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Lo que se sabía hasta el momento es que la mayoría de los afectados presentaban los mismos síntomas: empezaban a tener fiebre, luego venían los dolores de cabeza y terminaban con sangrado por ojos, boca y nariz. Sólo restaban tres o cuatro días para que cayeran muertos. Aunque en ese entonces los locales bautizaron esta epidemia como “cocolizli”, la medicina moderna no había logrado darle un nombre hasta esta semana.
Según un estudio publicado en la revista Nature, Ecology and Evolution, la cocolizli fue en realidad una fiebre entérica, parecida a la fiebre tifoidea, conclusión a la que llegaron científicos de la Universidad de Tubinga (Alemania), después de encontrar rastros de ésta en el ADN de los dientes de algunas de las víctimas. Con esto, otras teorías, como que se trataba de viruela, sarampión, paperas o gripe, fueron dejadas de lado.
Puntualmente, los científicos extrajeron el ADN de 29 esqueletos que sacaron de una excavación en un cementerio donde los aztecas enterraron a quienes sufrían cocolizli. En ellos encontraron rastros de la bacteria salmonela entérica, de la variedad Paratyphi C, que causa fiebre entérica y que ha estado presente en Europa desde la Edad Media.
Sigue a El Espectador en WhatsApp“La causa de esta epidemia ha sido debatida por siglos por historiadores y hoy podemos proporcionar evidencia directa mediante el uso de ADN para encontrar la respuesta a una pregunta histórica”, afirmó Ashild Vagene, uno de los autores de la investigación, al periódico The Guardian.
Conocer cuál fue la verdadera causa de la cocolizli no es una cuestión menor, pues esta enfermedad es considerada una de las epidemias que más muertos han dejado en la historia, comparada incluso con la fiebre negra. Además, es la segunda epidemia más devastadora que se registró entre lo que hoy es México y Guatemala, después de que llegaran los españoles. La primera fue una viruela que mató entre cinco y ocho millones de personas hacia 1370.
Sin embargo, cabe aclarar que los mismos científicos advierten que no se trata de una certeza. Aunque probaron todos los patógenos bacterianos y virus de ADN para los que se dispone de datos genómicos, y la salmonela entérica fue el único germen detectado, Kirsten Bos, miembro del equipo, también le dijo a The Guardian que cabe la posibilidad de que existan patógenos indetectables, por lo que, por el momento, habría que considerar la fiebre entérica simplemente como la mejor candidata.