El que se anunció como el debate del siglo, entre el presidente Donald Trump y su contendor, el exvicepresidente Joe Biden, terminó siendo un espectáculo lamentable. La arrogancia y la actitud pendenciera del actual mandatario impidieron que su oponente tuviera mayor espacio para expresar sus ideas y controvertir las de su oponente. Más que un sano ejercicio democrático, la presentación de los dos candidatos demostró el estado de polarización en el que Trump tiene sumido al país, como estrategia para asegurarse la reelección. Hasta el momento las encuestas no parecen darle la razón.
Aunque era previsible que el ocupante de la Casa Blanca fuera poco convencional, lo que ocurrió el martes en la noche sobrepasó todas las expectativas. Siguiendo un libreto, Trump se dedicó desde el inicio a levantar la voz e interrumpir de manera desagradable a Biden y al moderador, Chris Wallace, periodista de la cadena Fox News. Cuando el candidato republicano habla, se dirige a la línea dura de sus seguidores de la derecha o la ultraderecha, representada mayoritariamente por ciudadanos blancos, nacionalistas y xenófobos. El desorden que generó en el debate le permitió capotear los previsibles ataques de Biden, en especial con respecto a su pésimo desempeño frente a la pandemia del COVID-19, con más de 200.000 muertos, y a los señalamientos de no haber pagado impuestos en diez de los últimos 15 años, y haber pagado apenas US$750 en 2016 y 2017. Esto último impacta mucho a los trabajadores de los estados tradicionalmente demócratas que, cansados de la política tradicional, hace cuatro años le dieron el triunfo a Donald Trump. No tiene presentación que un hombre que se ufana de ser un gran empresario hecho a pulso quede como un fracasado y tramposo.
El debate había generado obvia expectativa. En medio de la pandemia, la ciudadanía tenía la oportunidad de ver a los dos contrincantes cara a cara. Con la proximidad de las elecciones, el 3 de noviembre, la mayoría de los votantes ya tienen claro su voto. Sin embargo, siempre hay un número de indecisos que pueden inclinar la balanza. En especial en Estados Unidos, donde el voto mayoritario no es el que necesariamente define al ganador, sino el voto de ciertos estados clave, por el número de representantes que llevan al Colegio Electoral, el cual define al ganador. Aunque los sondeos iniciales muestran a Joe Biden como el ganador del pasado martes, todavía no es claro si esto repercute en los votantes indecisos, en especial los de aquellos estados como Ohio, Wisconsin, Florida, Pensilvania, Míchigan y Texas, que pueden definir al ganador.
De otro lado, lo que continúa generando gran preocupación entre los demócratas, y los analistas en general, es la reiterada negativa de Donald Trump a reconocer desde ya el resultado electoral. Es esta la primera vez en la que un candidato presidencial, en este caso mandatario en ejercicio, pone en duda la transparencia y legitimidad del proceso electoral en el país del norte. Ya había insinuado algo similar hace cuatro años, pero en esta oportunidad se ha ido directamente contra el voto por correo, que ha operado sin cuestionamientos en todas las elecciones anteriores, en especial desde la guerra civil, en el siglo XIX, para que los militares pudieran ejercer su derecho a elegir.
A un mes de las elecciones, y aún con dos debates de por medio, todavía puede correr demasiada agua bajo el puente. El viernes anterior Donald Trump, acostumbrado a decir mentiras sin consecuencias, hizo unos señalamientos irresponsables en Florida, con tal de atraer el voto hispano, especialmente el de los colombianos que viven allí. Dijo que los expresidentes Juan Manuel Santos y Barack Obama y su oponente, Joe Biden, habían claudicado frente al narcoterrorismo por impulsar el Acuerdo de Paz. Y atacó al senador Gustavo Petro por apoyar a Biden. Aún se sigue esperando un pronunciamiento del Gobierno al respecto.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.
Nota del director. Necesitamos de lectores como usted para seguir haciendo un periodismo independiente y de calidad. Por favor, considere adquirir una suscripción digital y apostémosle al poder de la palabra.