Una nueva derecha

Más que determinar quién estará a cargo de la oposición, los sectores retardatarios deberían estar preocupados por reconfigurarse, por fraguar una nueva derecha que represente al país que no es petrista, que además no comulga con la izquierda y que, en cualquier caso, es inferior a esos 10 millones de votos que nadie sabe con exactitud de dónde salieron, pero representan un amplio espectro en la población.

Una nueva derecha distanciada de la mala herencia uribista que finalmente hizo implosión, a juzgar por los decires de quienes aspiran a capitalizar el caos y conformar nuevos movimientos, cansados de la esquizofrenia de quien parecía capataz irremplazable y de sus veleidades disfrazadas de estrategias de mentira y miedo.

Una nueva derecha que le eche tierrita a la deplorable experiencia del ala duquista que perdió el respeto y la conexión con el resto de “correligionarios”, que se dedicó a pastar en la hacienda grande que para ellos era el país y que termina de forma vergonzosa, condecorando, reubicando y nombrando sin reato a cuanto papanatas los secundó en estos cuatro años perdidos y para el olvido.

Una nueva derecha alejada del insulto sin fondo y la maledicencia insulsa, que son efectivos para visibilizarse en momentos electorales, pero se convierten en un bumerán en etapas valle, como la actual, cuando los desconcertados seguidores esperan propuestas que permitan superar el síndrome de la derrota.

Sobre todo, una derecha que se separe abiertamente de las prácticas ilegales que legitimaron durante décadas para sostenerse en el poder y que dejaron un reguero de sangre y víctimas, como lo documenta el Informe Final de la Comisión de la Verdad. Una derecha que entienda que la historia oficial no es suficiente si solo la cuentan los victimarios desde sus alfombras y rendiciones de cuentas acomodadas y maquilladas.

Una derecha que haya aprendido que ya no bastan los apellidos, las herencias o los “derechos” que se han pasado impunemente de generación en generación.

Una derecha que les devuelva algo de dignidad a esos seguidores desorientados que hoy todavía no entienden ni por qué ni por quién votaron.

@marioemorales y www.mariomorales.info