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Las drogas de las que no habla el debate público nacional

07 de abril de 2023 - 09:00 p. m.
Colombia necesita abandonar el pánico moral para dar una discusión más seria e informada sobre sustancias psicoactivas.
Colombia necesita abandonar el pánico moral para dar una discusión más seria e informada sobre sustancias psicoactivas.
Foto: El Espectador

Mientras Colombia avanza lentamente hacia la regulación del cannabis con fines recreacionales, en medio de aspavientos conservadores y profunda desinformación, la realidad de las drogas en el país está a años luz de distancia y tiene a las autoridades sin capacidad de responder adecuadamente. Una investigación para El Espectador realizada por Nicolás Achury González y Óscar Güesguán Serpa, titulada “Tusi, el coctel de drogas de alto riesgo producido en Colombia”, muestra que los jóvenes del país están consumiendo drogas sintéticas peligrosas sin saber su contenido, que los grupos de narcotraficantes operan como un para-Estado imponiendo sus propias reglas y que el país no está dando los debates que necesita, en gran medida porque cualquier discusión sobre drogas se llena de prejuicios y pánicos morales.

La investigación de El Espectador muestra lo fácil que es comprar tusi o tusibí, “una mezcla de sustancias psicoactivas en forma de polvo de colores”. Los periodistas fueron a una cocina de tusi, donde el preparador cuenta que pagó $12 millones por la receta y que le paga una mensualidad de $500.000 a La Oficina para poder vender la droga en su sector. También hicieron parte de una fiesta llena de tusi en donde el DJ tenía 11 años y la persona más adulta tenía 16 años. Por último, compraron, sin mayor contratiempo, una dosis de tusi en un parque del norte de Bogotá. Sobre eso último, por cierto, llevaron la droga para ser analizada por Échele Cabeza, organización que presta ese servicio público y promueve la reducción de riesgos y daños en el consumo de sustancias psicoactivas, y había una mezcla tan compleja de ingredientes que la recomendación era no consumirla por presentar alto riesgo. ¿Dónde quedan las autoridades colombianas en todo esto? Luchando una guerra contra las drogas que, en las calles, está más que perdida.

“Acá en Medellín esto se está moviendo más que nunca. La gente está de cabeza con el tusi. Sobre todo los menores de edad, ellos son los que mueven la vuelta”, le dijo el vendedor de tusi a El Espectador. Por su parte, Julián Quintero, sociólogo e investigador que cofundó la Corporación Acción Técnica Social, dijo que “esto es altamente complicado para la salud. En el país ya se conocen casos de personas que fallecen y les encuentran estas sustancias en su organismo”.

Contrasta lo narrado con el debate nacional sobre las drogas. El Congreso históricamente se ha limitado a torpedear la regulación del cannabis y apostarle a la criminalización de todo lo demás. En épocas del presidente Iván Duque, Gobierno y Fiscalía anunciaron una lucha abierta contra el microtráfico e hicieron aprobar un Código de Policía bastante restrictivo, solo para fracasar en el intento. Mientras tanto, el enfoque de salud pública, que es necesario, ha sido abandonado a su suerte. Las organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico se han fortalecido, creando fronteras invisibles y administrando a su antojo el mercado ilegal. Necesitamos más educación, diálogos abiertos sobre consumo responsable, iniciativas como Échele Cabeza para testeo de sustancias y un cambio en la forma en que entendemos el problema. De lo contrario, seguiremos contando tragedias.

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Gerardo(55409)8 Apr 2023 - 7:34 p. m.
Como todo en Colombia se maneja con la mojigateria de las élites que consumen, trafican y se lucran de este mercado, pero que esconden la cabeza como el avestruz, cuando se plantea de frente la problemática, entonces nunca saldremos de este laberinto. Mientras los países del norte están hablando del Fentanilo y sus efectos adversos en la población, nosotros acá estamos todavía debatiendo si la mariguana medicinal, se aprueba o no. Siempre a la zaga de los grandes problemas.
Eduardo Sáenz Rovner(7668)8 Apr 2023 - 6:49 p. m.
Colombia no es una simple víctima del Imperio y las potencias occidentales. Sobre la participación de Colombia y los colombianos como actores centrales en la economía criminal del narcotráfico ver el siguiente libro, producto de una investigación en una veintena de archivos colombianos y norteamericanos, ESR, "Conexión Colombia. Una historia del narcotráfico entre los años 30 y los años 90" (CRÍTICA/Planeta, Bogotá, 2021): https://www.planetadelibros.com/libro-conexion-colombia/331013
Santiago(pa7oo)8 Apr 2023 - 5:44 p. m.
Hay que mencionar las drogas legales, aun más peligrosas. Y no me refiero al alcohol, sino a los opioides, que se adquieren sin receta en cualquier droguería. Como son drogas caras (150 mil una caja de 30 pastillas de hidrocodona 10mg) ellos están felices de vender estas drogas tan adictivas. A la industria farmacéutica por supuesto no le interesa que se hable de esto ni que se haga lo que se debe - y se hace en cualquier país decente - exigir la fómula médica para estas drogas.
Atenas(06773)8 Apr 2023 - 3:28 p. m.
En otro escenario, e igual referido al proclive acento q’ mantiene EE en pro de todo lo q’ huela a indignos pactos sin reparar en fatales efectos colaterales, justo el asunto q’ toca hoy sobre cuánto se ramifica el mundo de la coca, q’ en el país se ha multiplicado con el acuerdo del tartufo Santos, pregunto y sugiero: ¿X qué no darle cabida otra vez al enjundioso columnista q’ tuvo, J. E.Espinoza, q’ con tino anticipó el horror q’ con él venía y q’ de sus mañas sabía en ET? Ver EE 21/02/16.
luis(89686)8 Apr 2023 - 3:12 p. m.
Este sí es el verdadero problema que contribuye más a la ya alta descomposición del tejido social. La juventud vulnerable es la más perjudicada, señor Director.
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