La urgencia del diálogo en Ecuador

24 de junio de 2022 - 05:00 a. m.
El vandalismo y la violencia en las calles, que tienen como objetivo la salida del presidente Guillermo Lasso, no pueden ser aceptados como mecanismos válidos. / Fotografía: José Jácome (EFE)
El vandalismo y la violencia en las calles, que tienen como objetivo la salida del presidente Guillermo Lasso, no pueden ser aceptados como mecanismos válidos. / Fotografía: José Jácome (EFE)
Foto: EFE - José Jácome

Las protestas que se originaron hace casi dos semanas en Ecuador han llegado a un punto de gravedad en el cual la única forma de parar la espiral de violencia, que ya ha cobrado dos muertos, es la de un inmediato diálogo entre el Gobierno y los líderes indígenas. La marginación y la pobreza, que han sido endémicas para las comunidades originarias, legitiman la protesta social pacífica. El vandalismo y la violencia en las calles, que tienen como objetivo la salida del presidente Guillermo Lasso, no pueden ser aceptados como mecanismos válidos. Las justas reivindicaciones se deben tramitar dentro de la institucionalidad, pues lo demás es abrir la puerta al caos.

El Gobierno del país vecino, con los aciertos y desaciertos de un año en ejercicio, ha estado dispuesto a dialogar con el líder indígena Leonidas Iza, presidente de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie). Iza argumenta, no sin razón, que tras los efectos de la pandemia y de la guerra de Rusia contra Ucrania hay un aumento de la inflación que ha afectado los precios de los productos de primera necesidad. En su decálogo de exigencias incluye la reducción del precio de los combustibles, el control de precios de productos esenciales, el freno a nuevas concesiones mineras y que los sectores financiero, público y privado les confieran un alivio financiero, para lo cual afirma que no espera que les regalen nada, sino que se les brinden condiciones para pagar. La mayoría de las peticiones han sido atendidas por el Gobierno. Sin embargo, se exige el cumplimiento total del pliego.

La situación del país vecino no es muy diferente a la de la región. Lo que les resta legitimidad a las reivindicaciones es que se tenga que acudir a las vías de hecho para lograrlas. Al igual que sucedió en 2019 con las protestas contra el entonces presidente Lenín Moreno, en este ambiente de confusión han aparecido personas que actúan al margen de la ley y se aprovechan de la situación de inestabilidad para generar mayor caos. Desde el Gobierno se señala a grupos cercanos al expresidente Rafael Correa de estar detrás de los hechos vandálicos para forzar así la salida de Lasso mediante un golpe de Estado, lo que rechaza la Conaie.

Son muchas las voces, en los ámbitos interno e internacional, que se han hecho escuchar para solicitar un inmediato acercamiento entre las partes. Entre ellas, la del secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien advirtió además de los peligros que entrañan “discursos golpistas”. También lo han hecho la Iglesia, Naciones Unidas y la Unión Europea. Leonidas Iza mantiene su postura radical mediante la cual no se acerca al Gobierno mientras este no derogue las medidas de estado de excepción que afectan a seis provincias y, en especial, que se retire de inmediato a las fuerzas de seguridad, Policía y Ejército que además ocupan en Quito la Casa de la Cultura Ecuatoriana, donde aspiran a tener una asamblea popular. Mientras se mantiene este pulso y el país continúa paralizado, en las calles la violencia escala innecesariamente.

Como lo mencionó con razón en un artículo publicado en este diario el analista ecuatoriano Alan Cathey, en su país las “comunidades siguen aferradas a la tierra, sin un acceso real a la educación, condenadas a rezagarse cada día más en la marcha hacia el futuro (…) Los acontecimientos que Ecuador atraviesa son, en parte, resultado de una impaciencia colectiva por la lentitud con que se tratan estas carencias y demandas de la sociedad”. Con anterioridad, grandes movilizaciones de la Conaie llevaron a la salida del poder de los expresidentes Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez. En este caso, como hace tres años, la posibilidad de que la protesta esté siendo utilizada por fuerzas que solo buscan desestabilizar y obtener réditos políticos mediante la salida abrupta del poder del primer mandatario no deberían tener opción. La realidad en las calles parece demostrar lo contrario.

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