La Casa de Nariño avanza en su propósito de que se hagan públicos documentos que contendrían secretos de algunos de los principales episodios de la guerra en Colombia. Por eso, el presidente Gustavo Petro le pidió a Estados Unidos que revele toda la información que posee sobre el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, perpetrado el 9 de abril de 1948.
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El Espectador confirmó con fuentes en Washington y en Bogotá que, si bien elevó la petición desde septiembre del año pasado, solo se conoció hasta ahora ante la expectativa de si el trámite continuará con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Y es que si bien la petición fue recibida -sin una respuesta negativa o positiva- cuando Joe Biden estaba en la Oficina Oval, será la actual administración, con la que Petro ya tuvo un fuerte choque, la que decidirá si revela la información.
No se trata de un evento menor. En Colombia se ha dado un fuerte debate en torno al comienzo de la violencia, y el magnicidio del caudillo liberal es, según algunos estudiosos de la historia y el conflicto nacional, un punto de partida. Sin embargo, otros aseguran que su asesinato fue una consecuencia de una primera etapa de la violencia. Y otros, como quedó consignado en el informe final de la Comisión de la Verdad, lo ubican en 1958.
En todo caso, la petición, revelada por este medio, es una prueba más del interés del presidente Petro por los archivos secretos. Como también se contó en las páginas de este diario, el jefe de Estado está interesado porque se desclasifiquen documentos del extinto DAS en poder del Archivo General. Se trata de, por lo menos, 16.000 metros lineales de documentos; lo que implica manejar cerca de 57.544 cajas y 47.829 medios tecnológicos; es decir, computadores, disquetes, discos, casetes, VHS y otros aparatos.
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La petición de que se publiquen los archivos que tienen las agencias de seguridad gringas sobre el asesinato de Gaitán, la hizo Petro junto con otro histórico episodio no solo para el país, sino, incluso, para su vida política: la toma, a manos de la guerrilla del M-19 (de la que Petro fue militante) y retoma del Palacio de Justicia en 1985.
“He pedido desclasificar los archivos secretos de los EEUU para el año 1985. Espero que EEUU ayude a la verdad”, escribió el jefe de Estado en su cuenta en X, en diciembre pasado. Pero en esa petición, como confirmaron desde Estados Unidos a El Espectador, también se incluyeron otros episodios. En la carta que se le envió al gobierno estadounidense se habló también de archivos con información sobre “los orígenes del conflicto colombiano”.
La administración Biden confirmó haber recibido la solicitud. Sin embargo, como se dijo, ahora la pelota está en la cancha de Trump para que se dé una decisión de fondo. Y, en todo caso, habría antecedentes que le dan esperanza al presidente Petro en su interés porque Estados Unidos revele documentos sobre el asesinato del liberal que denunció la Masacre de las Bananeras en 1928.
En la andanada de órdenes ejecutivas que firmó Donald Trump tan pronto se posesionó como presidente, una fue para desclasificar los archivos de tres homicidios que han dado forma al relato de nación de ese país: los de los hermanos John F. y Robert Kennedy y el de Martin Luther King Jr.
“Sus familias y el pueblo estadounidense merecen transparencia y verdad. Es de interés nacional que se publiquen finalmente y sin demora todos los registros”, quedó consignada en la orden de Trump.
Y este no es el único episodio con el que Petro ha demostrado un interés en Gaitán, a quien ha referenciado en más de un discurso. El jefe de Estado nombró a la nieta del caudillo liberal, María Gaitán Valencia, como la directora del Centro Nacional de Memoria Histórica. En este cargo, tal y como lo contó este medio, la arquitecta ha apostado porque el conflicto se estudie con el asesinato de Gaitán como un punto de partida.
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Durante un evento, en el marco de los 75 años del magnicidio, el presidente Petro, quien se conectó de manera virtual, reiteró su intención de construir el Exploratorio Nacional en la casa del político, asegurando que “nosotros debemos revivir a Gaitán”.
