A redoblar esfuerzos contra el plástico

El Espectador
04 de julio de 2019 - 04:13 p. m.
Pese a las críticas iniciales que despertó el impuesto a las bolsas plásticas, queda en evidencia que los colombianos ven esto como un incentivo para modificar sus hábitos de consumo. / Óscar García Cortés - El Espectador
Pese a las críticas iniciales que despertó el impuesto a las bolsas plásticas, queda en evidencia que los colombianos ven esto como un incentivo para modificar sus hábitos de consumo. / Óscar García Cortés - El Espectador

Las medidas que buscan modificar el consumo de plástico entre los colombianos están funcionando. En el marco del Día Mundial Sin Bolsas Plásticas, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) mostraron los resultados positivos de, entre otras cosas, el impuesto que se impuso a las bolsas plásticas. Es momento de celebrar, pero también de recordar que el Gobierno Nacional, las entidades territoriales, las empresas y los ciudadanos tienen todavía mucho por hacer.

Según el Gobierno, a diciembre de 2018 “se entregaron 513 millones de bolsas plásticas en las principales cadenas de supermercados, almacenes y droguerías objeto de seguimiento. Es decir, se dejaron de consumir 575 millones de este tipo de bolsas”. Reducir a la mitad el uso de las bolsas es un triunfo de celebrar, más en un país donde, de acuerdo a las estimaciones del Fondo Mundial para la Naturaleza, un colombiano gasta 288 bolsas al año”.

El Ministerio y la ANLA dijeron que seguirán impulsando la sustitución gradual con la meta de que en el 2020 se haya reemplazado el 100 % de las bolsas plásticas a las que se les aplicó el impuesto. Para ese fin se creó una Mesa Nacional para la Gestión Sostenible del Plástico, con presencia del Estado, universidades, asociaciones y organizaciones enfocadas en el tema ambiental.

Vemos dos lecciones que dejan estas cifras. Por un lado, pese a las críticas iniciales que despertó el impuesto a las bolsas plásticas, queda en evidencia que, cuando la regulación aprieta un poco, los colombianos ven esto como un incentivo para modificar sus hábitos de consumo. El resultado produce beneficios para el país entero y se deben seguir buscando maneras de propiciar la rápida transformación de Colombia en este aspecto. Las recientes prohibiciones del plástico aprobadas en lugares como San Andrés y Santa Marta no deben ser entorpecidas sin una discusión transparente que les otorgue soluciones tangibles a los ciudadanos.

Por otro lado, queda mucho camino por recorrer. Como escribió Juan Pablo Ruiz Soto para El Espectador, “el mundo está cambiando, debemos generar menos basura y emitir menos gases de efecto invernadero. Frente a este propósito, el sector empresarial y el transporte aéreo, en particular, tienen grandes retos”. Queremos ver a las grandes, medianas y pequeñas empresas colombianas adoptar medidas más ambiciosas que no solo cumplan con los índices internacionales de sostenibilidad, sino que cambien realmente la manera como consumimos plástico en el país.

El problema es urgente. Según datos de Greenpeace, “a nivel global, cada segundo más de 200 kilos de basura van a parar a los océanos del mundo y el 80 % proviene de la tierra”. Hace poco, en Colombia vimos esta realidad con la isla de basura que tapizó la playa de Puerto Colombia, en el Atlántico. La lucha contra el plástico no da espera y debe estar en el centro de la agenda de todos los actores contaminantes, que, en últimas, somos todos los habitantes del país.

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