Sin haber tenido una reunión de partido o discutirlo con los congresistas electos, el expresidente César Gaviria decidió que el Partido Liberal hará parte de la coalición que acompañará la bancada de gobierno en el Congreso. Con ese paso el Pacto Histórico podría asegurar las mayorías en el legislativo, algo clave para tramitar las reformas que prometió en campaña, pero el movimiento continúa acercándose a otros partidos como el Conservador, la U, MIRA e incluso el uribismo, con el fin de construir lo que denominaron como “acuerdo nacional”.
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La decisión de Gaviria no cayó bien entre algunos congresistas liberales, que mediante una carta le recordaron al expresidente la importancia de que las determinaciones se tomen escuchando a la bancada, teniendo en cuenta que es una de las más grandes (15 curules en Senado y 32 en Cámara, a falta de que concluya el escrutinio y se conozca la conformación oficial del Congreso).
“Si bien respetamos la autoridad que se deriva de su rol como director general del partido, no compartimos y rechazamos de forma tajante las decisiones inconsultas con la bancada de de senadores en ejercicio y electos para el próximo periodo constitucional”, se lee en la misiva que tiene las firmas de los senadores Juan Diego Echavarría, Jaime Enrique Durán y Alejandro Carlos Chacón.
Según los congresistas, por la “relevancia histórica” del liberalismo se espera que las decisiones cuenten con toda la legitimidad necesaria que da el diálogo interno. “Las decisiones que oportunamente cuenten con la bancada o sean fruto de la participación de compromisarios, garantizarían la representación de todas las tendencias ideológicas del partido, así como de quienes participaron activamente en la elección del hoy presidente electo Gustavo Petro”, añaden, solicitando además replantear los compromisos establecidos.
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Fuentes del liberalismo comentan que parte de la molestia surge porque antes de las elecciones, Gaviria designó a unos compromisarios y anuncio la decisión de ser parte de la bancada de gobierno. Todo sin ningún tipo consenso, y aún cuando la bancada sí realizó un proceso autónomo de diálogo y llegó a redactar una carta a Gaviria pidiéndole que se declararan partido de gobierno y que iniciara las gestiones para ello.
En esa carta, un bloque de 20 congresistas electos le había solicitado a Gaviria declararse como partido de gobierno una vez Petro inicie su mandato. “Esta declaración atiende al sentir de buena parte de nuestra base electoral, que nos hace hoy la primera fuerza del país y que acompañó en las urnas la candidatura de Gustavo Petro y Francia Márquez”, escribieron en la carta.
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Al manifiesto se sumaron liberales “rebeldes” que estarán en el Congreso los próximos cuatro años (a partir del próximo 20 de julio) y que desde un principio estuvieron en desacuerdo con decisiones que tomó Gaviria como el apoyo que brindó a Federico Gutiérrez en la primera vuelta y A Rodolfo Hernández en segunda. Desde aquel entonces cuando Gaviria le cerró la puerta a una posible alianza con el Pacto Histórico, los congresistas disidentes se apartaron de su orden y apoyaron, en su mayoría, a Petro.
Incluso, en esa puja, algunos miembro del trapo rojo llegaron a sugerir que era momento de que Gaviria diera un paso al costado y el partido escogiera a un nuevo director, pues muchos sienten que ya no los representa.