Una telaraña de disgustos entre el ministro del Interior, Armando Benedetti, y la bancada del Pacto Histórico marcó el inicio de la última legislatura. No han sido pocas las entradas y salidas de congresistas oficialistas de la Casa de La Giralda, sede de la cartera, para subsanar una relación entre aliados que empezó a calentarse con los resultados poco favorables en el Congreso en esta semana y un remezón ministerial inminente.
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El centro de la cuestión es, esencialmente, un cruce de versiones sobre la responsabilidad en la elección de mesas directivas y de presidentes de comisiones que serán claves para los proyectos que impulsará el gobierno de Gustavo Petro. Por ser el año conocido como el menos eficiente en temas de producción legislativa, el Ejecutivo necesita más aliados en esas dignidades para ponerle el acelerador a sus iniciativas.
Aunque Benedetti tiene en el cinturón la aprobación de la reforma laboral —con una estrategia de presión en las calles y con dos versiones de consulta popular — e incluso la de la pensional en su segundo round en la plenaria de la Cámara, todavía tiene pendientes. Con la reforma a la salud estancada para su tercer debate y la pensional en vilo por una decisión del magistrado de la Corte Constitucional Jorge Enrique Ibáñez para aplazar la discusión, la presión crece para el mininterior.
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“La ley se aprobó dos veces en el Congreso. Impedir su aplicación es un simple golpe de estado. Dudar de la palabra del presidente de la Cámara de Representantes y del presidente de la República es de una grosería inmensa”, aseguró el jefe de Estado en su cuenta de X.
Y ese remezón que se cocina incluiría a Benedetti, según las pistas que dejó el mismo ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, quien este miércoles ya lo llamó “canciller”. El cambio es visto con buenos ojos por parte del jefe de la cartera encargada de la política, pues, según conoció este diario, el golpe de un maratónico periodo de sesiones en la primera mitad del año, así como la agenda que se prepara, hicieron mella en el interés de Benedetti de mantenerse en el ministerio encargado del grueso de la actividad legislativa en el último año del “Gobierno del cambio”.
Pasar de La Giralda al Palacio de San Carlos permitiría bajar las tensiones conocidas entre él y quien llegó a reemplazarlo en la jefatura del despacho presidencial, Alfredo Saade, cuyo poder se ha ido ampliando desde que aterrizó en la Casa de Nariño y figura como el actual encargado del nuevo esquema de pasaportes.
Mientras ese cambio ocurre, la atención del Ministerio del Interior está dirigida a dos pulsos que no han terminado de concretarse: la Comisión Primera de Cámara y la Comisión Séptima de Senado. Precisamente, desde la cámara baja es donde ha venido una gran parte del disgusto contra el ministro, pues ya habría recibido reclamos desde que el representante Juan Sebastián Gómez (Nuevo Liberalismo) se llevó la primera vicepresidencia por encima de Norman Bañol (de la curul indígena por MAIS).
Los votos fueron dicientes: el primero obtuvo 108, mientras el segundo recibió 72, en una diferencia que superó la votación para la presidencia de la Cámara, en la que el representante Julián López —al que el Gobierno le dio el guiño— tuvo 104 apoyos. De acuerdo con fuentes en la bancada que hablaron con El Espectador, el Ministerio del Interior “no hizo una campaña fuerte” por Bañol y la cosa se complica cuando el panorama da para que la firma de Gómez y la del segundo vicepresidente, Daniel Carvalho, puedan frenar las discusiones que involucren proyectos del Gobierno.
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Y si bien se dice desde los pasillos del Congreso que “ese problema no es de la bancada”, la pelea en la Comisión Primera sí tocó fibras sensibles dentro del Pacto Histórico. En el último año, la presidencia corresponde al oficialismo y el designado para esa dignidad, después de un acuerdo interno, es el representante Gabriel Becerra. Pero ya en dos ocasiones se aplazó la votación y pasará más de una semana de la instalación de la legislatura antes de que haya una decisión.
El representante Carlos Ardila (Partido Liberal) entró en la contienda y podría tener los votos suficientes para encabezarla. Desde el oficialismo lo ven como una movida de la oposición para quitarles el puesto y ya están mirando a La Giralda para dejar en firme a Becerra. Incluso, este miércoles, cuando se desarrolló un encuentro para discutir el proyecto de la ley de sometimiento radicada por el ministro Montealegre, miembros de esa comisión estaban presentes en la sede del Mininterior.
En todo caso, se enfrentan a la posibilidad de que los acuerdos entre compromisarios sigan rompiéndose, aunque estos hace rato pasaron a segundo plano y en la Comisión Séptima de Senado se siguen jugando las cartas. Lo firmado en 2022 estableció que el senador Omar de Jesús Restrepo (Comunes) presidiría esa célula en el último año, pero ya hay otros tres nombres moviéndose alrededor.
Desde la oposición se ha hablado de Miguel Ángel Pinto (Partido Liberal) y Honorio Henríquez (Centro Democrático) como posibilidades para arrebatarle el puesto. Y pese a que Restrepo hace parte de la bancada oficialista, el senador Ferney Silva (Pacto Histórico) sería otro de los nombres en la discusión y, desde la legislatura 2024-2025, tiene pendiente llegar a la mesa directiva, pues la vicepresidencia con la que se quedó la senadora Berenice Bedoya (ASI) el año pasado era inicialmente para él.
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Pero tener la presidencia de la Séptima solo sería el paso inicial para una pelea que transcurre lentamente. Tampoco sería garantía para una aprobación fácil de la reforma a la salud: en la legislatura 2023-2024, con la senadora Martha Peralta a la cabeza, se hundió la primera versión de la iniciativa.
Ahora, tanto Benedetti como el ministro de Salud, Guillermo Jaramillo, los encargados de que esa iniciativa llegue a buen puerto, suenan entre los movimientos del gabinete. El primero pasaría a la Cancillería y el segundo llegaría a encabezar la cartera encargada de la política, algo que desde la bancada no ven con malos ojos, teniendo en cuenta que es de toda la confianza del mandatario y, a diferencia del actual mininterior, hace parte de las entrañas del progresismo y no tendría tantos roces con Saade.
Hasta ahora, el mandatario solo ha dado pistas de movimientos en el Ministerio de Ambiente, al que llegaría la exministra de Minas Irene Vélez a reemplazar a Lena Yanina Estrada. También se ha hablado de la salida del ministro de Igualdad, Carlos Rosero, y la ministra de Transporte, María Fernanda Rojas; y desde hace algún tiempo se rumorea el descontento del jefe de Estado con el comisionado de Paz, Otty Patiño —cuyo roce con Montealegre por el proyecto de sometimiento ha sido público—, pero la decisión final corresponde al jefe de Estado, quien no ha hecho ningún anuncio en esa vía.
La última legislatura ya comenzó y cada minuto será clave para que el gobierno Petro siga avanzando en sus planes de dejar todas sus iniciativas en firme. Un recambio en el Ministerio del Interior significa poner a andar otra estrategia en contrarreloj y, sobre todo, con el legado del “Gobierno del cambio” en sus manos.
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