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“Perdón Bojayá”: Farc

Un grupo de comandantes de las Farc viajó a Bellavista, Chocó, a ofrecer excusas y asumir su responsabilidad por la muerte de 79 personas.

Alfredo Molano Jimeno
07 de diciembre de 2015 - 02:29 a. m.

Doce años y ocho meses han pasado desde aquel trágico 2 de mayo de 2002, cuando un cilindro lanzado por las Farc cayó en la iglesia de Bellavista, Chocó. El hecho, ocurrido en un enfrentamiento entre la guerrilla y los paramilitares, dejó 79 personas muertas, de las cuales 48 eran niños, y pasó a la historia del conflicto como la masacre de Bojayá. Ayer, un grupo de comandantes de las Farc, encabezado por Pastor Alape, miembros del secretariado, ofreció excusas a las víctimas en la misma catedral que aquella noche se convirtió en monumento del dolor y la muerte.

El evento fue organizado en completo sigilo por la comunidad de Bojayá, con el apoyo de Naciones Unidas. Sólo hasta el sábado en la noche se conoció que comandantes de las Farc asistirían a Bojayá para realizar un acto de responsabilidad por este grave crimen y ofrecer a las víctimas, cara a cara, su perdón y arrepentimiento. “Fue un evento emotivo. Muy importante para la reconciliación del país. Es un primer evento de reconocimiento de responsabilidad en campo y fue valioso”, detalló una fuente que presenció el acto.

Cerca del mediodía, transportados en un helicóptero de la Cruz Roja, llegaron a Vigia del Fuerte los comandantes guerrilleros Pastor Alape, Pablo Atrato, Benkos Bioho, Matías Aldecoa, Érika, Isaías Trujillo y Antonio. Cruzaron el río Atrato en lancha y se dirigieron a las ruinas del antiguo caserío. Bajo las paredes derruidas aquel 2 de mayo, la comandancia de las Farc asumió responsabilidad, ofreció excusas y pide el perdón de los sobrevivientes, los huérfanos y las viudas de esas 79 personas, pero además de los más de 100 heridos y de los cerca de 6.000 habitantes que se desplazaron en los aciagos días de enfrentamientos.

“El evento se organizó como un acto privado. El Gobierno fue invitado y asistieron en su representación el alto comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo; la directora de la Unidad de Víctimas, Paula Gaviria, y el defensor del Pueblo, Jorge Armando Otálora. También fueron invitados los representantes de los países garantes y acompañantes del proceso de paz”, refirió una fuente.

“El acto empezó sobre la 1:00 de la tarde y se inició con una obra de teatro que narra lo ocurrido, luego vinieron las cantaoras con sus letanías. Por último vinieron las palabras de las Farc. Tomó el micrófono Pastor Alape, quien en un sentido discurso sostuvo que eso nunca debió haber ocurrido y ofreció excusas. Dos veces se le quebró la voz: una cuando habló de los guerrilleros que murieron ese día, y otra cuando ofreció perdón”, relató otro testigo del acto.

Esta es la primera vez que las Farc piden perdón a las víctimas en el lugar mismo donde ocurrieron los trágicos hechos. “A los pobladores de Bojayá les llegó el perdón 13 años después de enterrar sus muertos. Les llegó sin cámaras y sin espectáculos, fue acto íntimo de reconciliación, donde la honestidad fue la regla de oro y la promesa del nunca más el objetivo”, explicó la misma fuente.

Y es que lo ocurrido hace más de una década fue una tragedia en la que las Farc, los paramilitares y el Estado tuvieron responsabilidades. Uno de los testimonios que quedará en la memoria de los colombianos es aquel que reconstruyó las voz de una guerrillera, que en la madrugada después de la masacre, llorando y de rodillas, decía: “Dios, qué hemos hecho”.

Los testigos de aquella noche han recordado una y otra vez cómo aquella noche los paramilitares que se enfrentaban a la guerrilla utilizaron la iglesia como escudo humano; y la comunidad tampoco ha olvidado que fueron muchas las alertas que se elevaron a la Fuerza Pública y distintas entidades del Estado para que evitarán la tragedia, pero nunca hubo respuesta.

Estas versiones han sido parte del proceso judicial. Precisamente por esto, el pasado 3 de septiembre, la Sección Cuarta del Consejo de Estado confirmó la condena a la Nación por la mascare de Bojayá. En el fallo se pidió investigar la responsabilidad de la comandancia de las Farc, de los paramilitares, del propio presidente Andrés Pastrana y de la cadena de mando del las Fuerzas Militares.

Es por esto que en la decisión del máximo tribunal se pide abrir investigaciones de responsabilidad a los exministros de Defensa Gustavo Bell Lemus, y del Interior, Armando Estrada Villa. Valga resaltar que el propio Bell ha sido el embajador de Colombia en Cuba durante todo el proceso de paz entre el Gobierno y las Farc. Una situación similar le ocurre al entonces comandante del Ejército, general (r) Jorge Enrique Mora Rangel, a quien se le investiga por la masacre al tiempo que forma parte de la delegación de paz del Gobierno en La Habana. El otro general involucrado es el excomandante de las Fuerzas Militares Fernando Tapias.

Es así como casi 13 años después de que el país fuera testigo de uno de los episodios más trágicos de nuestra historia reciente, la guerrilla de las Farc ofreció perdón por los daños causados al pacífico pueblo chocoano de la orilla del Atrato, que vivió estupefacto la arremetida de la guerra.

Por Alfredo Molano Jimeno

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