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Apagar el módem por las noches es una práctica que algunos defienden para “ahorrar energía” o “proteger la salud”. Sin embargo, distintos medios y organismos oficiales coinciden en que la evidencia científica no respalda esas creencias.
Según Xataka, los routers están diseñados para operar de manera continua, y apagarlo a diario no mejora su rendimiento: por el contrario, los ciclos constantes de encendido y apagado pueden generar “estrés térmico” y acortar su vida útil.
El medio especializado español también desmiente que apagar el módem suponga un gran ahorro: el consumo anual promedio es muy bajo frente al gasto total de energía del hogar. Además, recuerda que el Wi-Fi no representa un riesgo comprobado para la salud, ya que “no hay ninguna evidencia científica” que indique efectos adversos hasta ahora.
El portal Geek-AID llega a conclusiones similares. En su análisis sobre las ventajas y desventajas de desconectar el Wi-Fi durante la noche, señala que el router consume “muy poca electricidad, unos cinco dólares al año (COP 19.000)”, y que apagarlo puede ser contraproducente: los dispositivos inteligentes del hogar, como cámaras, bombillos o asistentes virtuales, dejan de funcionar al perder conexión.
También advierte que encender y apagar el equipo constantemente “puede quemar los condensadores y acortar su vida útil”. En cuanto a la seguridad, el sitio subraya que la mejor defensa no es apagar el Wi-Fi, sino mantener el router actualizado, cambiar contraseñas y activar el cifrado.
¿Afecta la salud?
Desde el punto de vista científico, la Agencia de Protección de la Salud del Reino Unido, establece que no existe evidencia consistente de que la exposición a señales de radiofrecuencia de dispositivos Wi-Fi tenga efectos negativos en la salud.
Según la entidad, las señales Wi-Fi operan a potencias muy bajas —alrededor de 0,1 vatios— y están “muy por debajo de los límites recomendados por la Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP)”.
Además, estudios realizados por la propia agencia en escuelas demostraron que las exposiciones son incluso menores que las de los teléfonos móviles, cuyas antenas suelen estar más cerca del cuerpo.
El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos (NCI) coincide con esta postura. En su guía sobre radiación de radiofrecuencia, explica que los dispositivos Wi-Fi funcionan en rangos similares a los teléfonos móviles (entre 2,4 y 5,8 GHz) pero con niveles de emisión “considerablemente menores”.
El NCI añade que tanto los módems como los equipos conectados emiten radiación “muy por debajo de la directriz de 10 W/m²” establecida por la ICNIRP, y que los estudios disponibles “no proporcionan evidencia de efectos biológicos” atribuibles al uso de Wi-Fi.
Actualizaciones nocturnas
A nivel práctico, Xataka también advierte que mantener el módem encendido durante la noche permite aprovechar actualizaciones automáticas de software y firmware, que suelen ejecutarse en esas horas para no interrumpir el uso cotidiano. Además, evita que los dispositivos conectados pierdan configuración o requieran reinicios manuales.
En resumen, tanto los organismos sanitarios como los expertos en tecnología coinciden: apagar el módem Wi-Fi por las noches no aporta beneficios comprobados ni en salud ni en ahorro energético, y puede incluso afectar el funcionamiento del hogar digital.
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