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Death Stranding 2: On the beach es la secuela de Death Stranding de 2019, ambos desarrollados por Kojima Productions y distribuidos por Sony Interactive Entertainment (SIE). La dirección, escritura y producción de estas dos entregas estuvo a cargo de Hideo Kojima, un diseñador de videojuegos japonés, quien trabajó en Konami y en la saga Metal Gear.
Volviendo a Death Stranding 2: On The Beach, esta segunda parte transcurre principalmente en Australia, 11 meses después de los eventos del primer juego. El protagonista vuelve a ser Sam Porter Bridges, un mensajero que emprende una expedición con el objetivo de conectar la red quiral, y así evitar la extinción de la raza humana.
Kojima comenzó a escribir la historia a finales de 2019, reescribiendo por completo la narrativa para reflejar el impacto de la pandemia de Covid-19 en la sociedad. Finalmente, fue lanzado en exclusiva para la PlayStation 5 el 26 de junio de 2025, siendo un pedido recurrente de la crítica especializada, que destaca al diseñador japonés como un genio de la narrativa en el Gaming.
Sin embargo, luego de más de dos meses con el juego en nuestra manos, El Espectador tiene una opinión muy clara sobre Death Stranding 2: On The Beach. Y aunque reconocemos que es una de las tramas más profundas y elaboradas que hemos experimentado, no termina de convencernos como un videojuego que pueda convertirse en el mejor del año.
La imagen y sonido en Death Stranding 2: On The Beach
Partamos de una base, esta entrega es lo mejor de lo mejor en términos de gráficos y audio. Estos dos aspectos están tan bien optimizados que con tan solo abrir el juego da la sensación de estar viendo y escuchando una película en la mejor resolución y calidad posible.
No solo hablamos de las cinemáticas, esas partes del título que son escenas no jugables, sino también el gameplay. Hay tanto realismo en el cielo, el clima, la ropa, los movimientos de Sam y los ruidos que los rodean que jugar con audífonos y un TV de gran tamaño es llevar la experiencia a un nivel inigualable por otro juego, al menos los que nosotros hemos podido probar este año.
Vale la pena aclarar que disfrutamos de Death Stranding 2: On The Beach en una PS5 estándar, lo que nos hace pensar qué más puede mejorar en una PS5 Pro, pues en ese apartado consideramos que el videojuego realza en el mercado como el mejor de todos.
Caminar está bien, pero ¿Y el combate?
Ojo, no estamos diciendo que esta obra maestra de Hideo Kojima no presente momentos de lucha donde la habilidad del jugador se vea retada, pero a decir verdad no es una situación recurrente. La mayor preocupación del gamer, al menos la mayoría del tiempo, es distribuir adecuadamente el peso de la carga y cuidar los recursos disponibles.
Más allá de eso podríamos hablar de una propuesta, que si bien no vamos a poner en duda su complejidad en la historia, no resulta tan emocionante como su trama. A la hora de la verdad, es decir jugar, entendimos por qué algunos críticos lo llaman “un simulador de caminar”.
Sin embargo, desde aquí no estamos de acuerdo con esta apreciación, pues Death Stranding 2: On The Beach es mucho más que llevar un paquete de un lado al otro del mapa. No obstante, la tarea no parece demasiado retadora y mucho menos si tenemos en cuenta que es la misma misión que parecía completada al final del primer juego.
¿Será esta la mejor historia del año?
Eso sí, también entendimos completamente por qué Metacritic le da 90/100 en su calificación, pues es verdaderamente un videojuego que satisface los deseos más sofisticados de la crítica especializada. Su narrativa parece más la de una película, serie o hasta un ensayo académico, que la de una entrega de Gaming.
Por eso comenzamos esta nota diciendo que Kojima es un genio incomprendido, pues luego de crear una historia digna al premio a mejor narrativa de los Game Awards, a veces resulta muy difícil comprender la historia y todo el entramado que la rodea y rodea a sus personajes principales.
En conclusión, eso es lo que nos llevamos desde este diario de Death Stranding 2: On The Beach, una trama profundamente sensible con las vivencias humanas ligadas a la supervivencia, la paternidad y la responsabilidad colectiva. Pero también un título que se quedó mucho en el texto y le falto, al menos para nosotros, saltar a la acción más frecuentemente.
