La expedición para la ejecución de las promesas

El nuevo gobierno tiene como gran reto demostrar que una administración alternativa tiene igual o mejor capacidad de ejecución que los gobiernos de centro-derecha. El primer tramo del mandato de Gustavo Petro será esencial: si no hay reforma tributaria no podrá cumplir buena parte de sus promesas de campaña.

Felipe García Altamar
07 de agosto de 2022 - 02:03 a. m.
El Pacto Histórico, con 48 curules, tiene la bancada más grande del Congreso. / Mauricio Alvarado
El Pacto Histórico, con 48 curules, tiene la bancada más grande del Congreso. / Mauricio Alvarado
Foto: Mauricio Alvarado / El... - Mauricio Alvarado

Dicen que las primeras veces siempre son especiales. Y hoy, por primera vez en la historia de Colombia, se posesiona un gobierno con orígenes alternativos, que será liderado por Gustavo Petro y Francia Márquez, pero que recoge una larguísima lista de movimientos y tendencias políticas. Poco a poco, incluso luego de hacer campaña por otras candidaturas derrotadas en las urnas, esa variedad de grupos políticos se sumaron al Pacto Histórico y lo que desde allí bautizaron “acuerdo nacional”. No es otra cosa que la consolidación de un bloque legislativo lo suficientemente rígido para que las reformas prometidas en campaña no tengan ningún desliz en el Congreso. Reformas, además, estructurales y que tocarán muchos intereses de alto nivel. De ahí la importancia de la bancada oficialista, que se empezó a aceitar desde la elección de Petro y de cuyo proceso se apersonó Roy Barreras, elegido después como presidente del Senado.

Las transformaciones que planteó el nuevo gobierno en las campañas a Congreso y Presidencia son más que ambiciosas. No obstante, como antecedente está la alcaldía de Petro en Bogotá, para la que también se hicieron promesas extraordinarias. Y en los primeros 100 días, que suelen ser uno de los medidores del rumbo de cada administración, el entonces alcalde mantenía una férrea defensa sobre proyectos que según él estaban próximos a andar: el metro ligero de la carrera Séptima, dos troncales de Transmilenio y el SITP. Las dos primeras iniciativas no existen y la tercera recién se concluyó.

Claro, en su alcaldía Petro tuvo un Concejo en contra que le hundió la mayoría de proyectos. Eso a la larga derivó en el bajo porcentaje de ejecución, que desde entonces le han reclamado. Y es ahí donde está la clave para que no le ocurra lo mismo en la Presidencia, por lo que uno de los primeros asuntos por atender es cómo mantener engranada la máquina legislativa que, por ahora, no ha sido la aplanadora que muchos predecían. Tuvieron victorias como las presidencias de Senado y Cámara y el debate sobre el Acuerdo de Escazú, pero también salieron derrotados con el tema de la selección de la próxima cabeza de la Contraloría.

Al ser el acuerdo nacional una alianza tan variopinta, Laura Wills, directora del proyecto Congreso Visible de la Universidad de los Andes, sostiene que para lograr el reto de mantenerse estable será vital conservar la tónica de inclusión que han tenido hasta ahora. “Hay un desafío muy grande, porque es una coalición diversa, grande y heterogénea. Ahí hay roles fundamentales tanto de los presidentes de Senado (Roy Barreras) y Cámara (David Racero), como del mismo Petro, para lograr mantener esa coalición. ¿Cómo? Cumpliendo los compromisos con los partidos”.

Solo así, según analistas, el gobierno Petro podrá ufanarse al final de su mandato de haber cumplido al menos las promesas más importantes, y para las que ya hay un plan de acción que se evaluará en esos primeros 100 días. Temas como la implementación de un modelo preventivo y predictivo de salud, la suspensión de los pilotos y proyectos de fracking, el impulso al Acuerdo de Escazú, la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo y los avances en los diálogos con el Eln y la construcción de la “paz total”, son solo algunas acciones que, de acuerdo con el equipo de empalme, se tendrían que haber logrado en esa primera medición de la administración.

Parte de esto, además de los proyectos sociales y de infraestructura, tienen una sola clave: la aprobación de la reforma tributaria. Este proyecto seguramente se presentará horas después de la posesión presidencial y es calificado por el senador Gustavo Bolívar, una de las cabezas de la guardia pretoriana​ de Petro, como “la piedra angular del gobierno” y al que le centrarán todas las energías. Bolívar, en Senado, presidirá la Comisión Tercera y en la Cámara lo hará Katherine Miranda, quien estuvo en el equipo de debate del hoy presidente, por lo que se augura un trámite benévolo y prioritario a dicha iniciativa.

“Nada tiene sentido sin la tributaria”, dice Juan Pablo Milanese, director del departamento de Estudios Políticos de la Universidad Icesi. Para el académico, el tema no solo será muy urgente, sino que producirá mucha tensión. Por eso coincide con Wills en que el robustecimiento de la coalición de gobierno será la llave para asegurarse de la aprobación de esta reforma. “Eso implica transacciones. No se puede concebir una coalición sin algún tipo de transacción. Ya iremos viendo cuáles serán, pero indefectiblemente habrá”, añade.

Y es que además de la tributaria, que “en noviembre o antes” debería estar aprobada, en este primer período legislativo el Gobierno espera tener aprobadas las reformas rural y política. Por ahora, según Milanese, “no se ve un Congreso recalcitrante”, pero sin duda tendrá que haber una priorización para adelantar esos y los demás proyectos complementarios para la primera evaluación de gobierno Petro. “Tienen que discutir muy rápido proyectos que conoceremos seguro el mismo domingo, sobre los más de 100 que se han planteado. Este semestre es clave para sacar adelante iniciativas. Hay riesgos, no sé si de disolución, pero sí habrá integrantes de acuerdo nacional que se harán a un lado en algunos proyectos”, añade Wills.

Otra visión es que esos problemas suelen ser normales al inicio y que el gran reto de los primeros días será poner a marchar el aparato estatal y avanzar en la construcción del Plan Nacional de Desarrollo. Eso concluye Andrés Dávila, director del Departamento de Ciencia Política de la U. Javeriana, quien considera este inicio como “puros procesos de acomodamiento, como unas placas tectónicas. Es normal que haya temblores”. Bajo su óptica, además del avance de las reformas, lo que se evaluará en el primer tramo de la administración es el talante y estilo de gobierno que tendrá Petro.

Felipe García Altamar

Por Felipe García Altamar

Bogotano. Periodista de Uninpahu. Vinculado a El Espectador desde 2014. fgarcia@elespectador.com

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