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A pesar de que en su primer debate la reforma tributaria fue aprobada sin mayores cambios, hoy es toda una incógnita si pasará el segundo debate que se realizará en las plenarias de Senado y Cámara. El ambiente está enrarecido por cuenta de los múltiples reparos sobre la iniciativa, que plantearon los partidos tradicionales que hacen parte de la bancada de gobierno (Liberal, Conservador y de la U), y que tienen en sus manos la reforma más importante para el Gobierno Petro, a tal punto que muchos congresistas del oficialismo la consideran como una “piedra angular” ya que de esta depende el cumplimiento de muchas de las promesas de campaña.
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El revés de la reforma empezó con los duros cuestionamientos que hizo el expresidente César Gaviria, líder del partido Liberal, quien planteó una serie de preocupaciones sobre el proyecto que busca un recaudo de $22 billones. Entre muchos de sus reparos se destacan los impuestos a alimentos ultraprocesados, a las pensiones e hidrocarburos, la tributación de las personas naturales, el pago de regalías, el impuesto de renta para las zonas francas, impuestos a las pensiones, al patrimonio, el ICA y el 4 x 1.000.
Las críticas de la cabeza del Partido Liberal fueron la cuota inicial de las dudas que luego surgieron sobre la iniciativa del Gobierno Petro, ya no solo por parte del liberalismo sino de los otros partidos tradicionales. Entre esos está el Partido de la U, que hace una semana se reunió para discutir su postura para el segundo debate, en un encuentro en el que se definieron varios inamovibles como el monto a recaudar y algunos tributos que plantea la iniciativa en temas como megapensiones, iglesias, donación de alimentos, zonas francas, profesiones independientes e hidrocarburos.
El tema del impuesto a las iglesias, planteado por la representante Katherine Miranda (Alianza Verde), es uno de los puntos que más controversia ha causado. No obstante, luego de reuniones entre el Gobierno y algunas bancadas como los liberales y la U, todo indica que este tributo no se incluirá en la reforma fiscal. Tampoco se incluirá, como ya dijo el presidente Gustavo Petro esta semana, un impuesto a las pensiones ni se modificará la sobretasa del impuesto de renta para empresas del sector petrolero y carbonífero.
Pero todavía son varios los peros de los partidos tradicionales que, sumados, pueden inclinar la balanza hacia la aprobación o hundimiento de la iniciativa. Y esta semana será decisiva para saber si mantienen esas líneas rojas o llegan a ciertos consensos con el Gobierno para destrabar la aprobación de la reforma. Este lunes podría haber varios anuncios, pues se llevará a cabo una reunión entre los coordinadores y ponentes del proyecto. El encuentro se llevará a cabo en el Ministerio de Hacienda a partir de las 10:00 a.m.
También este lunes se prevén reuniones de las bancadas liberal y de la U, con el fin de discutir cómo votarán la reforma. Se podría decir que las bancadas están en un punto medio, pues como fruto de los encuentros durante la semana pasada se obtuvieron algunas victorias para dichos partidos.
La eliminación de los impuestos a iglesias, al comercio electrónico, de beneficios exclusivos a la industria cinematográfica y mantener beneficios a las zonas francas, fueron los logros de los congresistas del trapo rojo que, no obstante, se sostienen en su postura negativa en temas como el ICA, el 4 x 1.000 y los “impuestos saludables”.
En cuanto al Partido de la U se destaca la supresión de los tributos a las donaciones a entidades sin ánimo de lucro, en especial a los bancos de alimentos, y también a los impuestos a iglesias. También acordaron con el Gobierno eliminar de la reforma tributaria algunas cargas a la donación de alimentos, zonas francas, y mantener en el régimen simple las profesiones independientes cuyos ingresos no superen los $500 millones anuales.
Los votos ya cantados a la reforma son los del “primer anillo” de la bancada de gobierno (Pacto Histórico y Alianza Verde), que por supuesto darán su voto positivo al proyecto, y los de la oposición (Centro Democrático y Liga de Gobernantes Anticorrupción) que junto a Cambio Radical se la jugarán por hundir el proyecto que, vale recordar, cuenta con mensaje de urgencia y espera ser aprobado antes de la segunda semana de noviembre.