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“Una Sola Salud” y su importancia en la longevidad de las personas

La medicina contemporánea en nuestro país aún no ha adoptado plenamente el paradigma de Una Sola Salud. Necesitamos una colaboración genuina entre varios sectores y disciplinas para llenar ese vacío.

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Juan-Manuel Anaya*
15 de diciembre de 2025 - 05:56 p. m.
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El concepto de “Una Sola Salud” (One Health), un marco integrador que reconoce las estrechas interconexiones entre la salud humana, animal y ambiental, ha cobrado una relevancia creciente en la última década. Inicialmente concebido para abordar amenazas zoonóticas y la resistencia antimicrobiana, su alcance se ha expandido progresivamente para abarcar asuntos más amplios de salud global, sostenibilidad y equidad social.

Dentro de este paradigma, el envejecimiento de la población es un factor significativo relacionado con el aumento de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), tales como enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer y enfermedades respiratorias crónicas. A medida que las personas envejecen, el riesgo de desarrollar estas condiciones aumenta debido a una combinación de factores, entre los cuales los determinantes sociales de la salud juegan un papel importante.

Las ECNT subrayan el profundo papel de las exposiciones ambientales, que van desde infecciones y contaminantes hasta la dieta, la microbiota (conjunto de microorganismos —bacterias, virus, hongos, etc.— que habitan en nuestro cuerpo, principalmente en el intestino, viviendo en simbiosis con nosotros), y las condiciones socioeconómicas. Estudios grandes de cohortes ya han vinculado factores como el tabaquismo, la radiación ultravioleta, la contaminación del aire, el cambio climático y agentes infecciosos como disparadores de ECNT. Además, desastres ambientales como incendios forestales y erupciones volcánicas se han asociado con una mayor incidencia o un inicio más temprano de estas afecciones, lo que destaca el impacto directo de los cambios ecológicos en la salud humana.

Los determinantes sociales de la salud, es decir, “las circunstancias en que las personas nacen, crecen, trabajan, viven y envejecen”, según la Organización Mundial de la Salud, y que incluyen la urbanización, los riesgos laborales, las transiciones dietéticas y las persistentes desigualdades en las condiciones de vida, aumentan aún más el riesgo de ECNT, haciéndolas un tema fundamental para la perspectiva de Una Sola Salud.

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A pesar de la evidente relevancia, la medicina contemporánea en nuestro país aún no ha adoptado plenamente el paradigma de Una Sola Salud. Existe una brecha significativa en la literatura, donde numerosos estudios examinan los factores ambientales que influyen en el desarrollo de las ECNT, pero rara vez articulan estos hallazgos a través de una lente de Una Sola Salud.

Este vacío se debe a varios factores: un enfoque tradicional que prioriza la enfermedad sobre la salud, el considerar los mecanismos biológicos más que los factores ecológicos o ambientales de estas enfermedades, el estudiar principalmente los factores de riesgo y menos los de protección, la escasez de estudios longitudinales y transdisciplinarios que puedan capturar exposiciones complejas y acumulativas, las significativas desigualdades en la capacidad de investigación, donde las poblaciones suelen estar más expuestas a riesgos ambientales, pero carecen de acceso a una atención médica especializada.

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Metodológicamente, la mayoría de los estudios siguen siendo monodisciplinarios, lo que limita una comprensión holística de la etiología de las enfermedades, en general, y de las ECNT en particular. Operacionalmente, la integración de Una Sola Salud exige una colaboración genuina entre varios sectores y disciplinas, algo que en gran medida está ausente.

No obstante, varios ejemplos demuestran el potencial de integrar los principios de Una Sola Salud en nuestra sociedad. La comprensión de las enfermedades zoonóticas y transmitidas por vectores (por ejemplo, Chikunguña, Zika, SARS-CoV-2) como desencadenantes de enfermedades exige sistemas de vigilancia colaborativos. El impacto de los desastres ambientales subraya la necesidad de integrar la monitorización ambiental con la investigación clínica. Los éxitos en la salud global, como los programas integrados para la vigilancia de enfermedades zoonóticas, ofrecen modelos adaptables para la prevención de ECNT.

Además, los campos emergentes de la Inteligencia Artificial (IA) y el Big Data presentan oportunidades significativas para la vigilancia de enfermedades, el modelado predictivo, el diagnóstico y la integración de datos diversos dentro del marco de Una Sola Salud, mejorando la capacidad para abordar desafíos complejos de salud. Resulta, pues, imperativo alinear la investigación médica con las agendas globales de sostenibilidad y resiliencia climática.

En efecto, para integrar eficazmente Una Sola Salud en la medicina actual, es fundamental abordar varios desafíos y desarrollar una agenda de investigación. Conceptualmente, se debe ampliar su enfoque más allá de los determinantes clínicos, inmunológicos y genéticos tradicionales para incluir los factores ecológicos y ambientales. Metodológicamente, existe una necesidad crítica de estudios longitudinales y transdisciplinarios que combinen datos ambientales, genéticos e inmunológicos. Fortalecer la infraestructura de investigación es esencial para generar evidencia relevante y garantizar la equidad.

Operacionalmente, el establecimiento de plataformas intersectoriales y modelos de gobernanza colaborativos, similares a los utilizados con éxito en la vigilancia de enfermedades zoonóticas, es crucial para el intercambio de datos y para fomentar equipos interdisciplinarios que incluyan médicos, veterinarios, ecologistas, epidemiólogos y expertos en salud pública. Incorporar indicadores de sostenibilidad y variables ecológicas en la investigación y las guías clínicas, junto con el uso de IA y Big Data para identificar factores de riesgo modificables y predecir desenlaces en salud en individuos con alto riesgo, representa un camino concreto a seguir.

En conclusión, la integración del paradigma de Una Sola Salud en medicina no es simplemente una opción, sino un imperativo. Dada la creciente carga de las ECNT, la aceleración del cambio climático, el aumento de la longevidad poblacional y la creciente desigualdad en el acceso a la atención médica, es esencial reorientar el alcance y las prioridades de la salud y de la enfermedad.

Las asociaciones científicas y las universidades deben impulsar este cambio actualizando los planes de estudio, fomentando colaboraciones interdisciplinarias y abogando por políticas que apoyen un enfoque holístico de la salud y la enfermedad. Al adoptar el concepto de Una Sola Salud, no solo se podrá comprender y gestionar mejor las enfermedades, sino que también se contribuirá a los objetivos sociales más amplios de equidad y sostenibilidad.

*MD, PhD. / Investigador Principal del Proyecto Centenarios

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Por Juan-Manuel Anaya*

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