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Lo que Amparo Grisales no contó sobre Revertrex

Las grandes casas farmacéuticas abandonaron las investigaciones con esta molécula, decepcionadas de los pobres resultados para detener el envejecimiento.

Redacción Vivir
04 de abril de 2012 - 14:45 p. m.

Tras la sanción impuesta por la Superintendencia de Industria y Comercio al Revertrex, un producto que según sus promotores enlentece el envejecimiento, la diva Amparo Grisales y la empresa Intermarketin Express, se lanzaron en su defensa pero sin mencionar algunos detalles importantes en la historia de este compuesto.

En un comunicado enviado a medios de comunicación la semana pasada, la actriz y la empresa que ha invertido millones de pesos en la promoción del Revertrex en Colombia, insisten en sus beneficios y argumentaron que “a nivel mundial existen múltiples estudios adelantados por prestigiosos centros de investigación y universidades que concluyen que el Resveratrol tiene propiedades antienvejecimiento”.

Es cierto que existen múltiples estudios sobre el tema. También es cierto que prestigiosos centros de investigación y universidades como Harvard han dedicado recursos para entender los efectos de esta molécula. Lo que no es cierto hasta ahora es que el producto tenga propiedades antienvejecimiento como lo pregona la diva colombiana.

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La historia del resveratrol, compuesto activo del Revertrex, comenzó cuando el australiano David Sinclair, quien hoy está al frente del Laboratorio de Mecanismos Biológicos del Envejecimiento de la Facultad de Medicina de Harvard, se interesó en la producción de fármacos capaces de retardar el envejecimiento. Como lo aseguró en una charla en la popular plataforma TED sigue convencido de que “las enfermedades de la vejez serán tratables”.

Fue así como demostró que una sustancia extraída del vino, el resveratrol, parecía esconder propiedades para enlentecer el reloj que marca el deterioro biológico de los mamíferos. Sus experimentos en ratones sometidos a una dieta baja en calorías despertaron el interés de la industria farmacéutica y luego de fundar su propia compañía, Sirtris, la multinacional GlaxoSmithKline la adquirió por 720 millones de dólares.

Pero las cosas no salieron como esperaban los ejecutivos de Glaxo ni Sirtris. En diciembre de 2010, George Vlasuk, director de Sirtris, anunció que habían suspendido los ensayos clínicos con el fármaco, pues todo hacía pensar que sería difícil convertir al SRT501 o resveratrol en una droga efectiva. Por ejemplo, resultaba prácticamente imposible mantener niveles adecuados de la sustancia en el torrente sanguíneo y además los efectos variaban con las dosis. El periódico The New York Times publicó una nota sobre el tema (http://www.nytimes.com/2011/01/11/science/11aging.html?_r=3), dejando claro que se cerraba un ciclo en la investigación de la prometedora molécula.

Ese mismo año, otras dos compañías, Pfizer y Amgen, también habían anunciado que en sus propias investigaciones no habían hallado ningún indicio de que el resveratrol tuviera la facultad de activar el gen conocido como SIRT 1 y que se cree asociado a procesos antienvejecimiento.

Hasta que no se demuestre lo contrario, y aunque Amparo Grisales pregone que su aparente juventud se la debe al Revertrex, éste seguirá siendo otra de las falsas fuentes de la eterna juventud. Ni más ni menos efectiva que la recomendación que hacía el filósofo inglés Rober Bacon a los hombres viejos, rodearse de mujeres jóvenes y absorber su aliento dulce y húmedo, o la del médico francés Charles-Édouard Brown-Séquard, quien sugería secar y moler las glándulas sexuales de los conejillos de indias.

Por Redacción Vivir

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