:format(jpeg)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elespectador/QUSYPBY7TNCAHNNJULGJMSYXBA.jpg)
Una nueva investigación publicada en la revista The BMJ sugiere que comer al menos dos raciones de pescado graso a la semana, como caballa, sardina, arenque o salmón, estaría relacionado con un menor riesgo de padecer enfermedad renal crónica (ERC) y un declive más lento de la función de los riñones.
Le puede interesar: No hay forma segura de beber alcohol: hasta una copa representa riesgos
Esta patología afecta a unos 700 millones de personas en todo el mundo y puede conducir a la insuficiencia renal y a la muerte, por lo que urge identificar factores que puedan prevenir su aparición y progresión.
Sigue a El Espectador en WhatsAppEl estudio encontró una relación entre niveles más altos de omega 3, presentes en el pescado graso y otros mariscos, y un menor riesgo de problemas renales. Esto no ocurrió con niveles altos de esos ácidos grasos de origen vegetal.
“Aunque no podemos afirmar con certeza qué pescados concretos tuvieron un mayor efecto sobre el riesgo de ERC, sabemos que los niveles sanguíneos de los ácidos grasos reflejan bien su ingesta”, dijo a The Guardian Matti Marklund, autor principal del Instituto George de Salud Mundial y Universidad de Nueva Gales del Sur.
También puede leer: La OMS anuncia un plan para crear más vacunas contra la tuberculosis
Para la investigación, agruparon los resultados de 19 estudios de 12 países que examinaban los vínculos entre los niveles de ácidos grasos omega 3 y el desarrollo de ERC en adultos. Se incluyeron 25.000 personas de edades comprendidas entre los 49 y los 77 años.
Tras tener en cuenta una serie de factores como la edad, el sexo, la raza, el índice de masa corporal, el tabaquismo, el consumo de alcohol, la actividad física, las cardiopatías y la diabetes, los niveles más altos de omega 3 procedentes de los pescados grasos se asociaron a un riesgo un 8% menor de desarrollar ERC.
“Entre las fuentes más ricas en estos ácidos grasos se encuentran los pescados grasos de agua fría como salmón, sardinas, caballas y arenques y, en menor medida, mariscos como ostras, mejillones y cangrejos”, señaló Marklund. “Las recomendaciones dietéticas actuales en la mayoría de los países sugieren al menos dos raciones de pescado a la semana que aportará unos 250 mg/día de omega 3 de cadena larga”, agregó.
Le puede interesar: El desarrollo de una vacuna contra el VIH vuelve a fracasar
Aunque algunos estudios en animales ya habían sugerido que el omega 3 podía ayudar a la función renal, las pruebas en humanos eran limitadas y se basaban sobre todo en cuestionarios sobre sus dietas.
Entretanto, los investigadores señalaron que sus hallazgos eran observacionales y, por tanto, no demostraban que incluir más pescado graso en la dieta redujera definitivamente el riesgo de ERC. “Necesitamos ensayos controlados aleatorizados para determinar ese tipo de causalidad”, concluyó Marklund.
👩⚕️ 📄¿Quieres conocer las últimas noticias sobre salud? Te invitamos a verlas en El Espectador. ⚕️🩺