'La vacuna es eficaz y segura'

Científica colombiana aclara por qué son mentirosas e imprecisas las declaraciones de la médica española Carme Valls acerca de la vacuna para prevenir el cáncer del cuello uterino.

Pablo Correa
24 de julio de 2014 - 03:48 a. m.
La investigadora colombiana Nubia Muñoz demostró en los años ochenta que el virus del papiloma humano causa gran parte de los casos de cáncer de cuello uterino. / Archivo
La investigadora colombiana Nubia Muñoz demostró en los años ochenta que el virus del papiloma humano causa gran parte de los casos de cáncer de cuello uterino. / Archivo

Lo primero que aclara la científica colombiana Nubia Muñoz al empezar esta entrevista es que no tiene intereses económicos ligados a las dos vacunas que hoy existen contra el virus del papiloma humano (VPH). Una es Gardasil, del laboratorio Merck Sharp & Dohme, y la otra es Cervarix, de GlaxoSmithKline. Al contrario, son las dos empresas multinacionales las que le deben a ella parte de su éxito. Finalmente fueron sus investigaciones en los años ochenta las que permitieron demostrar que este virus es responsable de al menos 90% de los casos de cáncer de cuello uterino.

“Colaboré con una de las compañías (Merck) para que Colombia y otros países latinoamericanos fueran incluidos entre los países donde se implementaron los ensayos clínicos para evaluar la eficacia y seguridad de dichas vacunas. Esta colaboración no implicó ningún contrato de trabajo. Recibí un modesto honorario (unos US$2.000 por cada reunión de dos días al año), lo cual es irrisorio comparado con el enorme beneficio que las dos compañías han derivado de nuestras investigaciones”, aclara.

La razón para volver a hablar con esta mujer que estuvo nominada al Premio Nobel de Medicina en 2008 es aclarar las afirmaciones que hizo la médica Carme Valls en este diario. La española, una reconocida activista en su país y muy cercana a los cuestionados movimientos antivacunas, hizo una serie de afirmaciones imprecisas y desatinadas que a la luz de la evidencia científica resultan irresponsables y peligrosas.

La señora Valls dice que no hay evidencia científica que indique que la vacuna cura el cáncer de cérvix.

Eso es correcto, pues las dos vacunas son profilácticas, es decir, no curan el cáncer sino que previenen la infección con ciertos tipos del virus que son la causa del cáncer. Los ensayos clínicos que se han realizado en unos 30 países, con unas 40.000 adolescentes y mujeres jóvenes, han demostrado sin lugar a dudas que las dos vacunas previenen el cáncer in situ del cérvix con una eficacia muy cercana al 100%.

Ella dice que el aluminio que se añade en la fabricación de la vacuna es el causante de las enfermedades autoinmunes que se han reportado en algunas niñas que la han recibido.

Esto no es cierto. El aluminio ha sido usado en ciertas vacunas desde hace 60 años y una revisión reciente de la literatura científica concluyó que la exposición a aluminio por vacunas es mucho menor que la exposición por dieta y ciertos medicamentos. Además, el comité de expertos sobre la seguridad de las vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha revisado periódicamente desde 1999 todas las publicaciones científicas relacionadas con el aluminio y ha concluido que hasta marzo de 2014 no hay evidencia científica para afirmar que la vacuna de VPH aumenta el riesgo de autismo o de enfermedades autoinmunes (http://www.who.int/vaccine_safety/committee/topics/hpv/GACVS_Statement_HPV_12_Mar_2014.pdf?ua=1&ua=1)..

Valls dice que las autoridades sanitarias de Japón y Canadá han puesto en duda la vacuna.

He contactado a las autoridades sanitarias de Canadá, quienes me han proporcionado la siguiente información: se han publicado dos casos de muertes de jóvenes de 14 y 19 años dos semanas y seis meses después de haber recibido la vacuna contra el VPH. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos reunió un grupo de expertos que concluyeron que el estudio de las dos muertes tenía serias fallas metodológicas que no permitían establecer una relación causal entre la vacuna del VPH y las muertes de las dos jóvenes.

