Una de las grandes deudas históricas del Congreso de la República ha sido sacar adelante una reforma política que perfeccione las reglas del juego político y electoral en el país. De alguna manera —y es algo en lo que han coincidido desde siempre los analistas y organizaciones conocedoras del asunto— los políticos han sido incapaces de reformarse ellos mismos.
Esa es la razón por la que, legislatura tras legislatura, las iniciativas en ese sentido terminan hundidas. Bajo ese contexto, este miércoles dio su primer paso un nuevo intento por transformar el panorama político colombiano en la Comisión Primera de la Cámara.
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Entre muchas otras cosas, la propuesta que avanza en el Legislativo trae varios elementos que ya se incluían en iniciativas anteriores y está por verse si logra surtir todo el largo proceso para que sea una realidad a partir del 2023.
¿Cuáles son los puntos más importantes que pasaron el primer debate? El representante José Daniel López, de Cambio Radical y quien es el coordinador de ponentes de la reforma, explica cuatro puntos importantes de la reforma, como lo son la eliminación del voto preferente, la democracia interna de los partidos, las listas paritarias y el denominado Senado “regional”.
¿Qué significa la eliminación del voto preferente?
Eso quiere decir que desde 2023 los ciudadanos van a votar por los partidos políticos y no por los candidatos a las corporaciones. De esta manera se reducen los riesgos de corrupción porque no estarán miles de candidatos buscando financiación para sus campañas al mismo tiempo. Primero, habrá una coherencia ideológica de los partidos y eso se traduce en que los ciudadanos depositarán su voto de acuerdo con los partidos con los que se identifican. Además, los líderes más visibles ya no buscarán su brillo personal, sino que su credibilidad se transforme en votos para sus partidos.
¿Eso implica una lista cerrada? ¿Cómo evitar la llamada “dictadura del bolígrafo”, en la que los jefes de los partidos arman las listas a sus antojos?
Sí, la reforma obliga a la lista cerrada, y solo funciona si se acompaña con la democratización interna de los partidos. Es decir, que no sean los jefes los que armen las listas de acuerdo con sus amistades y sus cercanías, sino que sea a través de consultas internas, abiertas o convenciones, para que los partidos sean, a través de mayorías, los que conformen las listas.
¿Se podría decir que habría elecciones primarias, como en otros países?
Lo que esa parte de la reforma quiere decir es que se deben establecer procesos de democracia interna. La especificidad de eso la debe desarrollar una ley estatutaria. Pero, por ejemplo, uno no puede obligar a un partido como el Polo Democrático, que selecciona a sus candidatos por convenciones, a que se sometan a una consulta abierta. Necesitamos una ley estatutaria que determine las reglas del juego para esas formas de democracia interna.
¿Por qué es importante la aprobación de las listas paritarias por género, o las conocidas listas cremalleras? ¿La mitad de los candidatos serán mujeres y la otra mitad, hombres?
Significa eso, pero, además, que deben ir alternados en el orden de la lista: si la cabeza de lista es una mujer, el segundo será un hombre y la tercera será una mujer. La Ley de Cuotas sirvió para que más mujeres se candidatizaran, pero no para que muchas más accedan al poder. Tenemos cerca de 11 % de mujeres concejales y 12 % alcaldesas, la brecha entre la aspiración y la elegibilidad es gigantesca. La única forma para aumentar eso es que la lista sea paritaria y los candidatos estén intercalados por género.
¿De qué trata la propuesta del Senado regional? Se ha criticado el hecho que se incrementarían las curules.
Quiero dividir este tema en dos. Primero, se trata de reconocer la necesidad de que las regiones más apartadas del país, que son las más golpeadas por el conflicto armado, las que más necesitaban la reforma de las curules para las víctimas, estén representadas en el Senado. Al Senado, si bien es una organización de representación regional, en la práctica sólo acceden las regiones más pobladas. Por eso es necesario crear curules para las regiones.
Allí surge una discusión sobre si esto debe ir de la mano con la creación de nuevas curules. Lo que haré para el segundo debate es llevar una propuesta para que no se creen 12 nuevas curules, sino que esas 12 curules se sustraigan de las 100 que son de circunscripción nacional, es decir, serían sólo 88 curules de circunscripción nacional.