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Los centros urbanos de Colombia están asediados por la inseguridad. Se ha vuelto común escuchar la queja sobre el temor que producen los hurtos y asesinatos, mientras las autoridades no parecen dar respuestas eficientes. Es fácil comprender la sensación de las personas: en Bogotá acabamos de ver un acto sicarial frente a un gimnasio y el abogado Jaime Granados fue perseguido por hombres armados. Mientras tanto, Barranquilla se militariza en el marco de un “plan pistola” contra los comerciantes de una zona. Medellín y Cali también reportan abundancia de hurtos y situaciones de violencia. ¿Cuál es el plan de choque para romper con el miedo más que justificado de la gente?
El problema no empezó con este Gobierno Nacional. Desde que Colombia abandonó el confinamiento, la sensación de inseguridad viene en aumento. La encuesta de Pulso Social realizada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) encontró que en el 2022 el 53,1 % de los colombianos dijo sentirse inseguro (36,8 %) o muy inseguro (16,3 %). Esta cifra, por cierto, se toma de las 23 ciudades capitales y áreas metropolitanas del país. Cali, con un 84,1 % de sensación de inseguridad, y Bogotá, con un 83,8 %, encabezan la lista.
Lo más probable es que esa sensación no esté mejorando. Por el lado de la capital del Valle, el Observatorio de Seguridad de Cali encontró más de 500 homicidios en el primer semestre del 2023. Al mismo tiempo, la Secretaría Distrital de Seguridad de Bogotá dijo que al 11 de julio del 2023 se habían registrado 529 homicidios en la capital del país, de los cuales 252 estaban relacionados con sicariato. Ya hace unos meses Medicina Legal dijo que, a escala nacional, el primer trimestre del año dejó 6.647 muertes violentas; es decir 73 muertes violentas al día. Podemos seguir acumulando cifras, pero lo importante es que estas situaciones se van sumando y sembrando incertidumbre en la mente de las personas. No hay paz si no puede haber una mínima idea de seguridad.
Las autoridades no han respondido con planes claros. La Fiscalía está superada por el aumento de casos, mientras que las policías locales piden más recursos. Respondiendo al reciente caso de sicariato en Bogotá, la alcaldesa Claudia López dijo que “el vacío que dejan la reducción policial y la impunidad judicial lo están cubriendo sicarios con ajusticiamiento criminal”, mientras solicitaba más inversión en seguridad y justicia. Desde el Ministerio de Defensa se anunció más cooperación con las entidades territoriales. Queda la frustración de sentir que ninguna medida será suficiente en un corto plazo.
Esto nos aterriza en la campaña por las elecciones de octubre. Ya vemos discursos facilistas que piden mano dura, pero no dan recetas integrales para el reto que enfrenta el país. Quienes lleguen a las alcaldías deberán trabajar con la administración de Gustavo Petro, además de coordinarse con la persona que llegue a la Fiscalía a principios del año entrante. La inseguridad tiene causas complejas y requiere acciones contundentes; de lo contrario, el miedo de los colombianos seguirá en aumento.
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