¿Cómo le irá al uribismo en las elecciones?

Por primera vez, el Centro Democrático participa en elecciones de autoridades locales y regionales. Su apuesta apunta a concejos y asambleas.

Juan David Velasco *
24 de octubre de 2015 - 03:01 a. m.

De llegar a ser ciertas las encuestas, el uribismo no tendrá mucho éxito en las elecciones locales y regionales de este domingo 25 de octubre, pues sólo se auguran triunfos significativos en las alcaldías de Medellín y Manizales, con los candidatos Juan Carlos Vélez y Adriana Gutiérrez, respectivamente.

Sin embargo, la eficacia política del Centro Democrático no deberá evaluarse en términos de cuántas gobernaciones y alcaldías de capitales ganen, por varias razones. Primero, porque al ser un partido embrionario y con burocracias regionales en construcción (los directorios departamentales apenas terminaron de organizarse), su apuesta real está en la conquista de escaños en los cuerpos colegiados, como asambleas, concejos y juntas administradoras locales.

Por tanto, una de las estrategias del uribismo versa en ganar cargos públicos de los que depende la gobernabilidad regional, pues colonizando por lo menos una cuarta parte de un concejo o una asamblea, se puede presionar y chantajear efectivamente los planes de un alcalde o gobernador.

Precisamente por esa razón, el Centro Democrático fue el partido político que en estas elecciones presentó más listas cerradas sin opción de voto preferente a dichas corporaciones, pues la historia les ha demostrado que los votos de Álvaro Uribe es más fácil endosarlos en corporaciones que en cargos uninominales.

Segundo, hoy en día no se puede afirmar categóricamente que un partido político ganó y que otro perdió, ya que la gran mayoría de candidatos son de coalición. El meollo del asunto está en que dichas coaliciones varían mucho de región en región, pues así como Uribe apoya a candidatos igualmente respaldados por Germán Vargas Lleras en Barranquilla (Alejandro Char) y Cundinamarca (Nancy Patricia Gutiérrez), también tiene cartas que compiten directamente con los ungidos por el vargallerismo en Magdalena (con Jorge Luis López, que se opone a Rosa Cotes) y Meta (con Hernán Gómez Niño, que se opone a Darío Vásquez).

En ese sentido, la formación de “coaliciones agárralo-todo” en las regiones y la desideologización de los partidos políticos podrían ser capitalizadas por el uribismo, pues hay regiones donde los dos candidatos más opcionados para ganar la gobernación y la alcaldía capital son respaldados paralelamente por el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe.

Por ejemplo, en Pereira (Risaralda), el uribismo dividió sus equipos de trabajo: por un lado está un grupo liderado por el director departamental del Centro Democrático, Álvaro Ramírez González, quien está apoyando a Juan Pablo Gallo a la Alcaldía y a Sigifredo Salazar a la Gobernación; y por otro lado está el grupo liderado por el empresario Eduardo Castrillón (quien fue uno de los coordinadores de la campaña presidencial de Óscar Iván Zuluaga), que está patrocinando a Israel Londoño a la Alcaldía y a Víctor Manuel Tamayo a la Gobernación.

Lo mismo ocurre en el departamento de Huila, donde si bien el Centro Democrático avaló al empresario caficultor Rigoberto Ciceri, también tiene equipos de trabajo con Carlos Julio González, hermano de la exgobernadora Cielo González y candidato de Cambio Radical, con quien Uribe mantiene una relación de amistad.

Por tanto, esta estrategia de “pescar en río revuelto” podría asegurarles a los uribistas espacios importantes en algunas secretarías de gobernaciones o alcaldías de ciudades capitales, pues al fin y al cabo, en algunas zonas del país, con cara ganan y con sello también.

En conclusión, no es adecuado subestimar al Centro Democrático por las pocas gobernaciones o alcaldías capitales que eventualmente ganará. Su importancia como fuerza política radica en que puede ejercer oposición efectiva a los alcaldes y gobernadores de la Unidad Nacional, ya sea desde los cuerpos colegiados o ya sea dentro de ellos, pues muchos candidatos que están con el presidente Juan Manuel Santos y con Germán Vargas Lleras, también están siendo apoyados –bien sea de manera abierta o soterrada– por el uribismo.

*Profesor Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana.

Por Juan David Velasco *

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