La Casa de Nariño ya le notificó al Capitolio que está dispuesta a usar todo en su arsenal para lograr destrabar las reformas y otros proyectos de interés que tiene estancados desde hace varios meses en el Congreso, incluyendo su gobernabilidad. Por instrucción directa del presidente de Gustavo Petro, no solo están siguiendo minuto a minuto la reunión que tuvo lugar este lunes sobre el agendamiento de la reforma a la salud, sino que ya tienen encasilladas sus iniciativas, cada una con una estrategia diferente, para recibir el guiño del Legislativo.
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La pelea, de todas formas, no se libra en un solo frente, sino en tres, y para cada uno ya se están tratando de bajar las tensiones que resultan de una relación fragmentada del jefe de Estado con los congresistas. Y es que no ha ayudado que en X, Petro ya ha señalado a los legisladores de “filibusteros” y ha hecho explícita su intención de pasar a un “paredón digital” a quienes voten en negativo sus proyectos.
No es casualidad que en la recta final del Gobierno hayan entrado al campo de juego funcionarios que cuentan con maestría en el manejo del Congreso y, encima, cumpliendo las cuotas políticas que le permitan sumar apoyos a la Casa de Nariño. El ministro del Interior designado, Armando Benedetti —cuya posesión todavía está pendiente, aunque ya hay decreto oficializando su nombramiento desde el 1 de marzo— comenzó a moverse con su llegada como jefe de despacho y desde la semana pasada reunió a las bancadas de la Cámara para ver si recibía el guiño para el agendamiento de la reforma a la salud.
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Aunque esa corporación legislativa solía ser la que más le caminaba al Ejecutivo, pues allí cuenta con las mayorías, la pelea de la mesa directiva por el articulado dejó paralizada, al menos temporalmente, la capacidad de acción de la Casa de Nariño para lograr su aprobación en la plenaria. Y es que, a pesar de que el presidente de la corporación, Jaime Raúl Salamanca (Alianza Verde), tenga una marcada afiliación al “Gobierno del cambio”, sin la mayoría de la mesa directiva no ha podido lograr que entre al orden del día. El panorama, de todas formas, podría cambiar.
El oficialismo espera que la resolución 370 del 28 de febrero de 2025, con la que el Ministerio de Salud estableció la creación de una mesa de trabajo para revisar la Unidad de Pago por Capitación (UPC), logre restarle a la confrontación que existe actualmente en la plenaria. Pero no todos en la mesa directiva están tan convencidos: la segunda vicepresidenta, Lina María Garrido (Cambio Radical), ha dicho que no se agendará el articulado hasta que se cumpla otra de sus condiciones, la del aval fiscal que tendría que haber presentado el Ministerio de Hacienda. Precisamente, este lunes radicó una tutela para que la cartera, encabezada por Diego Guevara, dé respuesta a una solicitud en esa materia que se hizo el pasado 2 de diciembre, cuando Ricardo Bonilla todavía era el titular.
Lo cierto es que quien podrá decidir sobre la reforma es el vicepresidente, Jorge Rodrigo Tovar (Citrep), quien inclinaría la balanza para cualquiera de los dos lados. Eso sí, aunque aplaudió el acatamiento del Minsalud a la orden de la Corte Constitucional, ya dejó en firme que la reforma se discutirá en los tiempos del Congreso y, en una reunión previa con Benedetti, enfatizó en que sería la mesa directiva la que decidiría sobre el orden del día, no el Gobierno.
Posterior a la reunión que ocurrió este lunes entre los integrantes de la mesa directiva, se conoció que Tovar firmó el orden del día que incluía la reforma a la salud. Así, el articulado, al que le quedan 32 artículos por discutir, volverá a la plenaria.
Pero ese no ha sido el único proyecto aplazado. El tercer debate de la reforma laboral también está en veremos por un pulso que se ha librado en la Comisión Séptima del Senado para lograr que el articulado no tenga el mismo destino que la primera reforma a la salud. Es un temor no menor, pues si bien se demoró su agendamiento para que el Gobierno pudiera comenzar a sumar apoyos, el panorama está para que se configure la misma situación de una ponencia de archivo que podría hundir el texto, especialmente cuando le quedan poco más de tres meses para los dos debates restantes en la cámara que más ha sentado oposición a las iniciativas del Ejecutivo.
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Pero las cargas todavía no han terminado por ajustarse y el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, está tratando de mover la balanza para que quienes todavía están indecisos se adhieran a la ponencia positiva, que ya fue radicada. Y es, de todas formas, conocedor de cómo jugar en el campo del Legislativo, pues fue senador hasta 2022, y tiene el respaldo de un sector de los verdes.
Para la reforma a la salud que se hundió el pasado marzo, los senadores Nadia Blel, José Alfredo Marín (ambos del Partido Conservador), Miguel Ángel Pinto Hernández (Partido Liberal), Beatriz Lorena Ríos (Colombia Justa Libres), Sor Berenice Bedoya (ASI), Norma Hurtado (Partido de la U), Honorio Henríquez y Josué Alirio Barrera (Centro Democrático) firmaron esa ponencia de archivo. Pero no todos esos votos negativos están asegurados para hundir la reforma laboral.
El partido de Ríos ha dicho que solo tomará una decisión después de un “juicioso análisis y estudio”, así como de la realización de las mesas técnicas para evaluar los impactos de la reforma. El mismo Sanguino participó en una de ellas y mantuvo diálogo con la senadora, quien, de todas formas, enfatizó en la preocupación que genera que no esté clara la viabilidad fiscal de la iniciativa. La situación pinta igual para Hurtado, quien adelantó una audiencia pública propia y ha hecho énfasis en las cifras de informalidad en el país, pero la posibilidad de que presente una firma negativa no es definitiva y se inclinaría por una alternativa.
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La situación con la ley ordinaria de la jurisdicción agraria va por la misma fila: no ha entrado a la agenda de ninguna de las plenarias, a pesar de que ha sido uno de los proyectos del Ejecutivo con mayor apoyo bipartidista y, por el momento, parece haber quedado en segundo plano en medio de la lucha entre el Congreso y la Casa de Nariño. Y allí es otro de los debates en los que se pondrán a prueba los oficios de Benedetti para consolidar esos apoyos que se lograron en los debates conjuntos de comisiones primeras y extrapolarlos a las dos cámaras.
En todo caso, los nuevos ministros llegan con la tarea de meterle el acelerador a esos debates, especialmente en el año preelectoral. La presión está en dejar al menos otra reforma en firme, pues ya la reforma pensional no tiene un panorama favorable ante la Corte Constitucional, aunque una decisión definitiva todavía se tardaría por el concepto que está pendiente de la Procuraduría.
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