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¿Por qué ‘Frankenstein’ de Guillermo del Toro es una película familiar y no de terror?

Cuando Guillermo del Toro tenía 11 años quedó fascinado con ‘Frankenstein’ y se convirtió en uno de sus relatos favoritos. 50 años después estrenó su película sobre el personaje, y es claro que no solo es una narración sobre el texto de Mary Shelley, sino sobre él mismo.

Por Luz Alexi Castillo
17 de noviembre de 2025
FRANKENSTEIN. Jacob Elordi as The Creature in Frankenstein. Cr. Ken Woroner/Netflix © 2025.
Fotografía por: Cortesía Netflix

Adaptar un texto y convertirlo en película va más allá de ser fiel y poner en imágenes lo que el escritor plasmó en palabras. Inevitablemente, el adaptador deja allí su esencia, su visión, sus conflictos y vacíos y por qué no, parte de su alma. Después de todo, es un ejercicio lleno de emociones y nadie adapta algo que no le apasione, a menos que se trate de un encargo. Claramente, Frankenstein no lo es.

Si alguien pareciera tener ese rol de adaptador claro es el mexicano Guillermo del Toro. “Adaptar un libro es como casarse con una viuda. Hay que respetar al difunto… pero los sábados uno tiene derecho a divertirse”, explicó en una de las entrevistas distribuidas por Netflix, a propósito de la promoción de la cinta que se estrenó la semana anterior y se ubicó rápidamente como una de las más vistas y comentadas de la plataforma.

Pero hay que ser concretos, el relato de ‘Frankenstein’, que puede convertir de nuevo al mexicano en candidato al Premio Óscar, no es de terror, aunque antes de verla, los amantes del monstruo, que han visto por décadas su historia en series, cuentos y películas podrían creer que sí.

Del Toro decidió que la criatura sería una suerte de dilemas y conflictos que enfrentan sus personajes sobre el orgullo, la soledad, el dolor, el rechazo, la marginación, las relaciones de padres e hijos, e incluso, el perdón. El monstruo y su creador parecen ser solo excusas para abordar la complejidad de los humanos.

El monstruo de Frankenstein es bello

Para comenzar, la selección del monstruo fue contraria a la que se pudiera anticipar. Su primera criatura fue el actor Andrew Garfield, quien tuvo que renunciar siete semanas antes del inicio del rodaje, situación que puso en apuros al equipo, sobre todo porque ya había ensayado y todo el maquillaje y la transformación física estaba planeada a su medida.

Del Toro hubiera podido buscar otro actor que no fuera tan apuesto como el ex hombre araña, pero se mantuvo en su decisión de tener un hombre bello. Escogió al australiano Jacob Elordi, quién, para algunos, es aún más guapo que Garfield, para que interpretara al monstruo que por años fue sinónimo de horror.

Otro aspecto que reitera que el cineasta mexicano nunca persiguió el terror y optó por un relato de relaciones personales fragmentadas, es la manera en que comienza la narración de Víctor Frankenstein, el científico loco y soberbio que crea a la criatura. Se refiere a un padre ausente y distante, que se casó con su mamá por conveniencia. No tuvo un hogar con amor paternal, sino todo lo contrario, un progenitor que terminó rechazándolo emocionalmente y prefirió a William, su rubio hijo menor. A Víctor y a su mamá los despreciaba por no ser netamente blancos, sino por ‘pelinegros’.

La muerte de su madre provocó un gran vacío y dolor en Víctor, quien decidió desafiar la muerte después de este evento y siendo niño lanzó la sentencia. El joven que con los años se convertirá en médico se siente abandonado y responsabiliza a su papá por no haberle salvado la vida a su mamá, la única persona en el mundo con quien se sentía estable.

El Víctor que plantea del Toro al crecer, no ama a nadie más que a sí mismo y a su obsesión de crear vida a partir de la muerte. De ahí que el director prefirió que Elizabeth fuera la prometida de su hermano y no suya como lo plantea el texto original. En la relación que plantea entre cuñados hay rechazo. La joven, que interpreta la actriz Mía Goth, quien también asume el rol de la madre del doctor, termina despreciándolo por completo.

La Película llena el sueño de un chavo de 11 años”, dijo el director en una de las entrevistas, refiriéndose a si mismo, en la época en que leyó la novela escrita hace más de dos siglos. Victor también alcanza su meta al crear a la criatura, de quien no es otra cosa que un mal padre, que lo anhela, pero que lo abandona cuando no resulta lo que esperaba.Del Toro ha confirmado esta postura. “La biografía de la humanidad es una biografía de familias rotas.Todos los grandes movimientos como bien lo hace la tragedia shakesperaiana son ausencia de afecto en la edad temprana. Son la ausencia de figuras que completan el yo (…) Mi cine siempre habla de una infancia y el horror muy frecuentemente”, mencionó el mexicano en otra de sus declaraciones a medios a propósito de su estreno. La relación padre e hijo también la había planteado en su versión de ‘Pinocho’.

Pese a haber soñado con este relato, que reconoce, por poco no se da porque muchas veces recibió una negativa, no lamenta haber esperado tanto, justamente porque cree que los años le han dado aún mayor riqueza y sabiduría. “Empecé a escribirla pensando en mi padre y en mí. Luego, cuando tuve hijos, se convirtió en una historia sobre mi padre, yo y mis hijos”, expresó y a la vez reconoció que inevitablemente, así se busque lo contrario, los hijos terminan convertidos en los padres. De ahí concluyó de qué iba su Frankenstein: “Con los años entendí que Frankenstein es una historia sobre perdón y aceptación”.

El único terror que se evidencia en la cinta es el del creador que se reconfirma con una frase que pronunció del Toro: “No hay peor monstruo que aquel que quiere ocupar el lugar de Dios”. En la película, William, el hermano de Victor, se lo dice más directamente: “el monstruo eres tú”.

El padre arrepentido que pide perdón

Esta es la historia de un niño que ha sido creado por otro niño lastimado para remediar su infancia y reproduce la brutalidad”, mencionó del Toro sobre los traumas de Víctor que lo llevaron a obsesionarse con formar al monstruo.

Al final, se divorcia del texto original, pues el creador o padre, interpretado por Óscar Isaac, se arrepiente: le pide perdón a la criatura rechazada y la libera para que, de alguna manera, pueda vivir. La criatura, por quien nadie siente horror, pero si gran identificación, porque es dulce y tierna, se marcha en paz, despojada de rencores y dispuesta a buscar una nueva oportunidad.

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