Aunque medicamentos como Ozempic han sido reconocidos y ampliamente prescritos por su capacidad para tratar la obesidad y la diabetes tipo 2, sus posibles riesgos para la salud no se habían evaluado en profundidad. Ahora, sin embargo, un grupo de investigadores ha revelado nuevos detalles sobre los efectos secundarios de estos medicamentos, llamados agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1).
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Durante tres años y medio, los científicos del Sistema de Atención Médica de Asuntos de Veteranos de St. Louis, en Missouri (Estados Unidos), hicieron seguimiento a más de 200.000 personas con diabetes que tomaban agonistas del receptor GLP-1. Por otro lado, monitorearon a alrededor de 1.7 millones de pacientes que consumían otro tipo de medicamentos, con el fin de reducir el azúcar en sangre. De acuerdo con el líder del estudio, Ziyad Al-Aly, “nadie había investigado exhaustivamente la eficacia y los riesgos de los agonistas del receptor GLP-1 en todos los posibles resultados de salud”.
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Entre sus hallazgos, publicados en la revista Nature Medicine, el equipo descubrió que los fármacos GLP-1 se relacionan con un menor riesgo de padecer enfermedades cardíacas, renales, infecciosas, accidentes cerebrovasculares, trastornos de la coagulación y cardiometabólicos, así como varias afecciones respiratorias. Además, en promedio, la posibilidad de desarrollar trastornos psicóticos se redujo en un 18%; Alzheimer, en un 12%, y trastornos de adicción, en un 13%.
Para Al-Aly, uno de los resultados que más llamó la atención fue el efecto sobre los trastornos de adicción. Esto se debe, según explica el investigador, a que los agonistas del receptor GLP-1, al actuar sobre las regiones cerebrales asociadas con el control de la recompensa y los impulsos, pueden contribuir a reducir el deseo de consumo de alcohol, tabaco, cannabis y opioides.
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Durante la socialización del estudio, según el diario El País, Al-Aly explicó que “las medicinas no funcionan quirúrgicamente. Están diseñadas para hacer una sola cosa, pero la realidad es que casi nunca es así. La biología es compleja y múltiple, y si tocas una cosa vas a crear una red de varios efectos”. Por eso es que, una de las teorías del investigador es que medicamentos como Ozempic, al tratar la obesidad, también tiene efectos sobre otras enfermedades, pues “la obesidad es la madre de todas ellas”.
Pero el estudio también arrojó algunos riesgos en el uso de GLP-1, como el aumento de un 11% en la probabilidad de desarrollar artritis y de un 146% en el riesgo de pancreatitis, que es una inflamación en el páncreas que puede generar la muerte, en caso de complicaciones. En suma, “hubo un mayor riesgo de trastornos gastrointestinales, hipotensión, síncope, nefrolitiasis y nefritis intersticial”, señala el artículo.
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A los ojos de Al-Aly, una de las razones por la que los medicamentos GLP1 influyen en estas consecuencias de salud podría ser que actúan en varias zonas del cuerpo, y no se limitan a tratar la obesidad. Sin embargo, hay quienes hacen un llamado a continuar con las investigaciones y a evaluar otros criterios.
Una de esas personas es Randy Seeley, especialista en obesidad de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, que no participó en el estudio. Aunque para Seeley estos resultados pueden orientar el uso de dichos medicamentos, se requieren, según él, más detalles para establecer conclusiones sólidas. Por ejemplo, se refiere a factores como la edad y el estilo de vida de los pacientes. “Sin eso, es difícil descartar diferencias inherentes en los grupos que podrían sesgar los resultados”, dijo el especialista al portal de noticias de Nature.
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Por su parte, Daniel Drucker, endocrinólogo de la Universidad de Toronto en Canadá, reconoció a Nature algunos de los riesgos recién resaltados por el equipo. No obstante, también subrayó que a los proveedores de atención médica les interesa conocer el número exacto de eventos, para comprender de mejor manera estos resultados y la relevancia para sus pacientes.
“Por ejemplo, una reducción de dos veces en el riesgo de una determinada enfermedad sería significativa si se redujera de 350 a 175 casos, pero si la reducción fuera de 10 a 5 casos, tendría poca relevancia clínica”, explicó Drucker a Nature.
Al-Aly ya ha manifestado que, en futuras investigaciones, se enfocarán en las cifras para monitorear enfermedades específicas. En este caso, la población principal fueron hombres blancos mayores, pues las bases de datos corresponden al Departamento de Asuntos de Veteranos de Estados Unidos. Sin embargo, el principal autor del artículo concuerda en la importancia de estudiar grupos diversos para confirmar los hallazgos.
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En todo caso, ya se ha advertido sobre las preocupaciones que despierta el uso de medicamentos como Ozempic, especialmente si se emplean a la ligera. Aterrizándolo al contexto de Colombia, Ozempic está autorizado solo como complemento a la dieta y el ejercicio para mejorar el control glucémico en adultos con diabetes mellitus tipo 2.
Sin embargo, puede que algunas personas lo estén consumiendo exclusivamente para bajar de peso. “Es muy posible que se esté utilizando para una indicación diferente a la que está en la etiqueta”, ha asegurado Leonardo Arrecogés, que estuvo al frente de la dirección de Medicamentos del Ministerio de Salud en el anterior gobierno.
A algunos profesionales de salud que tratan pacientes con obesidad les inquieta que, al parecer, en varios centros de estética están formulando Ozempic, sin hacer una correcta valoración. Para Katherine Restrepo, presidenta de la Asociación Colombiana de Endocrinología, es vital que la administración de ese medicamento vaya acompañada por cambios de hábitos alimenticios, ejercicio y, sobre todo, de un acompañamiento de un profesional de la salud. “De lo contrario, estamos ante una situación muy grave, pues la obesidad no es un tema exclusivamente estético, sino que es una enfermedad crónica multifactorial”, explicó hace un tiempo a este diario.
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