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Sin multitudes: las islas de Panamá de las que todos hablan… pero que pocos conocen

¿Busca un destino internacional cercano? Bocas del Toro: surf, selva, esnórquel, manglares, cuevas, pueblos afrocaribeños y naturaleza intacta.

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María Alejandra Castaño Carmona
04 de noviembre de 2025 - 01:54 p. m.
Dicen que Bocas del Toro tiene una ventaja contundente: es fácil de hacer, fácil de justificar y difícil de olvidar.
Dicen que Bocas del Toro tiene una ventaja contundente: es fácil de hacer, fácil de justificar y difícil de olvidar.
Foto: Cortesía Visit Panamá
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Si ya marcó San Andrés, Cartagena y Santa Marta en su mapa de viajes y busca ese “siguiente Caribe” que no se sienta saturado ni comercializado, Bocas del Toro podría ser su destino ideal. Este archipiélago panameño ofrece un equilibrio perfecto entre lo accesible y lo extraordinario, atrayendo a quienes buscan experiencias de naturaleza y cultura auténticas.

Para los viajeros colombianos, la logística no es un obstáculo: volar hacia Ciudad de Panamá y conectar con Bocas es sencillo y económico si se planifica con antelación. No se requiere visa ni traslados complicados, lo que convierte al archipiélago en una opción práctica sin comprometer la aventura.

La recompensa, sin embargo, va más allá de la comodidad del viaje. Bocas del Toro no es un destino para fotos estandarizadas de sombrilla y piña colada. Aquí, el día comienza con surf en Playa Bluff o Carenero y puede terminar con snorkel sobre jardines de coral intactos. Es un lugar donde el viaje se vive con intensidad: no hay resorts que dicten la experiencia, sino inmersión plena en la naturaleza.

El valor ecológico del archipiélago es otro atractivo clave. Bocas del Toro ha sido reconocido como Hope Spot por la organización Mission Blue, lo que garantiza que su biodiversidad está siendo protegida y estudiada. Para quienes buscan un turismo con sentido, sumergirse en estas aguas es también formar parte de un esfuerzo real de conservación.

La oferta cultural es igualmente genuina. En Old Bank, Isla Bastimentos, la lengua, la música y la gastronomía afrocaribeña no se presentan como espectáculo turístico, sino como vida cotidiana. Se habla guari-guari en la calle, se cocina con coco y mariscos como siempre, y los ritmos de calipso y soca se escuchan en la rutina diaria. Esta autenticidad es difícil de encontrar en otros destinos del Caribe saturados.

Además, Bocas del Toro mantiene su aire de descubrimiento: en los Cayos Zapatilla se percibe la lejanía, en la Cueva de Murciélagos Nívida se vive la naturaleza con guía comunitaria, y remar en kayak entre manglares sigue siendo un privilegio. Es un Caribe donde aún es posible sorprenderse.

Para el viajero colombiano informado, Bocas del Toro ofrece una ventaja clara: es fácil de visitar, fácil de justificar y difícil de olvidar. Sin requerir presupuestos ni tiempos extremos, regala experiencias de novedad, naturaleza viva y cultura auténtica. Hoy, viajar a este archipiélago no es un capricho, sino una decisión inteligente para quienes buscan explorar un Caribe que aún conserva su esencia.

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