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No, no hubo fraude electoral en la primera vuelta

02 de junio de 2022 - 05:00 a. m.
Los resultados del escrutinio confirman el buen trabajo de la Registraduría el domingo pasado. Insistir en lo contrario es jugar con candela. / Fotografía: Natalia Pedraza (EFE)
Los resultados del escrutinio confirman el buen trabajo de la Registraduría el domingo pasado. Insistir en lo contrario es jugar con candela. / Fotografía: Natalia Pedraza (EFE)
Foto: EFE - Natalia Pedraza

Tal vez celebramos demasiado rápido hace un par de días cuando, en este espacio, dijimos que se aplacaron los rumores del fraude electoral. En redes sociales ha empezado a rondar la noticia falsa de que Gustavo Petro habría ganado en primera vuelta, pero que sus votos, como ocurrió con el Pacto Histórico en el preconteo de marzo, habrían “desaparecido”. No ayuda, por supuesto, que representantes electas del movimiento de izquierda como María Fernanda Carrascal escriba en su cuenta de Twitter: “Les cuento que estamos recuperando votos con nuestros equipos en los escrutinios”. Hay que ser claros: la Registraduría, los observadores independientes y las campañas están de acuerdo en que el conteo fue transparente.

Los resultados del escrutinio demuestran que el supuesto fraude no existió. Alexánder Vega, registrador nacional, dijo: “Hay que darles un reconocimiento a las comisiones escrutadoras, porque de manera histórica la variación es del 0,1%. Quedó prácticamente igual”. Entonces lo dicho por la representante electa Carrascal camina una línea delgada entre decir una verdad, que hubo votos recuperados por errores en el preconteo, pero siembra la idea de que se trató de un problema mucho mayor del que es. Gustavo Petro sacó 8’541.617, mientras que en el preconteo la suma total fue de 8’527.768. Rodolfo Hernández obtuvo 12.000 votos más frente al preconteo.

Entonces, es irresponsable seguir dando fuego retórico a quienes buscan desconocer los resultados electorales. Es normal y común que haya ligeras diferencias entre el preconteo y el escrutinio que no tengan valor estadístico ni afecten el resultado final. Lo que no podía ocurrir es lo que pasó en marzo, cuando el registrador anunció una diferencia de un millón de votos. Dado que esa situación no se presentó, quienes insisten en minar la credibilidad de la Registraduría siguen jugando con candela. Gane quien gane en la segunda vuelta de unas semanas, el contrincante y sus copartidarios deberían estar comprometidos a reconocer los resultados. Es un acuerdo esencial de toda democracia.

La Misión de Observación Electoral de la Unión Europea, en voz del eurodiputado Javi López, dijo que “la jornada electoral estuvo bien organizada y las mejoras en su organización, que pudimos palpar y ver, han contribuido a superar un clima de desconfianza que habíamos percibido en el país en las últimas semanas”. En el informe que comentamos hace unos días, la Misión de Observación Electoral nacional dijo también que, pese a las irregularidades que están en todos los procesos electorales, hubo un mejor desempeño por parte de la Registraduría. Si hubiese motivos para la sospecha, estaríamos exigiendo mayores investigaciones, pero no es el caso.

Lo más probable es que el resultado de la segunda vuelta electoral sea apretado. En ese tipo de elecciones las reglas de la democracia y la legitimidad de las instituciones son claves para que el país vote con confianza. No minemos más sin razón la labor del Estado.

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