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Un verdadero huracán político ha desatado una serie de grabaciones divulgadas por W Radio. Son casi una veintena de audios que protagoniza el barón electoral de Cartagena, Vicente Blel, padre de la senadora Nadia Blel Scaff y del actual candidato a la Gobernación de Bolívar Vicente Blel Scaff.
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En las grabaciones se le escucha hablar descarnadamente de cómo se hace política con los dineros de los contratos y de la repartija burocrática en que han convertido el departamento, su capital y todas las entidades públicas, en las que se asignan cuotas a los más influyentes caciques regionales, entre ellos el presidente del Congreso, Lidio García, la senadora Daira Galvis y la familia García Zuccardi, compuestas por dos parapolíticos que heredaron sus votos a su hijo Andrés García Zuccardi, ahora senador.
Los indicios de corrupción también involucran al actual gobernador de Bolívar, Dumek Turbay Paz, primo del senador Lidio García. Sin embargo, en medio de semejante revuelo electoral, el exsenador Vicente Blel llegó tranquilamente a desayunar a un exclusivo restaurante de la Zona G de Bogotá. A esa misma hora W Radio revelaba una docena de audios que lo comprometen personalmente, así como a su hijo y sus aliados políticos, en asuntos de posible corrupción. Con tranquilidad que raya en el cinismo, Blel respondió a todos los cuestionamientos.
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¿Qué opina de las grabaciones que se han dado a conocer, en las que usted aparece hablando de la política local de una manera tan descarnada?
Esos son agentes provocadores. En la Costa se utiliza mucho. Agente provocador es, por ejemplo, que estamos reunidos aquí y alguien pregunta: ¿qué opina de x tema? O dice: fulano dice que tú eres tal cosa. Entonces uno se desboca a hablar de la persona. Eso es normal en esta época y en todas las reuniones sociales. Cuando tú asistes a una reunión y estás en una mesa y el otro está en otra, y alguien dice: pregúntale sobre tal cosa, di que fulano dijo.
Esos son agentes provocadores, no son pruebas. Muchas de esas cosas que aparecen en las grabaciones son expresiones que se lanzan en común, sobre todo en la Costa. A veces alguien dice: fulano es tal cosa, y uno le agrega: es un marica, un flojo, tal cosa.
Pero usted aparece hablando de contratos, de coimas, de burocracia...
No, la única expresión comprometedora que lancé fue que dije que los negros eran muy flojos, porque la plata se la gastaban los sábados y los domingos, y el lunes no tenían recursos. Es un problema educacional, pero no quiere decir que uno haya herido sus susceptibilidades de que sean afros, sino que educacionalmente —por idiosincrasia— ellos no tratan de mejorar su modus vivendi. Ellos trabajan y lo que trabajan se lo gastan los fines de semana.
Si vas a los barrios populares de Cartagena, encuentras el picó, la grabadora, todo el mundo tomando cerveza, tomando licor. Eso es lo que quise expresar, pero en ningún momento quise ofender, sino que hay que tratar de mejorar el nivel educacional sobre toda esa población. Por ejemplo, ahí en Palenque la gente dice que la que trabaja es la mujer, que los hombres no trabajan.
Es decir, no se arrepiente de lo que dijo, porque lo que uno percibe es que usted fue despectivo con los afros...
No, lo que dije fue eso, que eran flojos. Es una expresión. Tengo varios amigos que trabajan en política y les digo: ustedes sí son flojos, no joda, trabajen. Si quiere le doy los nombres y puede entrevistar a todos en Cartagena. Ellos saben que yo los trato así para que mejoren su situación.
Pero, señor Blel, en esas grabaciones cualquiera interpreta que usted es el pulpo de la contratación en todo Bolívar, que tiene nóminas y contratistas...
No tengo ninguna sociedad con nadie. La única sociedad que yo tengo es la conyugal. A mí me han investigado en todas las formas y nunca han encontrado que he sido socio de alguien. Pueden revisar en la Cámara de Comercio, en todos los procesos licitatorios, si aparece algún miembro de mi familia. Si de algo me he cuidado es de eso, de no estar incluido en ningún proceso de contratación.
Se le oye decir que tiene entidades, que la nómina de tal o cual entidad es suya...
En política, la gente lo busca a uno para recomendación. Colombia es un país político y aquí a quien no tiene recomendación política no lo atienden en ninguna parte. Puede ser muy buen profesional, pero hasta para entrar a un centro hospitalario, si no tienes una recomendación de alguien que conozca al director, al gerente o al jefe de urgencias, no te lo atienden. Se queda ahí y se muere. Por eso existe el paseo de la muerte. Eso no es nuevo.
Nosotros vivimos en Colombia, un país subdesarrollado. Esto no es Austria, ni Bélgica. Así es, y tú no lo vas a cambiar. Primero hay que cambiar la educación. Por eso vamos a insistir en que a la gente hay que educarla desde la etapa preescolar para que pueda progresar. Acá no vamos a decir que el país va a mejorar porque hagamos infraestructura. Lo que necesitamos mejorar es educacionalmente. Mira cómo los países asiáticos han progresado: con educación. Tú vas a Corea y un niño de nueve años ya habla cinco y seis idiomas. Aquí en Colombia, un niño de esa edad apenas habla el español.
Dijo el presidente del Congreso, Lidio García, que usted es un mitómano redomado. ¿Qué le responde?
No, a veces uno en política tiene que echar mentira piadosa, porque la gente quiere que uno le resuelva todos los problemas.
¿A qué se refiere? ¿Quién echa mentiras piadosas: él o usted?
