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Un texto publicado en BMC- Infectious Diseases reseñó el caso de un hombre de 77 años que, tras estar en el hospital, comenzó a experimentar un extraño síndrome llamado “de piernas inquietas” que, a su vez, le causó un “malestar anal profundo e inquieto, aproximadamente a 10 centímetros de la región perineal”. (Lea: Es seguro vacunarse contra la gripe y el coronavirus al mismo tiempo)
Específicamente, el hombre, que vive en Tokio, lo empezó a sentir cerca de la región perineal días después de que fuera dado de alta. Por la incomodidad presentada, el paciente sufrió varios episodios de insomnio y de ansiedad y tuvo que regresar a la clínica.
El evento lo resume un “reporte de caso” en el que unos médicos explican que el paciente, quien primero se sometió a un tratamiento específico para superar el coronavirus y, aunque mejoró en su función respiratoria 21 días después de estar hospitalizado, “sufrió un cuadro de insomnio y ansiedad posterior que le impedían permanecer estático en una determinada posición”, señalan los profesores Itaru Nakamura, Takao Itoi y Takeshi Inoue, del Departamento de Prevención y Control de Infecciones del Tokyo Medical University Hospital.
Los autores empezaron a hacer un seguimiento del paciente y encontraron, tras varios análisis, varias secuelas del malestar anal. Por medio de una colonoscopia notaron que este hombre tenía hemorroides internas, pero no presentaba otras lesiones rectales. “Los hallazgos neurológicos, incluidos el reflejo tendinoso profundo, la pérdida del perineo de la sensibilidad y la lesión de la médula espinal, no revelaron anomalías”, aseguran. (Puede leer: Fumadores tienen 80% más de probabilidades de ser hospitalizados por coronavirus)
Los otros exámenes, dice el texto, “no confirmaron Diabetes Mellitus, disfunción renal y estado de deficiencia de hierro. No se observaron antecedentes familiares de síndrome de piernas inquietas (SPI) ni movimientos periódicos de las extremidades. El clonazepam a 1.5 miligramos por día resultó en el alivio del malestar anal inquieto”.
El síndrome, que decidieron llamar “síndrome anal inquieto” se deriva del síndrome de piernas inquietas, un trastorno sobre el que hay reportes en la literatura médica. Este último, “es un trastorno neurológico y sensoriomotor común, pero muy poco diagnosticado. Los síntomas característicos son la necesidad fundamental de moverse, que empeora con el reposo, mejora con el ejercicio y empeora al anochecer”, aclaran en el texto.
Como lo explica la página web de Mayo Clinic, el “síndrome de las piernas inquietas” “suele producirse cuando la persona está sentada o recostada. Generalmente, empeora con el paso de la edad y puede interrumpir el sueño. El principal síntoma es una necesidad prácticamente irresistible de mover las piernas. Ponerse de pie y moverse puede ayudar a que desaparezca la sensación de malestar temporal”.
En el caso del paciente reportado en BMC- Infectious Diseases, el hombre empezó a mostrar mejoría con diferentes ejercicios, con caminatas cortas y hasta viendo televisión. Sin embargo, los síntomas empezaron a empeorar cuando este hombre descansaba, sobre todo en horas de la noche.
Los investigadores aclararon que el paciente nunca antes había “experimentado inquietud y malestar anal como le ocurrió tras su cuadro de coronavirus y la superación de la enfermedad”. Sin embargo, pese a su sugerencia, es una supuesta asociación que, de ninguna manera representa causalidad, como lo han querido mostrar algunos medios de comunicación.
De hecho, al revisar una de las bases de datos de Medicina más robustas, PubMED, no hay ningún otro registro del “síndrome anal inquieto”, como lo manifiestan los médicos japoneses. Tampoco hay otros “reportes de caso” en Google Scholar. En ambos repositorios, sin embargo, sí hay registros del “síndrome de piernas inquietas” asociado a trastornos del sueño y a algunas enfermedades del sistema nervioso central.
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*Nota aclaratoria: el artículo original tenía varias imprecisiones y fue modificado.