Y este lunes, además, la directora del CNMH renunció como delegataria del Gobierno en la mesa con el Clan del Golfo, a través de una dura carta al alto comisionado de Paz, Otty Patiño. El motivo fue, precisamente, su abuelo. El grupo narcoparamilitar ha insistido en utilizar la imagen del prócer liberal para justificar su carácter político. Ante la negativa de dejar de hacerlo, Gaitán Valencia optó por no participar más en el proceso. (Ver balcón)
Además, en marzo del año pasado, Petro también se fue lanza en ristre contra el Clan del Golfo por su uso de Gaitán: “A ellos no les gusta que les llamen Clan del Golfo, sino gaitanistas, pero es que Gaitán era un revolucionario, está mal usado el nombre, Gaitán no era un traqueto; hay mucha distancia entre traquetear y ser una gaitanista. Un gaitanista es un hombre al servicio del pueblo, de los pobres, de los necesitados, no es el que comercia con cocaína y con inmigrantes”.
Para conocer su posición sobre la solicitud del Gobierno del que hace parte, El Espectador buscó a la directora del CNMH y nieta de Gaitán, quien confirmó que su familia hizo la petición al Gobierno Petro y que estaba al tanto de que este la trasladó a la administración estadounidense. Pero que, además, no es al primer presidente al que acuden.
“La familia Gaitán, particularmente Gloria Gaitán, siempre ha solicitado a todos los gobiernos de Estados Unidos, que desclasifiquen toda la información que tengan sobre Jorge Luis Gaitán y su asesinato. Porque a lo largo de los años nos ha llegado por distintos lugares información sobre la posible complicidad de la CIA y el FBI en el complot”, dice.
Este medio también buscó al padre Francisco de Roux, quien estuvo al frente de la Comisión de la Verdad, quien no habló al respecto. Y a Álvaro Villarraga, hoy director técnico para la Construcción de Memoria Histórica del CNMH, quien explicó que no podía responder a los mensajes.
Quien sí habló fue Gonzalo Sánchez, el historiador que fungió como primer director del Centro de Memoria Histórica y ha estudiado el conflicto armado. A su juicio, la petición, más allá de que se pudiera conocer a ciencia cierta quiénes dieron la orden de asesinarlo, corresponde a un interés en los símbolos.
“Lo hace primero, porque tiene una herencia política que se movió mucho en el nivel de los símbolos, como lo fue el M-19 en relación con todos los actores armados. Lo segundo es que, por ser el primer gobierno de izquierda, se siente legitimado para hacer la pregunta y más obligado a hacer la pregunta fundamental del siglo XX: quién mató a Gaitán”, explica.
Se trata, dice, de un símbolo. Y este gobierno es, en definitiva, proclive al simbolismo, como lo ha mostrado el interés de Petro en el sombrero de Carlos Pizarro o en la espada de Bolívar. E, incluso, lo demuestra la coincidencia del 9 de abril, como el día en que murió Gaitán y el día de las elecciones en las que Gustavo Rojas Pinilla perdió frente a Misael Pastrana y que dio pie
Y añade: “Buscaría darle respaldo a un símbolo del relato del origen de la violencia, que en sí mismo también es complicado. Pero explicar el asesinato de Gaitán es una cosa pero otra es explicar el origen de la violencia”.
En todo caso, no es la primera vez que se habla de la desclasificación de los archivos, por una supuesta responsabilidad de Estados Unidos en el magnicidio. Durante los 90 y principios de los 2000, el abogado Paul Wolf pidió, vía tribunales, que se desclasificaran documentos de la CIA en los que, supuestamente, se hablaba de la identidad del asesino.
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Así, mientras llega una respuesta del gobierno de Donald Trump -con el que ya se habría normalizado las relaciones-, el presidente se sigue moviendo para que se desclasifiquen en ese país archivos sobre la toma del Palacio de Justicia y, en Colombia, documentos inéditos del DAS y otros que están en los anaqueles de instituciones colombianas y que revelarían capítulos de la historia paramilitar en el país.
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