Todo el mundo. Todos. Aquí nadie puede decir que siempre dice la verdad. A veces en política te llega la gente y te dice: quiero que me consigas esto, que me dé esto, que me dé lo otro. Te pasa una serie de requerimientos y tú, por salir del paso, le dices que sí. Después te dicen: tú eres un mentiroso que me prometió esto y no cumpliste.
Eso pasa en la política, por el nivel cultural nuestro, porque aquí no se vota por programas sino por favores. Los políticos en el país lo hacen por vocación de servicio. Quien no tiene vocación de servicio no progresa en política. Yo estuve 20 años ejerciendo mi profesión de médico, fui concejal de Cartagena cuando era ad honorem, y de ahí pasé, porque los amigos me lo recomendaron, al Congreso. Me mantuve cuatro períodos y después los hijos míos. Mi vocación ha sido la del servicio. Nadie puede decir que a mí me dio algo, que yo incidí en un contrato.
Entonces, ¿todas esas grabaciones qué son: mentiras?
Agentes provocadores.
Pero usted es el que aparece hablando...
No me entiendes. Es un agente provocador, es como tú. Estamos acá y alguien dice que tú eres un periodista que recibe dinero para sacar noticias. Entonces te emputas y dices un poco de barbaridades. Eso fue lo que pasó conmigo. Agente provocador. Esa figura existe en derecho, porque cuando a ti te provocan, tú lanzas expresiones ofensivas, pero quiere decir que te provocaron. O alguien dice: todos los políticos son bandidos, pues usted se va contra las personas.
Pero es que usted no está hablando mal de una persona en particular, sino que aparece hablando de negocios, de transacciones. Unas conversaciones que parecen más propias de la mafia que de un político...
No, no, no. Nunca te pueden decir que incidí en una contratación. Por ejemplo, una expresión que lancé contra el alcalde de Cartagena, que dije que era un delincuente. Me preguntaron por qué. Porque hicimos un pacto y el que quedara de la terna ayudaba a los otros, y no cumplió. Lo tomé como si fuera un delincuente por incumplimiento, pero no porque sea un hampón, sino que no cumplió el compromiso.
Si los tres estamos peleando una posición, y el jefe, el que da los nombres, dice: si no quedas tú, le das una posición al señor y otra para mí. Porque nadie va a poner su nombre para que no le den nada. Aquí ha pasado en el Gobierno Nacional: cuando el señor Pedro Medellín fue candidato a la Contraloría y no quedó, lo nombraron embajador en Inglaterra, y a la otra que estaba ahí, que era la señora Mery Luz Londoño, la nombraron en Etesa.
¿Y quiénes son entonces esos agentes provocadores?
Los contrarios políticos. Estamos en una competencia y la gente aprovecha lo más mínimo para tratar de buscar la forma de desacreditar a la otra campaña. Eso es normal y te sacan todo. En esta época te sacan lo más mínimo.
Y sí que está usted en un buen lío, hasta le van a retirar el apoyo político a su hijo...
No se lo pueden retirar porque no está incluido en nada.
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Mejor dicho, en medio de esta tormenta y usted ni se despeluca... Ha sido tendencia en Colombia que es un corrupto y se le ve desayunando en La Bagatelle...
Desayuno tranquilamente. Me condenaron por parapolítica y la Corte Suprema no me conoció, fue por un anónimo. Tú justificas que eso es correcto, en un país donde supuestamente opera la Constitución. Uno de los que me condenaron está huyendo en Canadá, que es el doctor Leonidas Bustos. ¿Eso te parece normal? Yo sé que me condenaron injustamente...
¿Injustamente?
No hubo pruebas.
¿Y los testimonios de los paramilitares?
No hubo testigos.
Pero hay amplias declaraciones en contra suya...
Cuando nosotros fuimos a hablar con el comisionado de Paz —porque en Bolívar las Autodefensas no dejaban que se hiciera proselitismo político— hablamos el doctor Eduardo Espinosa, firmamos una carta. Como ya había firmado el Pacto de Ralito y era septiembre, es como el tratado de La Habana. ¿O la gente no fue a hablar a La Habana? ¿Cuántos no fueron a hablar con los guerrilleros?
Ese tratado de Ralito se firmó en junio, y nosotros fuimos en septiembre. Ya les habían quitado las órdenes de captura a todos los jefes paramilitares, como se las quitaron a los elenos y a los de la Farc, y la gente iba a hablar con ellos, normal. Es más, los Santos se la pasaban en Ralito, Juan Manuel y Pacho, antes del tratado, y cuando los fue a investigar la Corte dijeron que fueron como periodistas. Entonces, para ellos no pasa nada, pero a nosotros, que fuimos después del tratado, nos condenaron. Nosotros fuimos a decir que nos dejaran participar en política, que no obstruyeran el proceso democrático de las elecciones.
¿Entonces fueron a pedir condiciones de seguridad para hacer campaña?
En ese entonces no había presencia militar en casi 500 municipios. Aquí se mejoró la seguridad en el gobierno Uribe. No se podía transitar en la carretera. Uribe empezó con las caravanas por Colombia y mandaba el Ejército para uno poder viajar.
¿Eso quiere decir que usted se siente un perseguido político?
Toda la vida me han perseguido. Será por los triunfos obtenidos. Yo soy hoy un político de vocación, no de negocio. A mí me investigaron la Fiscalía, la Corte, me pusieron todos los delitos habidos y por haber, y no encontraron ninguno. Al final dijeron: vamos a joderlo por parapolítica, que es lo más fácil.