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Debate, primera imagen de la enfermedad

Alvaro Forero Tascón
05 de octubre de 2020 - 03:00 a. m.

Hasta el debate presidencial entre Donald Trump y Joe Biden no se tenía una imagen diagnóstica de la enfermedad.

Se sabe desde hace unos años que la democracia en Occidente está enferma. Se tiene un diagnóstico preliminar de lo que la aqueja, pero como la enfermedad está en sus etapas iniciales, no se sabe su grado de letalidad. Es un virus y como sucede con los nuevos virus, se tiende a subestimar su gravedad.

Lo más cercano a un nombre es iliberalismo, pero solo denomina el síndrome, como el SARS. Es una nueva versión, mucho más contagiosa gracias al Internet y las redes sociales. Y afecta a un nuevo grupo de personas, a la derecha del espectro político, mientras que el virus anterior estaba dirigido hacia la izquierda. Nació en el hemisferio sur, pero ya se expandió por el mundo. Podría denominarse populismo 2.0, porque aunque en esencia es viejo invento latinoamericano, ha desarrollado nuevos elementos que le permitieron adaptarse a otros climas y organismos institucionalmente más sofisticados.

Existen varias versiones del virus, lo que hace difícil diferenciarlo. La más conocida es la económica, producto de promesas y políticas económicas irresponsables. La que está extendiéndose es la que divide entre el pueblo y un enemigo, que puede ser el terrorismo o una minoría. Se diferencia del fascismo en que éste es enemigo de la democracia, mientras que el populismo 2.0 necesita la democracia para entrar, y una vez adentro la va minando hasta destruirla.

La enfermedad se ha subestimado por dos razones. Promueve los intereses conservadores tradicionales y por ende logra el apoyo del establecimiento, y aún no ha desarrollado su fase autoritaria. Eso ha hecho que se camufle y que se menosprecien sus posibles efectos letales para la democracia. Se mira como un un fenómeno temporal, manejable con los instrumentos institucionales.

Es posible que el debate presidencial estadounidense haya producido un cambio, haya sonado las alertas. Había muchas pruebas de laboratorio que detectaban el virus, pero faltaba una imagen, una ecografía que permitiera ver la fiereza del problema y sus características juntas. El presidente estadounidense rompió todas las reglas, cuando una democracia se basa en el respeto de reglas. Amenazó con no respetar el resultado de las elecciones, promovió grupos de choque, no reconoció la legitimidad del contrario, buscó generar miedo y rabia. Mostró que su objetivo es satisfacer sus intereses personales sin importar las normas morales y legales. El mundo vio un aviso de que el virus está a punto de mutar hacia el autoritarismo abierto.

Algunos siguieron menospreciando los peligros, empezando por Joe Biden, que tomó el camino del apaciguamiento y en pleno debate desestimó las amenazas de fraude e insistió en que las instituciones resisten. Otros recordaron que durante años no se tomaron en serio las amenazas de Hugo Chávez, y cómo, una vez pasó los límites, no hubo retorno. Y otros se complacieron, los que dudan de las bondades de la democracia y añoran el modelo chino de autocracia capitalista.

Colombia ha sido un laboratorio de la enfermedad, al punto que ya hizo metástasis: además del populismo de derecha, ahora tenemos también el de izquierda.

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Andrei(62325)20 de octubre de 2020 - 02:58 p. m.
Excelente opinión; de los aspectos más preocupantes el que atañe a J. Biden, ante cuyas narices el republicano amenaza con un fraude electoral en nov.03 y Biden se queda tan campante, ni siquiera lo interroga: ¿quién hará el fraude, si es ud. mismo quien lo anuncia, y amenaza con él? A veces pienso que el demócrata no debería debatir más, pues no tiene la suficiente agilidad mental para argüír.
Miguel(11448)12 de octubre de 2020 - 03:43 p. m.
El populismo es una enfermedad antigua de la democracia que con el poder ya en la mano tiende a volverse dictadura + Populismo para reconquistar el poder.Pienso que Ud ,como líder de opinión deberá permanentemente señalar un camino que no sean mas ni "el que diga Uribe" ni Petro.Necesitamos nuevas ideas progresistas y liberales ,y Colombianistas.Favor pasar la pagina.
CAMILITO(7137)05 de octubre de 2020 - 09:56 p. m.
Al final el columnista se queda corto y suena tibio, si como el dice ya estamos en metástasis, entonces las posiciones de centro terminan haciéndole un flaco favor al establecimiento podrido. Ya que no esta el coco de la lucha armada pues a revolcar esto y meterle pueblo y llámenlo como quieran populismo de izquierda, terroristas de civil etc La idea es cambiar a ese cáncer en el poder punto
Atenas(06773)05 de octubre de 2020 - 02:26 p. m.
La capacidad de sedimentar desgracias en su mentalidad febril, hacen de USA un excelente laboratorio con la prueba del orate Trump. En lo personal, y de mi experiencia de vida laboral allá, en esas desoladas regiones donde se cocina el alma profunda del pueblo gringo, creo q' tienen sustrato y son capaces de asimilar breves tiempos de aflicción. Esos climas feroces los endurecen.
  • Andrei(62325)20 de octubre de 2020 - 03:24 p. m.
    También viví en USA, sur de Montana, donde "se cocina el alma gringa" de los red necks y en 10 pueblos a la redonda ud no oye idioma distinto a un inglés imperfecto. No son los climas atenazantes los que los curten, son las escuelas primarias, que les enseñan que su país es el 1º del mundo y los demás no sirven para quitar el polvo de sus zapatos.
Carlos(92784)05 de octubre de 2020 - 01:32 p. m.
La mejor prueba de que su analisis es veraz es que hay dudas sobre el ganador del debate : como puede ganar el patan, grosero, mentiroso. racista, xenofono, homofobico ?? Sobre eso no deberia haber la menor duda.
  • Assia(26182)05 de octubre de 2020 - 08:19 p. m.
    Tiene razón Carlos Arturo. Un presidente sin clase y sin educación al que siguen muchos ignorantes y resentidos.
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