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Campañas presidenciales rayan lo judicial

Mientras la Unidad Nacional y el Centro Democrático se baten en el fuego cruzado de acusaciones, quienes se aíslan de la disputa buscan pescar en río revuelto.

Felipe Morales Mogollón / Camilo Segura Álvarez
11 de mayo de 2014 - 02:00 a. m.

Comenzó la recta final de cara a la primera vuelta de las presidenciales. Los candidatos, ante las restricciones legales, tendrán que redoblar esfuerzos en sus correrías y eventos de campaña porque desde la próxima semana estos encuentros sólo podrán realizarse a puerta cerrada. Aparecerán las últimas encuestas y se marcarán las tendencias del electorado en una pelea que, durante la semana que termina, se centró en escándalos protagonizados por dos candidaturas. En medio de señalamientos que rayan lo judicial, las campañas que aún no han despegado buscan salir a flote sin participar del fuego cruzado.

La semana comenzó mal para la Unidad Nacional, del presidente Juan Manuel Santos. Por un lado, dos de sus principales estrategas de campaña, Germán Chica, director de la Federación Nacional de Departamentos, y el polémico J. J. Rendón se vieron envueltos en un escándalo por, supuestamente, haber recibido US$12 millones de manos de narcotraficantes a cambio de intermediar ante el Ejecutivo para entrar en un proceso de sometimiento a la justicia. Y, por el otro, las encuestas marcaron un empate técnico del mandatario con Óscar Iván Zuluaga, el candidato del Centro Democrático.

El uribismo, por su lado, fue señalado a las pocas horas. La Fiscalía realizó un allanamiento en el que cayó una oficina de espionaje ilegal que, se descubrió, trabajaba para la campaña de Óscar Iván Zuluaga. El mentor del candidato caldense, Luis Alfonso Hoyos, fue señalado por Noticias RCN de haber llevado información recolectada por esa misma oficina ilegal en contra del proceso de paz y del mismo presidente Santos. El hecho suscitó su renuncia y, así, las huestes del expresidente se vieron señaladas por supuestos actos de propaganda negra contra la Unidad Nacional y la negociación que se adelanta en La Habana.

En el centro de este escenario surgió la figura de Andrés Sepúlveda, el hacker que dirigía la supuesta empresa criminal. El uribismo trató de desviar el debate asegurando que el hacker había trabajado también para J. J. Rendón y Chica. No obstante, el hecho que hoy es objeto de investigación por el fiscal Eduardo Montealegre, y de debate por el país político, es el espionaje ilegal, y si éste, eventualmente, fue parte de la estrategia de la campaña del candidato a la Presidencia por el Centro Democrático.

Si por el lado de la Fiscalía las preocupaciones son para el uribismo, las de la Unidad Nacional vienen de la Procuraduría. Además de unas investigaciones relacionadas con la presunta repartija de presupuesto a cambio de favores electorales de los congresistas, el Ministerio Público abrió proceso contra el director de la Federación de Gobernadores, Germán Chica, por su eventual participación en el intento de ‘arreglo’ con los narcos. De esta manera, con el ingreso de los organismos judiciales y de control en el debate, las acusaciones excedieron lo político.

En el entretanto, las campañas de Enrique Peñalosa, Marta Lucia Ramírez y Clara López esperan despegar en medio de la polarización. Sólo uno de ellos, si el país no se divide al ritmo de la gazapera, podrá aprovechar el desgaste de la Unidad Nacional y el Centro Democrático, y entrar al abanico de los opcionados para llegar a segunda vuelta. Más cuando en las campañas auguran que esta semana el expresidente Uribe y los escuderos del presidente seguirán sacándose chispas y cobrando errores políticos o judiciales.

En las campañas, pero sobre todo en la ciudadanía, existe la percepción de que la espiral de acusaciones, y la negativa del presidente-candidato Santos y del verde Peñalosa a debatir en público, acabó con la posibilidad de cotejar ideas de gobierno. Ahora, la percepción es que el próximo 25 de mayo, en las urnas, se dará una especie de batalla entre dos fuerzas políticas que comparten una historia y hoy se ubican en orillas contrarias.

La orden en las campañas es el acuartelamiento de primer grado. Dar un paso en falso podría significar perder cualquier opción de entrar en la segunda vuelta de las presidenciales, un escenario casi seguro, pues ninguno de los candidatos logra, por lo menos en las encuestas, convencer a más del 50% de los electores.

Antes del 25 de mayo ocurrirán varios hechos que alterarán el ajedrez y, en esa medida, los pasos se miden con especial cautela. Un ciclo de conversaciones con las Farc que, para el Gobierno, podría terminar en un acuerdo sobre el punto drogas o, de lo contrario, menoscabar la confianza en el proceso; la posibilidad de que el Eln se sume a la mesa de La Habana; el desarrollo de los dos escándalos que se desataron esta semana, o nuevas decisiones judiciales en el caso del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro. Un campo minado por el que todos los candidatos transitarán.

 

 

@Felipeprensa

@CamiloSeguraA

Por Felipe Morales Mogollón / Camilo Segura Álvarez

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