por la cocina y ni remotamente parecía ocurrírsele que fuera una actividad no solo culturalmente relevante, sino con el gigantesco potencial económico que tiene. El turismo, indisolublemente ligado a la gastronomía (pues sin esta no existe aquel), tampoco alcanzaba la dimensión que hoy tiene. La cocina popular era despreciada en los restaurantes de élite, los cuales, salvo algunas excepciones, privilegiaban lo que en aquel entonces se conocía como cocina internacional.
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Atalaya
El peor y el mejor de los tiempos para la cocina colombiana
29 de octubre de 2020 - 03:00 a. m.