En junio pasado, en una entrevista para El Universal de Caracas, Plinio Apuleyo Mendoza recordaba sus “estupideces juveniles” cuando un día su padre lo invitó a almorzar al Jockey Club de Bogotá y le dijo que le iba a dejar como herencia una acción allí: “Le respondí que no podía aceptársela porque yo era de izquierda. No saben cuánto me arrepiento de esa estupidez”, contó.
Hoy, el escritor y periodista colombiano, considerado por sus críticos como uno de los representantes de la extrema derecha, dice ser liberal pero “al estilo europeo”. El Espectador se lo encontró durante el evento de condecoración al ex presidente del gobierno español José María Aznar, la semana pasada, y quiso conocer sus posturas frente a temas de la actual coyuntura política nacional, en las que sigue siendo agudo y polémico.
¿Qué piensa de la posibilidad de una segunda reelección?
No me gusta el ambiente político en el que se encuentra el país. El problema es que el ejercicio de la política se ha llevado al “tú me das, yo te doy”, y me refiero tanto al Gobierno como a la oposición. Aquí no se ve la política en función de principios, de programas y de convicciones, sino en función de intereses propios. Colombia debe tener en cuenta esto porque de nada sirve tener un gran presidente y unas políticas ambiciosas, si el soporte es ese ambiente deteriorado que estamos viendo.
Hay quienes dicen que al mismo presidente Uribe no le conviene un tercer mandato…
Un tercer mandato puede afectar al presidente Uribe porque puede descender su nivel de popularidad, dada la polarización que existe. Al mismo tiempo, estoy completamente convencido de que la política de Seguridad Democrática no sólo debe continuar sino que debe ampliarse. Incluso yo la veo muy limitada al aspecto militar y pienso que la lucha se debe librar también en los planos político, jurídico y diplomático, aspectos que no se están cubriendo.
¿Y cómo llevarla hasta allá?
El Presidente está ganando la guerra en lo militar y la está perdiendo en lo político y lo jurídico. Un militar es muy bueno en sus acciones y después resulta acusado por los falsos positivos, por fiscales sesgados, lo que termina desmoralizando a la tropa. Eso es grave porque van a terminar no peleando por temor a que los denuncien. Es que si matan a un guerrillero van a decir que es un falso positivo. Eso no significa que se desconozca el problema de los falsos positivos, algo que creo que sí existió y me parece gravísimo, pero es que ello se ha convertido en un pretexto que está siendo utilizado políticamente.
Y si no es Uribe, ¿quién?
La Seguridad Democrática la podría continuar Juan Manuel Santos; tiene muy buenos antecedentes, aunque ha estado muy esquivo en sus planteamientos. Noemí Sanín también podría continuarla, pero tiene que demostrarlo y convencer a sus posibles electores de eso. La he escuchado y me parece que ha dicho cosas importantes, como que hay que crear una justicia especial para los militares. Ahora, todo requiere del apoyo del Presidente; si Uribe no se mete a la reelección tiene que respaldar a un candidato que siga su política de manera integral.
¿No juega en contra de Santos la crisis con los vecinos: Ecuador y Venezuela?
Pues hay que afrontarlos, no nos podemos acobardar, ni arrodillarnos. Yo le he escuchado en eso a Juan Manuel una frase: que hay que tener firmeza. Incluso yo mismo he tenido que declarar mi arrepentimiento por algo que dije en Venezuela, en el periódico El Universal, donde me hicieron la misma pregunta y contesté que me persignaba pensando en los peligros que eso implica porque a Santos lo odian. Luego me encontré con él y me dijo que de todas maneras teníamos que ser firmes.
¿Cómo ve al Partido Liberal?
Ese partido ya no existe. Yo soy liberal pero al estilo europeo, no como Piedad Córdoba o Alfonso Gómez Méndez, quienes para mí ya no son liberales y están demasiado a la izquierda, tan cerca que pisan los linderos comunes con las Farc.
¿Y el Partido Conservador sí existe?
El conservatismo es un partido organizado. Yo no tengo inconveniente de votar por un conservador, con la condición de que continúe con las políticas del presidente Uribe y que las amplíe.
¿Cómo alcanzar la paz?
Con seguridad. Volver al diálogo, a las conversaciones, es una tontería.