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Descubriendo Perú: un viaje por la historia, la cocina y los paisajes de Lima e Ica

Durante cuatro días recorrimos un Perú que sorprende desde el primer instante: un país donde el desierto recibe a los viajeros, la cocina revela su identidad más profunda y cada destino muestra una manera distinta de entender su historia, su naturaleza y sus sabores.

Leidy Barbosa

22 de noviembre de 2025 - 06:00 p. m.
Dansa, restaurante temático en lima Perú
Foto: Leidy Barbosa
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Apenas se cruzan las puertas del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, en Lima, el país se revela sin anunciarse: un aire tibio y salado llega desde el Pacífico, el aroma marino se mezcla con la humedad y, al mirar por la ventanilla del avión, aparece el característico paisaje costero del Perú, donde el mar se encuentra con extensiones áridas que anticipan el desierto que recibirá a los viajeros.

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Pero lo sorprendente es que, detrás de ese primer paisaje árido, se esconde un país que también es selva infinita y cordillera imponente. Aquí, selva, costa y sierra conviven en un territorio que cambia con rapidez y que intriga desde el primer vistazo. Para un colombiano, la escena puede resultar cercana y, al mismo tiempo, extraña. Ese contraste despierta la curiosidad de inmediato en quienes buscan comprender la esencia del Perú.

Es por esto que, este recorrido de cuatro días tratará de explicarle esos contrastes, aventuras y descubrimientos que puede ver incluso antes de llegar al hotel.

Lima: una capital llena de contrastes

El primer día es en Lima, una ciudad donde la cocina es parte esencial de su identidad cultural. La gastronomía peruana combina biodiversidad, tradición y diversas raíces que han moldeado la historia del país. Cada plato refleja un legado que aún se mantiene vivo.

Luis Serrano, guía turístico de Chaski Aventura, lo resume con precisión: “Quien recorre Machu Picchu, Paracas, las líneas de Nazca o la selva en Iquitos descubre un país de enorme riqueza cultural y paisajística. Después de ver esa diversidad, surge casi de inmediato el deseo de probar su cocina, y Lima es la parada ideal para ello”.

Esa relevancia se refleja también en el reconocimiento internacional. En 2025, Lima reforzó su liderazgo gastronómico al obtener dos distinciones de los World Culinary Awards: Mejor Destino Culinario de América Latina y Mejor Ciudad Culinaria de América Latina.

Pieza precolombina
Foto: Leidy Barbosa

Esta posición privilegiada de Lima en la cocina peruana no es casualidad. Como explica Serrano, la capital, al concentrar productores, tendencias y contar con un aeropuerto moderno que conecta la ciudad con el mundo, se convierte en el escenario donde “todos los sabores, gustos y viajeros confluyen en un mismo lugar, donde somos mucho más que un ceviche”.

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Pero, ¿cómo hacer un turismo gastronómico que reúna todas estas expresiones? Promperú sugiere un recorrido por los sabores más auténticos de la ciudad:

  • Santos: Aquí se presenta una única de mar y los andes con ceviche, tiradito en ají amarillo, causa de langostinos jumbo, ceviche a la brasa, ceviche chiclayano, tortitas de choclo, humitas asadas, arroz con pato y costillar de cabrito braseado.
  • Huambra: Aquí hay una propuesta contemporánea de cocina amazónica que lleva los sabores de la selva a nuevas dimensiones.
  • Ayahuasca: En este bar ubicado en la histórica Mansión Berninzon, disfrute del tradicional pisco sour junto con lomo saltado y picarones, en un ambiente que respira historia y elegancia.
  • Carnaval: Su cóctel insignia es una creación única con gin Tanqueray Ten, piña clarificada, licor de hierbas y cerveza artesanal “Carnaval”.
  • Dansa: Una experiencia que fusiona dos de los mayores orgullos del Perú: su gastronomía y sus danzas tradicionales. A través de una puesta en escena, el público vive un viaje sensorial donde los sabores, los ritmos y la estética se combinan para ofrecer una velada inolvidable.
Dansa, restaurante tematico
Foto: Leidy Barbosa

Más Allá del Plato: Lima para caminar y sentir

Pero recorrer Lima trasciende la experiencia gastronómica. La ciudad invita a caminarla, observarla y sentirla a través de sus barrios, cada uno revelando distintas facetas de la capital. Por eso, en nuestro segundo día, Serrano da una guía sobre qué lugares podría visitar:

  • Centro Histórico: La visita incluye la Catedral de Lima, donde es posible conocer sus catacumbas, y continúa hacia la Plaza Mayor, rodeada por importantes edificaciones como el Palacio de Gobierno y reconocida por su influencia arquitectónica italiana
  • Barranco: El distrito bohemio por excelencia, aquí podrá apreciar murales, galerías, el emblemático Puente de los Suspiros y la Bajada de Baños, espacios que muestran cómo el arte, la arquitectura y la vida cotidiana dialogan con la historia.
  • Miraflores: Su malecón ofrece caminatas urbanas espectaculares, con miradores naturales hacia el Pacífico, ciclorutas y la emocionante posibilidad de volar en parapente o tomar clases de surf cuando las condiciones lo permiten.
  • MALI: El Museo de Arte de Lima (MALI), ubicado en el histórico Palacio de la Exposición, es uno de los recintos culturales más importantes de Perú. Alberga salas permanentes y temporales que reúnen más de 1.200 piezas abarcando 3.000 años de arte peruano —desde lo precolombino hasta lo contemporáneo— incluyendo textiles, platería, fotografía y arte colonial y republicano

“La recomendación para quienes deseen vivir esta experiencia es contactar a un proveedor de servicios autorizado. Un recorrido gastronómico por Lima puede combinarse sin dificultad con una visita al Centro Histórico, lo que permite integrar sabores, arquitectura y patrimonio en una sola jornada. La duración ideal de esta actividad es de aproximadamente cuatro a cinco horas, tiempo suficiente para disfrutarla con calma y de manera segura“, aseguró Serrano.

