La muerte de Bogdanovich

La muerte del distinguido hombre de cine Peter Bogdanovich priva al arte cinematográfico de una de las figuras más polifacéticas que hayan existido. Miembro del movimiento Nuevo Hollywood, en analogía con la Nueva Ola francesa, fue director de filmes como La última película y Luna de papel, que son cintas básicas. Fue igualmente el motor detrás de la resurrección de La otra cara del viento, la obra final de Orson Welles, una película que pocos conocen pero que se podría llamar revolucionaria. Esa fue una labor de amor, ya que el ídolo de Bogdanovich fue Welles, a quien incluso alojó gratuitamente en su mansión por varios años cuando el genial artista pasó por problemas económicos que lo tenían en la miseria.

La mayor característica de Bogdanovich es que era un intelectual que amaba el cine y a quienes lo hacían. Hizo brillantes entrevistas a algunos de los directores más importantes, recogidas en libros que son indispensables para todo cinéfilo. Algunas de sus películas son homenaje precisamente a ellos e incluyen algunas de las comedias más chistosas, como Detrás del telón y la joya ¿Qué sucede, doctor?, con Barbra Streisand. Igualmente, sus críticas, que también han sido coleccionadas, muestran a un analista profundo y conocedor.

Su vida privada fue bastante desordenada y él mismo tuvo que declararse en quiebra un par de veces, porque sus ambiciones rebasaban las posibilidades. Sin embargo, fue una de las figuras más influyentes del arte cinematográfico, no solo como realizador sino también como inspiración para muchas películas que fueron realizadas por su ejemplo. Su muerte priva al cine de una de sus grandes figuras y su ausencia se sentirá, ya que deja un vacío muy difícil de llenar.