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La idea de que una copa de vino o una cerveza al día o a la semana no hace daño se volvió un mito popular desde hace varias décadas. La ciencia, sin embargo, viene demostrando que nada más lejos de la realidad.
La última evidencia que apunta a ello acaba de ser publicada en Canadá. Los científicos lo dejan claro desde el comienzo: “... la idea fundamental detrás de esto es que las personas que viven en Canadá tienen derecho a saber que todo consumo de alcohol conlleva un riesgo”. El proyecto para actualizar las Pautas de consumo de alcohol de bajo riesgo (LRDG) emitidas en 2011 comenzó en julio de 2020 y por fin ve la luz.
El alcohol es una sustancia psicoactiva utilizada por tres cuartas partes de las personas que viven en Canadá. En 2017, el alcohol provocó 18.000 muertes en ese país, dicen los investigadores. Ese mismo año los costos asociados con su consumo fueron de $16.6 mil millones, de los cuales $ 5.4 mil millones se gastaron en atención médica. “En conjunto, evidencia abrumadora confirma que cuando se trata de beber alcohol, menos consumo significa menos riesgo de daño”, dicen los investigadores en el documento publicado.
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En la guía se describe una “escala” de riesgos. En el estudio se define como bebida estándar una cerveza de 341 mililitros, una copa de vino de 142 mililitros o un vaso de licor de 42 mililitros con 40% de alcohol.
Quienes consumen 2 bebidas estándar o menos por semana clasifican como riesgo “bajo” en esa escala de riesgos; quienes consumen entre 3 y 6 tragos estándar por semana tienen un riesgo “Moderado”; y quienes consumen 7 bebidas estándar o más por semana, tienen un riesgo “Alto”. En el fondo, lo que esto plantea es que en cualquier ocasión en que se beba, así sea solo un trago, el riesgo de lesiones no intencionales y violencia asociada con el deterioro cognitivo y físico por consumir alcohol, existe.
Aunque la escala está ahí, los científicos explican son conscientes de que la mayoría de las personas no beben una cantidad promedio de alcohol todos los días a la semana. Muchas personas que beben cantidades semanales o mensuales de alcohol relativamente bajas pueden, de hecho, beber grandes cantidades en una sola ocasión especial, lo que puede ponerlas en riesgo de sufrir daños.
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La diferencia de ese riesgo para mujeres y hombres es poca cuando se trata de consumo bajo de alcohol, pero a medida que ese consumo aumenta, los riesgos para ambos sexos cambian. “... es inequívoco que por encima del límite superior de la zona de riesgo moderado para el consumo de alcohol (más de 6 tragos estándar por semana), los riesgos para la salud aumentan más abruptamente para las mujeres que para los hombres”, dicen los investigadores.
Las enzimas, los genes, el peso y tamaño corporal, la función de los órganos y el metabolismo son importantes en el procesamiento del alcohol y se ven afectados por factores relacionados con el sexo. Estos factores aumentan el impacto del alcohol en las mujeres, provocando intoxicación más rápida, mayor riesgo de enfermedades, incluido el cáncer de mama, y más daños a largo plazo, como daño hepático y lesiones.
Los hombres beben más alcohol que las mujeres y es más probable que beban en exceso. Para ellos es más probable que se vean involucrados en colisiones de conducción bajo los efectos del alcohol, que sean tratados en hospitales y hospitalizados por emergencias médicas y problemas de salud relacionados con el alcohol, que se les diagnostique un trastorno por consumo de alcohol y que mueran por causas relacionadas con esa sustancia. En general, dicen los investigadores, muchas más lesiones, violencia y muertes resultan del consumo de alcohol de los hombres, especialmente, en el caso de beber ocasionalmente.
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Un capítulo aparte tiene la juventud. El consumo de alcohol es uno de los principales factores de riesgo conductuales de muerte y problemas sociales entre los jóvenes y adultos jóvenes, y es la sustancia psicoactiva más común utilizada por ellos. Esto puede deberse, explica el estudio, a varios factores que incluyen una mayor impulsividad y una menor madurez emocional, una masa corporal más baja en promedio y menos experiencia en tareas complejas que el alcohol hace más peligrosas. Para esta población, dice el estudio, el mensaje principal debería ser retrasar el consumo de alcohol el mayor tiempo posible.
Pese a que beber alcohol es riesgoso en cualquier escenario, hay situaciones es las que es aún más peligroso. Por ejemplo, cuando se conduce un vehículo, cuando se opera una máquina o herramientas, cuando se están tomando medicamentos, cuando se hace cualquier actividad física peligrosa y cuando se tienen que timar decisiones importantes. Finalmente, y debido a todo eso, el informe propone una serie de orientaciones, entre las cuales se incluye obligar a las empresas a realizar un etiquetado que indique más claramente los riesgos para la salud de consumo de esta sustancia.