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La atención a la primera infancia debe ser una prioridad

02 de diciembre de 2022 - 05:00 a. m.
Si logramos el desarrollo temprano de habilidades cognitivas y sociales, esto genera frutos a largo plazo.
Si logramos el desarrollo temprano de habilidades cognitivas y sociales, esto genera frutos a largo plazo.
Foto: Óscar Pérez

Necesitamos una revolución en el apoyo estatal y de la sociedad a la primera infancia. Ahora que en Colombia, impulsado por el gobierno de Gustavo Petro, se está hablando mucho de los cambios estructurales que se requieren para enfrentar la desigualdad, ha estado ausente del debate el factor que podría tener el mayor impacto a futuro: las estrategias e inversiones para que los niños y las niñas de cero a cinco años tengan un desarrollo apropiado. Venimos golpeados por la pandemia, que generó un atraso generacional especialmente en las zonas rurales, y en medio de tantas discusiones sobre la educación no estamos reconociendo que a Colombia le falta una intervención ambiciosa incluso antes de llegar al colegio.

Hablando con El Espectador, James Heckman, profesor de economía en la Universidad de Chicago y premio nobel de Economía, fue claro: “Las escuelas son muy importantes, no hay duda, pero creo que el aprendizaje se ha centrado mucho en los salones y tenemos que entender que la mayor parte del aprendizaje ocurre dentro de la familia. Necesitamos una visión más reflexiva de lo que es aprender. La familia está abierta las 24 horas impartiendo lecciones”. Por eso el debate sobre la primera infancia tiene que priorizarse y es una lástima que no parezca tener doliente efectivo en la actual administración Petro.

Heckman sabe de lo que habla. Con el Proyecto Preescolar Perry, realizado en 1962, logró que “los niños que venían de familias vulnerables fueran a una guardería, donde sus tutores se convertían como en sus padres. Vimos que cuando están expuestos a más estímulos durante la primera infancia eso se traduce en mejor rendimiento académico y autocontrol emocional”. El cálculo es sencillo: si logramos el desarrollo temprano de habilidades cognitivas y sociales, esto genera frutos a largo plazo y son inversiones incluso más rentables que las que se realizan en la etapa escolar.

El Gobierno Petro está concentrado, a través de su Ministerio de Educación, en la gratuidad de la educación superior y en mejorar, por ejemplo, la educación sexual desde edades tempranas. Son proyectos que respaldamos. Sin embargo, la lucha contra la desigualdad tiene que llevar la atención a la primera infancia, especialmente en espacios rurales. En Colombia seguimos teniendo problemas de saneamiento básico, de acceso al agua, de alimentación, que afectan a las poblaciones más vulnerables y, en particular, a las familias con hijos e hijas en primera infancia. Si esa situación persiste, como ha ocurrido con los gobiernos anteriores, estamos creando un ciclo de pobreza que atrapa a los niños de por vida. Necesitamos ambición ante esa tragedia pendiente.

Sobre el cómo hacerlo, Heckman da pistas que le pueden servir al Gobierno: “La mejor fórmula es generar habilidades y no repartir dinero. Este es el boleto para tener una vida exitosa, pero tenemos que pensar en una política enfocada en habilidades que tomen en cuenta las dinámicas del ciclo de vida de formación. Tener una buena formación de habilidades permite inclusión y una mayor movilidad social”. El Gobierno del cambio necesita prestarle atención a la primera infancia.

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