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Vista de Barranco
Foto: Leidy Barbosa

Ica: del desierto al pisco

En el tercer día, el viaje es fuera de Lima. Aquí, el bus es un aliado clave para llegar al desierto de Paracas, un destino ubicado a 260 km de la capital —unas 3 horas y media— donde comienzan nuevas experiencias.

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Allí, el guía local Juan Carlos Pino Uamaní comentó que Paracas ofrece tres actividades principales:

  • Paseo marítimo a las Islas Ballestas: ideal para observar fauna marina.
  • Recorrido por la Reserva Nacional de Paracas: un área natural protegida creada en 1975, con 335.000 hectáreas, de las cuales, según Pino, el 65 % corresponde al mar y el resto al desierto.
  • Playa Roja: considerada una maravilla natural por National Geographic al ser la única playa de este color en Suramérica y que hace contraste con el mar azul y los acantilados amarillentos.
Playa roja, paracas
Foto: Leidy Barbosa

La reserva sorprende desde el primer momento: entre las algas marinas —como el sargazo y los yuyus— y la presencia ocasional del zorro costero, el paisaje cobra vida de una forma muy particular.

“Yo recomiendo recorrerla en bicicleta, pues es de las mejores maneras de sentirla esta naturaleza pristina”, dijo Pino.

Eso sí, algo a tener en cuenta es que estas costas tienen un aire y aguas bastante frías, por lo que si se desea caminar la zona como un verdadero amante de la naturaleza, se debe llevar calzado cómodo, bloqueador solar, gafas de sol y un cortaviento para enfrentarlas brisas.

La visita puede complementarse con un recorrido por el desierto de Paracas en camionetas 4×4. La ruta atraviesa las dunas de la zona conocida como California, donde antes se corrió el rally Dakar.

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Bruno Salas, piloto de Alta Ruta 4x4, empresa que ofrece estos servicios, menciona que “durante el recorrido es posible practicar sandboarding, detenerse para contemplar el paisaje y apreciar el atardecer, e incluso disfrutar de pequeños piqueos que algunas agencias preparan para sus visitantes. La experiencia dura cerca de tres horas y puede vivirse de forma tranquila o con maniobras más técnicas y emocionantes”.

Una experiencia diferente de naturaleza: Ruta del Pisco

El último día lo lleva a descubrir uno de los orgullos más profundos del Perú: el pisco. En Ica, esta bebida no es solo un destilado, sino el resultado de una tradición que define buena parte de la identidad del país. Basta salir unos minutos del desierto para encontrarse con valles fértiles y antiguas haciendas donde, desde hace siglos, se cultivan las uvas pisqueras y se perfecciona un saber que pasa de generación en generación.

Allí empieza la Ruta del Pisco, un recorrido que permite entender por qué este destilado forma parte esencial de la historia y la cultura peruana.

Entre los puntos más reconocidos del circuito se encuentran las haciendas Tabernero, Tacama y El Catador. Sin embargo, La Caravedo destaca por su valor histórico: es la destilería operativa más antigua de América, con más de 340 años de actividad ininterrumpida.

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La visita inicia, según explica Daniel Castilla, guía turístico de la hacienda, en una glorieta que funciona como museo al aire libre, donde se presentan las ocho uvas pisqueras autorizadas para elaborar el destilado. Luego, se continúa por dos espacios complementarios:

  • En un extremo se conserva la destilería original, donde aún se emplean métodos tradicionales como la destilación por gravedad, el uso del usillo y, en ciertas temporadas, el pisado manual de la uva.
  • En el otro extremo, una planta moderna de última generación revela la evolución del oficio, con tanques de hormigón de gran capacidad y alambiques alemanes que garantizan precisión y calidad.
Cordillera de los Andes, Cultivos de Viñedos y dunas de arena
Foto: Leidy Barbosa

“Los visitantes pueden escoger entre un tour básico con degustación, una visita tradicional que recorre la destilería antigua y la moderna, o una experiencia premium con cata ampliada y maridaje. Mi recomendación es que vengan en la época de vendimia, que generalmente es en marzo, pues los recorridos se enriquecen con la celebración del pisado de uva, que mantiene vivo el vínculo cultural del Perú con su destilado más representativo”, señaló Castilla.

Es en este lugar, cuando se marca el atardecer en el cielo y se toma el último sorbo de pisco en Ica, que se siente que el viaje llega a su fin, pero también que algo queda grabado: la fuerza con la que el Perú comparte su historia a través de sus sabores.

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Por Leidy Barbosa

Periodista de la Universidad Externado de Colombia, con énfasis en la producción audiovisual y en animación digital. Apasionada por temas medioambientales y sociales.@leidyramirezbLbarbosa@elespectador.com

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