Las reuniones que durante las últimas 48 horas ha liderado en la Casa de Nariño el polémico Armando Benedetti, jefe de despacho del presidente Gustavo Petro, con alrededor de un centenar de congresistas de distintas bancadas ha generado una implosión dentro de la oficialidad de los partidos.
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Benedetti se ha sentado a manteles con congresistas de partidos como el Liberal, el Conservador y La U que, pese a las órdenes de sus directivas, están dispuestos a negociar una participación en el Gobierno a cambio de votos en el Congreso. A los encuentros han asistido, por lo menos, 25 liberales, una veintena de conservadores y 17 parlamentarios de La U, entre representantes y senadores.
Y mientras eso ocurre, la institucionalidad de los partidos -con los casos particulares del expresidente César Gaviria y la senadora Nadia Blel, al frente del Liberal y el Conservador, respectivamente- ha rechazado de lleno esas movidas. E, incluso, ya dentro de cada colectividad se advierten sanciones a los representantes “en rebeldía”.
En ese contexto, el ala independiente de los congresistas de la Alianza Verde, impulsados por los nombramientos de Antonio Sanguino y María Fernanda Rojas como ministros de Trabajo y Transporte, formalizó la petición de separarse del partido.
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La senadora Angélica Lozano y las representantes Katherine Miranda, Catherine Juvinao, Carolina Giraldo, Cristian Avendaño y Alejandro García argumentaron que los petristas verdes no los tuvieron en cuenta. Es decir, sería un efecto de las negociaciones a cargo de Benedetti para recomponer un gabinete con una coalición más amplia.
Los encuentros, realizados sin declaraciones públicas ni fotos que den cuenta de los asistentes y que se han sucedido uno tras otro durante esta semana, se enmarcan en el esfuerzo del Ejecutivo por cultivar apoyos suficientes para que avance su agenda reformista. De hecho, Benedetti habría dado la indicación de que los parlamentarios no entren por la puerta principal de la Casa de Nariño para evitar el contacto con medios y que se filtre lo conversado.
Y es que, así no haya un apoyo por cuenta de las bancadas en una generalidad, los votos que estaría buscando conseguir el Gobierno en Benedetti sí podrían inclinar la balanza a favor de Petro. Por el lado de los liberales, al menos 25 de los 33 representantes se reunieron con Benedetti. En el caso de los conservadores fue una veintena. De La U asistieron alrededor de 17 personas, entre senadores y representantes. Y en la Alianza Verde habría, por lo menos, 15 votos en ambas corporaciones. Es decir, aún cuando el ambiente para proyectos como la reforma a la salud y la laboral parece adverso, se lograría alcanzar los apoyos necesarios para salvarlos.
Y es que mientras en palacio se habla del gabinete, a pocos pasos en el Capitolio, la coalición oficialista se mueve para que avancen las reformas. De hecho, por esto el Pacto Histórico, este miércoles, sentó su voz de protesta en la plenaria de la Cámara porque, por falta de la firma de los vicepresidentes Lina Garrido y Jorge Tovar, no se ha incluido en el orden del día la reforma a la salud, frenando su discusión.
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Sin embargo, las cuentas y movimientos chocan con las recientes declaraciones de los altos mandos de los partidos. En el caso concreto de los liberales y conservadores, los presidentes de las colectividades, el expresidente César Gaviria y la senadora Nadia Blel, respectivamente, han dicho que no planean aliarse con el Gobierno. Sin embargo, como se ve, hay un cortocircuito entre una y otras partes.
El Espectador buscó a las directivas de estos partidos para conocer en detalle si, ante esta posible desobediencia, habría repercusiones. No obstante, y como indicaron fuentes, uno de los inconvenientes es la falta de detalles en cuanto a quienes son los asistentes. Los copresidentes de La U, Alexander Vega y Clara Luz Roldán, no respondieron.
En el Partido Conservador, por otra parte, hay dificultades para definir una ruta con los representantes. Este miércoles, la colectividad azul emitió un comunicado en el que advirtió que “reuniones que habrían sostenido algunos congresistas con miembros del Gobierno Nacional, no representan al Partido Conservador, pues se trata de acciones individuales por las cuales cada uno deberá responder ante los militantes, la opinión y las instancias éticas que tiene colectividad”.
