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Bogotá, entre Sócrates y Nietzsche

Pedro Viveros
15 de septiembre de 2020 - 05:01 a. m.

Es normal oír el nombre de Sócrates. Para los que no lo estudian o para quienes les gusta divagar y cuestionarse, su referencia no pasa desapercibida. En un país que tiene una tasa de alfabetismo que supera el 95 %, en algún momento ese pensador entró en una conversación o lectura. “Una vida que no ha sido examinada no merece ser vivida”, enseñó el griego. El escrutinio permanente de las ideas de cualquier ser humano fue su razón de cavilación. No escribió ningún libro. Tuvo en Platón su mejor traductor de ideas.

Por cosas del destino, en Brasil un joven de 1.93 de estatura y con pensamientos medicinales, 2.400 años después repopularizó ese apelativo: Sócrates Sampaio de Souza Vieira de Oliveira. El mediocampista corintiano mezcló el futbol, la ciencia y la democracia para hacer de sus 57 años de existencia una lucha por los excluidos en el deporte, en la medicina y en la política. La popularidad de Sócrates en el mundo terrenal y filosófico fue una bocanada para el espíritu porque era normal ver al brasilero en las canchas portando bandanas en su cabeza con frases identitarias como “Ganar o perder, siempre en democracia”, un remedo de “solo sé que nada sé” del verdadero ateniense. Era la época de la lucha por mantener la libertad luego de muchos años de dictadura brasileña.

No fue campeón del mundo, pero participó de la selección más popular de su país que cayó a manos de los italianos por tres goles de un oportunista delantero de nombre Paolo Rossi. Cuando al Sócrates carioca le recordaban sobre ese sueño frustrado de España 82 recurría a su metafísica: “No hay que jugar para ganar, sino para que no te olviden”. Era la primera vez que patear un balón no era lo único. Había pensadores que además sudaban durante 90 minutos.

La semana pasada apareció la tercera referencia del griego profesor. Guillaume Martin, un joven de 27 años era la noticia en el Tour de Francia ya que además de pedalear es filósofo de formación. Un “filocista”, “ciclofilósofo” o “filopedalista”, en fin, como él mismo lo dijo el pasado 9 de septiembre en sus primeras declaraciones luego de ocupar el tercer lugar en la clasificación general de esa importante carrera: “hoy quiero que me reconozcan por ser ciclista y no por mi otra profesión”. Este pensador francés tiene una tesis de maestría sobre Nietzsche, una obra de teatro sobre Platón que actualmente se presenta en su país y un libro que ha tenido una buena venta: “Sócrates en Bicicleta: el Tour de los filósofos”. La curiosidad de que un intelectual pudiera subir al podio en los Campos Elíseos hizo que las ventas de su texto aumentaran y las búsquedas de su perfil como académico superaran a las del atleta.

El pensamiento “martiniano” radica en que es más importante la conservación y perfeccionamiento del cuerpo que la mente. Sostiene que cuando va en el “caballito de acero” nunca razona, lo que prima es: “el ciclismo es una profesión que me tomo muy en serio, pero que también disfruto. Es un juego. La clave está en saber mezclar estos dos mundos. En la última semana iré al máximo, seré agresivo”. Como Nietzsche y el poder de la voluntad.

La división entre el enriquecimiento de la mente y la dominación de la vida fue un debate del pensador alemán. Martin escogió la preparación que el dolor de sus pedalazos le otorga para repotenciar sus pensamientos y ser más impetuoso y obtener lo que en últimas desea: “sigo el consejo de Nietzsche, mas vale la victoria que la paz”.

Ese mismo día en Bogotá, la capital mundial de la bicicleta, hubo muertes, vandalismo y la disminución de muchas libertades por el miedo que la calle metió en las casas de millones de sus habitantes. Algunos con sus actuaciones de ese día evidenciaron que entre los bogotanos tenemos mucho de nieztcheanos o martinistas.

Y más bien poco de los Sócrates.

@pedroviverost

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URIeL(30991)20 de septiembre de 2020 - 08:09 p. m.
Dee acuerdo con el comentario de alejo. Atenas creo que no entendió. Y don Pedro, debería aprovechar el tema y la oportunidad de ElEspectador para evitar caer en el ridículo de un título llamativo y un desarrollo insulso, acorde con el formato de la noticias de la farándula y el entretenimiento....y cero contenido
Camalejon(7327)16 de septiembre de 2020 - 03:02 a. m.
Pobre columna, con una vergonzosa presentación del pensamiento de dos filósofos que parece sacada de un diccionario. ¿Y el hilo conductor? Sócrates, Niezstche, el futbolista, el ciclista... nada se articula con nada.
Atenas(06773)15 de septiembre de 2020 - 03:09 p. m.
Qué bien reivindicar a destacados pensadores, como el susodicho paseo de émulos en bici y por los campos de fútbol, pa' aludir a los desaguisados de una locuaz y locata alcaldesa q' sólo a los torpes suyos embelesa.
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