(http://www.cdc.gov/vaccinesafety/Activities/cisa/technical_report.html)

¿Y qué pasó en Japón?

No es cierto que Japón ha decidido no vacunar, no recomendar la vacuna y no pagarla. Esto es contrario a lo publicado por el comité de expertos sobre la seguridad de las vacunas de la OMS. Dicho comité revisó los casos de dolor crónico en los brazos reportados en Japón después de la vacuna y concluyó en marzo de este año que no había evidencia para establecer una relación causa-efecto. En Japón se suspendió la recomendación activa de la vacuna, pero la vacuna continúa siendo administrada gratis a las personas que lo soliciten.(http://www.who.int/vaccine_safety/committee/topics/hpv/GACVS_Statement_HPV_12_Mar_2014.pdf?ua=1&ua=1).

Valls afirma cosas similares sobre India y Francia.

Siento disentir de nuevo con la doctora. Valls. En India, un comité gubernamental revisó las siete muertes que erróneamente fueron atribuidas a la vacuna y concluyó que no había evidencia para atribuir ninguna de ellas a la vacuna. En Francia, el programa de vacunación continúa.

Una de las críticas a la vacuna es que sólo protege contra dos cepas del virus.

Valls dice que un profesor alemán que inicialmente recomendó la vacuna ahora está en contra porque la vacuna sólo cubre dos de las 17 cepas de VPH que producen el cáncer cervical. Nuestros estudios en más de 15.000 mujeres con cáncer cervical en unos 40 países han demostrado que los tipos 16 y 18 que contienen las dos vacunas son responsables por un 70% de los cánceres cervicales y en eso se basaron las dos compañías para fabricar las dos vacunas. Los estudios realizados han demostrado que ambas vacunas también protegen contra otros tipos de VPH de la misma familia filogenética de los tipos 16 y 18, por consiguiente la protección conferida puede ser superior al 70%.

¿Qué otras imprecisiones la sorprenden de lo dicho por Valls?

Estoy bastante preocupada al leer que recomienda que en lugar de invertir dinero en la vacuna contra el VPH se use ese dinero para fortalecer los programas de tamización basados en la citología vaginal. La doctora Valls es seguramente competente en su campo, que es la endocrinología, pero no está bien informada sobre las nuevas estrategias de prevención del cáncer del cuello del útero.

La OMS ha formulado un plan de prevención para este cáncer que contiene las dos armas más eficaces de que disponemos hoy: la vacuna contra el VPH administrada idealmente a las niñas antes de comenzar relaciones sexuales y la tamización para detectar lesiones precancerosas en las mujeres sexualmente activas, utilizando el test del VPH, que progresivamente reemplazaría la citología vaginal.

¿Las niñas que son vacunadas pueden sufrir menopausia a los 20 años, como afirma Valls?

Con relación a la insuficiencia ovárica posterior a la aplicación de la vacuna, hay algunas publicaciones que sugieren erróneamente una relación, pero después de revisar dichas publicaciones, el Centro de Control y Prevención de Estados Unidos concluyó que no hay evidencia que sugiera que la vacuna produce falla ovárica. (http://www.aemps.gob.es/gl/informa/notasInformativas/medicamentosUsoHumano/seguridad/2009/docs/NI_2009-02_gardasil.pdf) (http://www.cdc.gov/vaccinesafety/Vaccines/HPV/hpv_faqs.html).

¿Qué les diría a los padres de familia que están decidiendo si permiten o no que sus hijas sean vacunadas?

A las familias colombianas les diría que en lugar de prestar atención a los rumores sin fundamento que circulan por internet y otros medios de comunicación, confíen en la evidencia científica publicada por organismos internacionales como la OMS.

 

pcorrea@elespectador.com
@pcorrea78

Por Pablo Correa

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