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El “Concierto de la esperanza”, programado para marzo y financiado con recursos del Sistema de Medios Públicos (RTVC), ha dejado una seguidilla de debates incomprensibles en tiempos de austeridad. Desde las extrañas razones dadas por el director del Sistema, Hollman Morris, para justificar el gasto de miles de millones de pesos en momentos de vacas flacas y cuando hay proyectos nacionales suspendidos por la falta de recursos, hasta el intercambio de acusaciones entre el presidente de la República, Gustavo Petro, y el alcalde distrital, Carlos Fernando Galán, no se comprende la cantidad de hostilidad que hemos visto. En medio de tanta confusión, el artista Residente, con un comunicado breve, pero muy elocuente, terminó saliendo muy bien librado y preguntándole de manera indirecta a un gobierno de izquierda sobre sus prioridades en el gasto.
El “Concierto de la Esperanza” es prohibitivamente caro. Según el contrato público, a Residente, otrora miembro de Calle 13 y hoy reconocido por su carrera como rapero solista, le iban a pagar $2.185.000.000 con recursos públicos para que diera un concierto de acceso libre. Se vende como un espacio gratuito, pero por supuesto que son los impuestos de todos los colombianos los que terminan cubriendo la producción, en cabeza de RTVC. Lo extraño es que, cuando las personas reaccionaron con justa indignación, las excusas dadas para defenderlo muestran una desconexión con la realidad.
En una entrevista con La W, el director de RTVC, Hollman Morris, dijo que “no podemos seguir paralizando la misión y las funciones de la entidad. Ya nos hicieron un recorte y, afortunadamente, haciendo sumas y restas, pudimos sacar adelante un concierto que habíamos prometido y con un artista de esta categoría”. Intentando posicionar una narrativa de heroísmo y de necesidad, el funcionario Morris afirmó que “el año pasado, para ver a Residente, la boleta más barata costaba $180.000. También alguien, que gana un salario mínimo, se puede preguntar: ‘Y yo que pago impuestos por qué no tengo derecho de ir a un concierto de Residente totalmente gratis en un buen formato’”. Como si ese fuera el debate. ¿No será que esa persona, que gana un mínimo, también puede preguntarse por qué se están gastando los impuestos que paga con tanta dificultad para priorizar un evento de ese nivel, cuando hay tantas otras urgencias en Colombia?
No se trata, por supuesto, de argumentar que nunca deben realizarse este tipo de eventos. Tienen un valor cívico y de construcción de comunidad para las sociedades. Sin embargo, en un año en el que al Gobierno le faltaron $12 billones para financiar su funcionamiento, cuando hay obras tan importantes paralizadas, como el metro de Bogotá, por la falta de apoyo estatal, se siente como una apuesta ideológica y sectaria que se hagan gastos de ese nivel. Para un gobierno que ha derrochado dinero en difundir su mensaje y en fortalecer un RTVC que se ha comportado como megáfono acrítico a sus mensajes, se ve muy mal. Luego el presidente Petro insinuó que el alcalde Galán estaba quitándole “a la juventud su libertad y su alegría”, por un reporte que decía que el Distrito hizo trámite para cancelar el evento. El burgomaestre lo niega, pero no es necesario ir muy lejos. En un comunicado, Residente dijo que “en lugar de utilizar el dinero en un evento como este, sentimos que es mucho más productivo utilizarlo para apoyar a los artistas colombianos y su cultura local”. Curioso que tenga que explicarle eso a un gobierno de izquierda.
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