Que el precio del petróleo no nos nuble la razón

El Espectador
16 de mayo de 2018 - 03:30 a. m.
La recuperación de los precios de petróleo es una noticia que no podemos dejar de celebrar. Sin embargo, hay que tener presente que se trata de una situación muy volátil. / Pixabay
La recuperación de los precios de petróleo es una noticia que no podemos dejar de celebrar. Sin embargo, hay que tener presente que se trata de una situación muy volátil. / Pixabay

Han ido retornando los cantos de sirena durante estas semanas con precios altos del petróleo y el dólar también recuperándose en relación con el peso. Aunque el impulso da para seguir concentrando la atención en la exportación de barriles como sustento del Estado, vale la pena aprender de la experiencia y resistirse. Los esfuerzos recientes por diversificar las exportaciones de Colombia deben mantenerse y el nuevo gobierno no puede olvidar las lecciones de los años de derroche y poco ahorro.

Ayer se celebraron los seis años de la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos. Este pacto, el más importante para el país y uno de los que más críticas han recibido, ha servido para evidenciar las deficiencias económicas de Colombia, en particular la ausencia de diversidad en sus exportaciones.

Como contó El Espectador, en los primeros dos años el 70 % de las exportaciones de Colombia a Estados Unidos eran combustibles, mientras que lo que entraba al país eran principalmente manufacturas. Esto, como es bien conocido, motivó que, cuando se desplomaron los precios del crudo en el 2014, Colombia entrara en graves aprietos económicos para sostener la inversión estatal.

La buena noticia es que esa crisis fue la excusa necesaria para empezar a pensar una Colombia más allá del petróleo. Hay que darle crédito al Gobierno y al Ministerio de Hacienda: sus políticas de austeridad y responsabilidad fiscal, unidas a programas de incentivo de exportaciones a otros productos, han surtido buenos efectos.

Prueba de lo anterior es que las exportaciones no minero-energéticas crecieron 18 % entre 2012 y 2017, al pasar de US$3.415 millones a US$4.031 millones. Su peso en el total de exportaciones ha aumentado y representan ahora el 38,2 %. Esa tendencia debe continuar para garantizar la sostenibilidad de Colombia.

La recuperación de los precios del petróleo es una noticia que no podemos dejar de celebrar. Sin embargo, hay que tener presente que se trata de una situación muy volátil. Además, una de las lecciones que dejó la última crisis es que fue muy inconveniente que los gobiernos no aprovecharan las épocas de vacas gordas para ahorrar y planear financieramente a largo plazo. Ese será el reto del próximo gobierno, independientemente de quien ocupe el Palacio de Nariño.

El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, dijo que prefería ser prudente en la planeación del presupuesto para el 2019. Nuestra invitación es a que este tipo de actitud se convierta en la política económica de facto en el país. Los recursos con los que no se contaba son sin duda un alivio para una economía apretada, pero es razonable seguir planeando de manera conservadora.

Entonces, hay que resistir los cantos de sirenas. El petróleo dejará de ser el sustento del Estado, sea a corto plazo o en un mediano plazo cuando las reservas se agoten y/o el mundo haya terminado su transición a energías alternativas. Ante esa realidad ineludible, Colombia debe seguir diversificando e innovando. Ya hemos visto que sí es posible.

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Por El Espectador

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