Lo que viene realizando la vicepresidente Francia Márquez para no terminar eclipsada en el epílogo de la presidencia de Gustavo Petro, por cuenta de los ruidos cada vez más frecuentes que rodean esa relación, está enfocado en mostrar gestión administrativa y de paso explorar caminos que le permitan tener espacio electoral en los próximos comicios.
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Los diálogos que viene realizando la funcionaria en ambos frentes comenzaron hace ya unas semanas y tienen un capítulo muy fuerte en el Pacífico, la región de donde es oriunda y en la que ha concentrado la mayor parte de sus luchas. Incluso, según lo reconoció ella misma, es en esta zona donde más críticas ha recibido desde que llegó al Gobierno por la violencia y ausencia de Estado que la permea.
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Por eso, no es gratuito que esté explorando vías con aliados que, al igual que ella, ahora tienen roces con el actual inquilino de la Casa de Nariño y han venido dejando la primera administración de izquierda pura en el país en medio de duras diferencias con el grueso del Ejecutivo.
Uno de ellos es el exsenador Alexander López Maya, quien ahora trabaja con la Procuraduría de Gregorio Eljach. Lo que se busca es que la incidencia que tiene en el Valle y otros departamentos de esta región derive en un proceso electoral que les dé vida como una alternativa de la izquierda que representa el progresismo de Petro.
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Y ahí también es clave lo que viene realizando el ahora exdirector de Prosperidad Social Gustavo Bolívar, quien en todo caso mantiene puentes con el Pacto Histórico y analiza la viabilidad de lanzar una aspiración presidencial que –desde ya– contaría con el respaldo de Márquez y López Maya. Incluso, este último alcanzó a sonar como un posible jefe de debate.
Una de las cartas que se han analizado está relacionada con comenzar un proceso de recolección de firmas que permita darle vida jurídica a una colectividad que los lleve al tarjetón de 2026, ya que el Consejo de Estado tumbó hace unas semanas la personería jurídica de Soy porque Somos, partido que lideraba la vicepresidenta.
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En ese proceso tienen un papel político clave, aunque aún en plena construcción, los exmandatarios regionales Daniel Quintero y Carlos Caicedo, dos líderes que si bien tienen duras polémicas –incluso judiciales– a cuestas, quieren aprovechar el caudal electoral de sus zonas de influencia para explotar una apuesta nacional. De hecho, los dos también perdieron las personerías de sus partidos: Independientes y Fuerza Ciudadana, respectivamente.
Aquí es clave un hecho registrado precisamente este martes. Caicedo, a través de sus redes, salió a criticar con fuerza a otros exfuncionarios que han salido del gobierno Petro y que tienen intenciones de estar en los tarjetones de las próximas elecciones.
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“Salen de nuevo a cazar beneficios, a intentar engañar al pueblo con discursos vacíos. Son los vampiros de la política. Ahí están Roy Barreras, Mauricio Lizcano y Luis Gilberto Murillo; ya exprimieron al Gobierno hasta el límite y ahora buscan dónde colarse para seguir viviendo del poder”, fue su mensaje contra el exembajador y los dos exministros.
Pero el tema no para ahí. Precisamente este mismo martes, un par de horas antes del mensaje de Caicedo, comenzó a circular una comunicación que se le atribuyó a un grupo de mujeres afrodescendientes que tendrían inconformismo con el presidente Petro y la forma en que ha eclipsado a la vicepresidenta Márquez.
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El documento no tiene ninguna firma, pero se le atribuye a una agrupación denominada “Movimiento Nacional Social y Política de Mujeres Negras, Afrocolombianas, Negras, Palanqueras y Raizales en nuestras identidades diversas”. Fuentes del entorno palaciego aseguran que es una agrupación que se quiere hacer ver cercana a Márquez para presionar a Petro.
“Señor presidente Gustavo Petro, le convocamos a encontrarse con nosotras. Desde el Movimiento de Mujeres Negras podemos exponerles todas las modalidades de racismo, misoginia y violencias a las que hemos sido sometidas por sus colaboradores gubernamentales”, se lee en uno de los nueve párrafos del comunicado que no tiene firmas.
Y esa frase coincide con una reciente queja pública que, precisamente desde el Valle, lanzó la vicepresidenta Márquez, quien dijo que en el Gobierno del presidente Petro “hay racismo” y que varios de sus funcionarios –aunque no dio nombres propios– han intentado golpear su gestión. ¿Coincidencia?
Lo que en todo caso queda sobre el tintero, y encaja con la segunda punta de la estrategia, es en cómo mostrar gestión. Márquez estuvo al frente del Ministerio de la Igualdad –el cual ayudó a construir desde cero– por más de 10 meses y, con bemoles, la ejecución de esa cartera no superó el 3 o 4 por ciento, lo que motivó varias críticas y debates de control político.
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Incluso, cuando Petro le notificó a Márquez que la relevaría de ese ministerio para dejar a Carlos Rosero, el actual líder de la cartera, la vicepresidenta le dijo al presidente que le diera más tiempo porque ahora sí se iban a ver resultados y los créditos se los llevaría su sucesor.
En paralelo a ese episodio, y pese a ser aliados de vieja data, Márquez y Rosero terminaron enfrentados y, como lo ha documentado este diario, con una relación fría y de señalamientos tácitos sobre las responsabilidades de por qué no avanzan temas claves, como Jóvenes en Paz, que el propio Petro calificó de “fracaso”.
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Es por eso que ahora se le ve a la vicepresidenta un perfil mucho más regional, con eventos y citas en territorio constantes –sin descuidar su agenda en Bogotá–, con el fin de que se note que su labor durante este tiempo en el poder sí puede dar réditos.
Incluso, hay expectativa porque Petro y Márquez podrían coincidir este 30 de mayo en la llamada “Semana del Gran Caribe”, la cual se realiza en Cartagena y que contaría con la presencia de la canciller Laura Sarabia, otra funcionaria con la que la vicepresidenta ha tenido duros choques.
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En todo caso, mientras Francia Márquez busca caminos para no perder el protagonismo electoral y de paso mostrar que sí tiene capacidad administrativa, Gustavo Petro y sus aliados hacen la misma tarea. Un ejemplo de esto último fue el video del abogado y excandidato Ali Bantú Ashanti, el cual contiene una alta carga de crítica a la vicepresidenta y que el jefe de Estado ayudó a difundir.
Eso deriva en que, inevitablemente –a menos que tiendan un puente que por ahora parece no estar ni en fase de planos– su relación termine congelándose en medio de las notorias diferencias que tienen y que dejaron en el olvido una llave que motivó en gran parte que la primera administración de izquierda pura se autodenominara “Gobierno del cambio”; ahora bien, en política y en especial en la que se dirime en urnas nunca hay puntos finales.
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