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Diálogos con el Eln, una apuesta incluyente por la “paz total”

La negociación para conseguir la paz con la guerrilla del Eln comienza y hay mucho en juego para el gobierno Petro, que ha hecho del fin del conflicto su mayor objetivo. ¿Qué camino le espera al proceso? Expertos en conflictos y representantes de la Iglesia católica hablan al respecto.

Jhordan C. Rodríguez
20 de noviembre de 2022 - 02:00 a. m.
"Pablo Beltrán" y "Antonio García", jefes del Eln, y Danilo Rueda (der.), comisionado de Paz, en Caracas.  / AP
"Pablo Beltrán" y "Antonio García", jefes del Eln, y Danilo Rueda (der.), comisionado de Paz, en Caracas. / AP
Foto: AP - Ariana Cubillos

Las negociaciones entre el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y el gobierno de Gustavo Petro están por iniciar dentro de la iniciativa de “paz total” propuesta por el mandatario. Aunque lo que se ha visto hasta el momento es disposición y entendimiento entre las partes, quedan algunas dudas sobre cómo se desarrollarán y las movidas de los equipos negociadores que buscarán el fin del conflicto entre esa guerrilla y el Estado. El Espectador habló con expertos en conflicto, paz y democracia, así como representantes de la Iglesia católica, sobre el rumbo de los diálogos, los puntos claves de las conversaciones y los giros drásticos en los que se han sumado actores sorpresa.

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El Eln se puede considerar el actor armado más importante dentro de la propuesta de paz de Petro, ya que fue el primero en montarse al bus de la llamada “paz total” y por ser el único con ideología política en el territorio nacional. Así, como han avanzado las exploraciones, esta guerrilla será uno de los peldaños vitales de la iniciativa gubernamental para acabar con el conflicto en el país. Aun así, con todo aparentemente a favor para que los diálogos lleguen a buen fin, tanto el Estado como el grupo armado deben tener una serie de consideraciones para que la búsqueda de esa paz no fracase, como ha ocurrido en el pasado, poniendo una prueba de fuego para el primer gobierno de izquierda progresista que tiene Colombia.

Para María Angélica Bueno Cipagauta, politóloga y docente de la maestría de Estudios de Paz de la Pontificia Universidad Javeriana, lo primero que se debe tener en cuenta es que “Colombia ya cuenta con un largo camino de negociaciones con grupos armados al margen de la ley”, que han dejado varias lecciones aprendidas. Para la experta, algo fundamental será “incluir a diversos sectores políticos en el proceso”, cosa que, según ella, no pasó con las Farc en su momento, haciendo que las consecuencias fueran “nefastas, en especial al momento de la refrendación del mismo”. Además, dice ella, es necesario considerar “que el Eln de hoy no es el mismo de hace cuatro años”.

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La evolución en el último cuatrienio no fue solo por parte de la guerrilla, pues el nuevo Gobierno es sustancialmente diferente a la pasada administración, cuando los diálogos vieron su fin. Esto es un aspecto vital, pues de ahí dependerá el respeto en la mesa, de acuerdo con Carlos José Herrera, magíster en Estudios Políticos y doctor en Estudios de Paz, Conflictos y Democracia. “El Gobierno debe tener en cuenta varias cuestiones que son claves en cualquier proceso negociador: debe considerar al Eln un interlocutor válido, con el que se pretende resolver un problema de fondo del país”, manifiesta el experto.

Para el académico, tiene que ser claro desde el primer momento que “ni el Eln debe ser considerado por el Gobierno como una fuerza en rendición, ni el Gobierno debe ser considerado por el Eln como una institución ilegítima por el hecho de que la guerrilla esté en rebeldía”. A su vez, para el analista Víctor de Currea-Lugo, conocedor de este grupo armado, “se debe desechar la idea de andar comparando el proceso de las Farc con el del Eln, sabiendo que tanto en la formulación del proceso como en la implementación del Acuerdo de 2016, hay grandes vacíos que el Eln critica y que además, en la práctica, demuestran que no es posible negociar bajo el mismo esquema”.

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La apuesta que está haciendo Petro, en donde designó jefe negociador a Otty Patiño, escritor y exintegrante del M-19, es acertada para los analistas, quienes además señalan de ambiciosa y arriesgada, pero acertada, la inclusión de José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Nacional del Ganaderos (Fedegán), como parte de la mesa. Para Herrera, “si el jefe del gremio ganadero se suma al equipo negociador del Gobierno, será un gran paso adelante. Significa que Gobierno, guerrilla y ganaderos empiezan a mostrarle al país que, por difícil que sea, la paz se puede construir y esa construcción es entre opuestos”.

La polémica participación del esposo de la senadora María Fernanda Cabal, férrea opositora del presidente Petro, es para la docente Bueno “un mensaje de apertura para el diálogo”. En palabras de la experta, “los acuerdos se logran con quienes piensan diferente. Y en este caso la figura de Lafaurie representa un tema que ha estado en el centro de los temas del conflicto armado, como es el de la tierra; tiene una estrecha vinculación con los partidos de la oposición de extrema derecha y puede llevar esas voces disonantes para enriquecer la discusión”. Por su parte, Currea-Lugo señala que esto envía un mensaje claro, ya que “Lafaurie representa una parte del poder real, no del poder formal. Petro es el Gobierno, es cierto, pero Petro no es el poder”.

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Venezuela —donde se espera instalar la mesa de diálogos y es garante de las conversaciones— es, en opinión de los analistas, el mejor lugar para que estas charlas de paz vuelvan a ver la luz. Para la profesora Bueno, el país vecino “siempre ha sido un actor clave en los procesos de paz en Colombia. Su rol es una fortaleza, porque las dinámicas de frontera se han visto impactadas por las acciones del Eln y la resolución del conflicto pasa por incluir la movilidad, que es ampliamente conocida en esas zonas”. En este sentido, para el analista Herrera, el rol de Venezuela “no va a ser fácil. Y no solo porque la guerrilla opere en territorio vecino. La legitimidad internacional del gobierno del presidente Maduro es precaria, pero indiscutiblemente puede jugar un rol favorable, como lo jugó en el proceso de negociación con las Farc”.

En caso de que los diálogos lleguen a buen fin, como se espera, vendrá otro reto que es señalado por monseñor Héctor Fabio Henao, quien ha acompañado los primeros acercamientos con esta guerrilla. En su opinión, “la participación de la sociedad civil es un factor clave para asegurar la sostenibilidad de los acuerdos de paz. Es importante que haya una pedagogía desde el inicio y luego que se escuchen las voces de los distintos sectores para que aporten a la construcción de paz”. Aun así, no desconoce que “las negociaciones tienen un nivel de exigencia muy alto y pueden presentar dificultades al momento de construir visiones compartidas y metas que sean realizables”, pero confía en que “desde todos esos sectores se acoja el llamado que se ha hecho a iniciar diálogos y formas de acercamiento”.

Con la expectativa a flor de piel, pues el nuevo gobierno tiene todo jugado para conseguir por fin la paz con esta guerrilla, solo resta esperar cómo resultan las movidas del presidente Petro. El papel de Venezuela, país que ha recuperado protagonismo para Colombia, y el del presidente de la agremiación de ganaderos serán vitales para que los primeros escalones de la anhelada paz total, que comienza con el Eln, se superen de la mejor manera.

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