Mercurio

En la tabla periódica el mercurio (Hg) tiene el número atómico 80. Metal líquido plateado, se evapora a baja temperatura. En cualquiera de sus manifestaciones es uno de los elementos más tóxicos. Contamina el aire, el agua, el suelo, la biósfera, los alimentos. Se combina fácilmente con otros metales formando una amalgama, lo cual es útil para la extracción del oro, especialmente en la pequeña minería.

El mercurio en el agua, por actividad bacteriana, forma metilmercurio CH3Hg, que se bioacumula en las cadenas alimenticias y en los humanos y se transmite durante el embarazo. Poderoso neurotóxico, produce “trastornos sensoriales, ataxia, contracción concéntrica del campo visual y desordenes auditivos”. Esto se conoce como la Enfermedad de Minamata; en esta ciudad japonesa una joven fue hospitalizada en 1956, “quejándose de un severo adormecimiento de sus extremidades e incapacidad para comer y hablar”. En 1959 se confirmó el envenenamiento de pescadores por organomercurio (metilmercurio), proveniente de una fábrica de acetaldehído. Japón reconoció que “priorizó el… crecimiento económico… sobre el ambiente y la vida humana, pagando un costo incalculable en el proceso”.

En la bahía de Cartagena, entre 1974 y 1976, los científicos del Inderena encontraron mercurio en los peces y síntomas de la Enfermedad de Minamata en los pescadores. El mercurio provenía de Alcalis de Colombia y se usaba para la producción de soda caustica y cloro. En 1977 el Inderena y el Ministerio de Salud cerraron la planta electrolítica. Desde entonces, la contaminación de la bahía de Cartagena ha sido ampliamente estudiada y se ha intervenido sin resultados efectivos.

El Convenio de Minamata de la ONU sobre el mercurio (2013), impulsado por Japón, fue ratificado por Colombia el 26 de agosto de 2019. El país expidió las leyes 1658 de 2013 y 1892 de 2018; formuló el Plan Único Nacional de Mercurio (participan siete ministerios); se elaboraron planes sectoriales, protocolos, estudios e informes evaluados por los organismos de control. También se cuenta con apoyo de bancos, organismos internacionales y varios países, con el fin de manejar residuos y encontrar alternativas al uso del mercurio.

Estudios científicos y denuncias recurrentes de las comunidades y en los medios dan cuenta de la magnitud del uso ilegal, la dispersión del mercurio en todo el territorio y la gravedad de su impacto en la naturaleza y en la salud humana. ¿Cómo tratar y reparar a las víctimas?

A pesar de los trabajos realizados por entidades y funcionarios, la magnitud del problema y su complejidad exigen un esfuerzo extraordinario de planeación, investigación, articulación, gestión del conocimiento y síntesis; colaboración de las Cortes, coordinación de las entidades nacionales y regionales, participación de la comunidad y del sector productivo. Un diagrama de flujo de las rutas nacionales e internacionales del mercurio puede facilitar el diseño del Plan Nacional de Desarrollo y proponer nuevas maneras de gestionar la relación con la naturaleza y organizar el Estado y la sociedad para lograr la sostenibilidad. Se necesitan compromisos verificables para la gestión del mercurio y demás especies químicas tóxicas.