Sin embargo, dentro del partido hay dudas de cómo proceder. Este lunes, por lo menos 20 representantes se habrían reunido con Benedetti. Pero, pese a las indagaciones, nadie confirma quiénes estuvieron allí. Este medio pudo confirmar, no obstante, que ya se están moviendo para encontrar a quiénes estarían allí. De hecho, habría dos puntos de partida.
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El primero es el proceso abierto por la veedora del partido, María Eugenia Correa, a los representantes Alfredo Ape Cuello, Jorge Quevedo, Ciro Rodríguez, Daniel Restrepo, Ruth Caycedo, Fernando Niño y Gerardo Yepes en noviembre del año pasado por, precisamente, votar de manera positiva a la reforma pensional del Gobierno. Y el segundo es la supuesta contratación de cuotas de congresistas godos en entidades como la Superintendencia de Subsidios Familiares y en Ferrocarriles Nacionales de Colombia.
La situación es similar para los liberales. El expresidente César Gaviria, a finales de enero, anunció que su partido pasaba de ser de la coalición de Gobierno a la independencia con una solicitud formal ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). En ese momento, Petro y el hoy exministro del Interior Juan Fernando Cristo manifestaron que la decisión, al final, era de la bancada.
El Espectador buscó al expresidente para saber su postura frente a las negociaciones de algunos de sus copartidarios. Aunque no se pronunció directamente, desde su jefatura de prensa indicaron que “no interpretan la posición del partido” y compartieron una imagen blanca y roja con un mensaje que indica “somos oficialmente un partido independiente frente al gobierno de Gustavo Petro”. Sin embargo, no respondieron si habrá sanciones.
Además, y como lo contó este medio, pese a los reparos que hay, el Partido Liberal sí tendría cuotas en entidades como Positiva Compañía de Seguros, la Unidad para la Gestión Pensional y Parafiscales, y la Agencia Nacional de Hidrocarburos.
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Finalmente, la Alianza Verde, como se dijo, es el partido donde esa división se ha visto de forma más literal. Los rumores de una escisión vienen desde 2021, cuando en las filas de la colectividad discutían si apoyar a Sergio Fajardo o a Gustavo Petro. Pero no fue sino hasta ahora que hubo una movida real para que salga un sector del partido -que no dejará de existir aún si la escisión se concreta-.
El punto de quiebre en las filas verdes habría sido el encuentro de gobernadores en Dubái a la que asistió Petro. Allí coincidió con Carlos Amaya, gobernador de Boyacá y uno de los verdes que más se ha movido para fortalecer los vínculos de la colectividad con el Ejecutivo pese a que no lo apoyó en las elecciones. Y aunque este último dijo que se trató de una coincidencia, los dos habrían conversado sobre los nombramientos de verdes en el nuevo gabinete.
Casi a modo de reproche, durante el anuncio de la escisión varios de los congresistas independientes verdes aseguraron que los petristas de su partido tomaban decisiones sin tomarlos en cuenta. De allí que hayan formalizado el pedido para que la Dirección Nacional permita la escisión en un proceso que apenas comienza y que no se concretaría sino hasta finales del primer semestre de este año, según los cálculos más optimistas.
En todo caso, no es solo Benedetti quien se está moviendo. El Espectador confirmó que el ministro (e) del Interior, Gustavo García, se ha reunido con congresistas de distintos partidos. Eso sí, ha sido con un número significativamente menor de parlamentarios. De hecho, los dos funcionarios de Petro coincidieron, junto con el presidente, en la cumbre de gobernadores que se realiza en Villa de Leyva. Allí, los asistentes buscaban un diálogo más directo con Benedetti antes que con García.
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De todas maneras, García, que pareciera con un papel secundario en las negociaciones que están implosionando a varios partidos, aseguró que “considero de la mayor importancia el acercamiento de Casa de Nariño con las bancadas parlamentarias. De ellas esperamos lograr acercar el diálogo franco y abierto”.
En este panorama, y en una estrategia que apuesta por la “milimetría política”, que consiste en hablar con los congresistas uno a uno antes que con la institucionalidad partidista, independiente de las consecuencias que esto traiga a esas colectividades. Esto, sin dejar de lado el llamado de Petro a las calles, en una reedición de su apuesta por las protestas como una forma de defensa de su agenda.
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