El rostro de José Restrepo en la serie de Netflix ‘Estado de fuga 1986’ es, en una buen parte de las escenas, de angustia y miedo. No es para menos, en la historia, que retomó los hechos ocurridos el 4 de diciembre de 1986, cuando Campo Elías Delgado, excombatiente de Vietnam, mató a más de 20 personas en el restaurante italiano Pozzetto, de Bogotá, sigue también a un joven escritor, encarnado por Restrepo, quien compartió con el asesino, pero no recuerda nada de los últimas horas vividas con él.
Camilo León, como se llama el aprendiz de literatura, teme que haya sido parte del macabro plan de asesinar a los comensales del lugar, pues es consciente de las conversaciones inquietantes incluso perturbadoras, sobre crímenes que tuvo con el homicida. Los dos eran amantes de la literatura sobre el tema. León, el personaje de Restrepo, sufre de Estado de fuga, de ahí el título de la serie. El trabajo del actor antioqueño fue arduo y agotador desde el mismo casting.
En conversación en Vea, de El Espectador, contó que desde que supo del proyecto quiso estar ahí y por eso estudió y ensayó su prueba con mucha dedicación, también admitió que sufrió bastante con las imágenes que ocuparon su atención a lo largo del rodaje. Anticipó que la serie le dejó “heridas de guerra”
¿Cómo llegó al personaje de Camilo León, el protagonista de ‘Estado de fuga 1986’?
Fue un casting, que mi mánager me informó. Como dos minutos después de leerlo, fue cuando me di cuenta de su magnitud. Me emocioné mucho con poder hacer parte de él.
¿Qué tuvo de distinto este personaje?
Uno de los castings más especiales que he hecho, de los que más he trabajado. Generalmente, trato de hacer un casting y dejarlo ahí, sin mayor expectativa, pero este fue muy especial porque quería estar en este proyecto. Estuve rodeado de gente que me apoyó mucho para hacerlo, sentí muchos nervios.
¿Recuerda cuál fue la escena de la prueba?
Fueron muchas escenas, porque hice varios callback. Y cuando ya había quedado, tuve el privilegio de servirle de partner a los mejores actores de Colombia que querían estar ahí. Tuve la opción de ver diferentes personajes, algunos pasaron y otros no, pero todos entregaron unas propuestas increíble y aprendí mucho estando en esa silla. Fue muy especial.
Así cómo construyó a Camilo León de ‘Estado de fuga’?
Para abordar a Camilo León ¿habló con Mario Mendoza, quien además de productor, es asesor de la historia?
Realmente todo lo que él dijo, lo escuché. Toda mi interacción con Mario fue parte de la construcción del personaje, y no porque sea una caracterización de Mario, es más bien un arquetipo de lo que es Mario, un artista que está al borde de la cornisa esperando alguna señal para saltar al vacío y cumplir su sueño. Para mí, Mario es muy interesante por cómo vive su vida, siento que es un habitante del universo, no de este planeta, es real más allá de todo el talento y la sabiduría que tiene. Él mira a los ojos mira siendo él, sin máscaras...
¿Cuál fue el aspecto más complejo de la construcción de Camilo León, su trastorno de memoria, sus conflictos familiares, su frustración o la culpa?
Había muchos retos en este personaje y hay muchas cosas que claramente eran una dificultad, pero siento que el mayor reto fue trabajar la psicología de este personaje. Imaginar, que es la herramienta del actor: imaginar cosas que, afortunadamente, no me han pasado a mí, cosas que espero que no le pasen a mucha gente, cosas tortuosas y eso, siento que fue lo que me dejó cansado. Fue una alegría terminar y poder descansar de él, porque por más que lo quiero y adoro este proyecto si fue un alivio dejar de pensar, dejar de tener esas imágenes en mi cabeza, oscuras, pero que eran necesarias para poder llegar a la intensidad de Camilo. Fue un alivio poder dejarlo atrás.
La salud mental es el subtexto de la serie, como actor ¿se blindó para que no se viera afectado al grabar o qué hizo para salir ileso emocionalmente?
Creo que no salí ileso, esa es la realidad, con (Andrés) Parra hablamos mucho y aproveché mucho tiempo con él. Pero de las cosas que hablamos él me decía: ‘usted se tortura mucho y no debería hacerlo’. Y de pronto si puedo aprender a hacerlo (actuar) de otra forma, pero en este caso lo hice así porque siento que era lo que necesitaba este personaje. Es como yo lo sé hacer , no lo sé hacer de otra forma, siento que fue así. Siento que no me blindé y eso es inevitable, que al final son como heridas de guerra que voy a llevar toda la vida, pero con mucho orgullo.
Sabiendo que la escritora de la serie mencionó que la gran pregunta de la misma es por qué, ¿por qué cree que Jeremías Salgado, como se llama Campo Elías aquí, terminó cometiendo esos asesinatos?
Es una gran pregunta, y siento que se mantiene grande si no la trato de contestar. Siento que ese es el regalo que tiene la ficción, cuando no es un documental. Es más importante la pregunta que la respuesta. Es un misterio muy grande. Es la labor de cada quien y la resolverá según su experiencia de vida o después de ver la serie, y no le quiero robar esa satisfacción especulando.
