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Florencia ofrece una experiencia única que combina naturaleza, cultura, aventura, gastronomía y conservación ambiental.

Florencia, la puerta de entrada a la Amazonía colombiana, es un destino donde la naturaleza, la cultura y la aventura se encuentran en perfecta armonía. Desde sus ríos cristalinos y selvas exuberantes hasta sus comunidades indígenas y su rica gastronomía, cada rincón de la región invita a descubrir experiencias únicas que combinan historia, biodiversidad y tradiciones ancestrales.
Aquí le presentamos algunos planes pensados para quienes desean conectar con la Amazonía de manera auténtica y memorable, llevando consigo la mejor disposición para disfrutar, vivir cada experiencia y compartir ese paraíso escondido llamado Florencia.
Recorrido por el río Orteguaza
Desde Puerto Arango, a solo 15 kilómetros de Florencia, parten recorridos en el Ferry Marcopolo, una embarcación construida por el capitán Rubén Darío Polo. Durante las dos horas de navegación, el capitán narra la historia del Caquetá y las transformaciones del territorio, mientras los visitantes observan garzas, hoatzines y otras aves ribereñas, e incluso, con algo de suerte, nutrias o monos.
El ferry ofrece dos planes: uno diurno, de 10:00 a.m. a 5:00 p.m., con almuerzo típico y parada en la Isla del Amor, donde se puede descansar o bañarse en el río; y otro nocturno, llamado “tarde de fogata”, que inicia a las 3:00 p.m. e invita a contemplar el atardecer en la playa Primavera, acompañado por música y relatos bajo las estrellas.
Recorrer cascadas
La Reserva Natural La Avispa, en la vereda La Holanda, es un espacio de 232 hectáreas recuperado por la comunidad, donde el turismo se convirtió en una herramienta de reconciliación y conservación. Durante años estuvo cerrada por el conflicto armado, pero hoy alberga más de 80 especies de plantas y 20 de ranas, entre ellas la Ameerega ingeri. El recorrido incluye caminatas hacia las cascadas La Avispa y El Avispón, ideales para nadar o practicar torrentismo. Muy cerca, el Balneario Las Pailas ofrece pozas naturales de agua cristalina, mientras que Sebastopol y Alto San Cristóbal son perfectos para quienes buscan aventura.
Por otro lado, la Reserva Paraíso Amazónico, en el corregimiento El Caraño, combina conservación, turismo responsable y cultura local. La visita comienza con un desayuno tradicional y continúa por el sendero Chaibajú, de 3,2 kilómetros, donde se conocen especies emblemáticas y leyendas del bosque. El recorrido culmina en las cascadas Doradas, un lugar ideal para nadar, observar fauna silvestre y participar en la molienda artesanal de panela.
Avistamiento de aves
Los amantes del avistamiento de aves encontrarán en Florencia y sus alrededores un destino ideal. El departamento del Caquetá alberga cerca de 950 especies, lo que representa la mitad de las registradas en Colombia. En los árboles cercanos es común ver loros de distintos tamaños y colores, además de una gran variedad de aves que llenan el paisaje con su canto y movimiento.
Según la guía turística profesional Cristian Edilma Pérez, uno de los lugares más destacados para esta actividad es El Caraño, donde se encuentra El Mirador de los Tucanes. Allí, la asociación de ornitólogos liderada por el médico Jorge Muñoz, fundador de la agencia Caquetá Birding, promueve la observación responsable y el turismo científico. En la zona es posible avistar más de 100 especies, incluidas algunas endémicas, en un entorno que combina selva, ríos y montañas.
Visite a comunidades indígenas
Según la guía turística Cristian Edilma Pérez, visitar las comunidades indígenas del Caquetá es una experiencia que permite adentrarse en la riqueza cultural de la Amazonía. En estos encuentros, los viajeros pueden conocer de cerca las tradiciones, rituales y saberes ancestrales, además de participar en actividades interculturales como la elaboración de artesanías, la pesca con métodos tradicionales y la preparación de alimentos típicos.
En Florencia, la maloca Uitoto es uno de los espacios más representativos para vivir esta conexión. Allí, las comunidades comparten su cosmovisión y sus costumbres, mientras la gastronomía local complementa la experiencia con platos tradicionales como los mohohois, la cassava, la fariña y la cahuana, bebida elaborada con frutos amazónicos como el copoazú, el arasá o la piña caqueteña.
Gastronomía de la Amazonia
A las afueras de Florencia se encuentra La Calera Amazónica, un restaurante y reserva ambiental que combina gastronomía, naturaleza y aventura. Ubicada junto al río Hacha, ofrece un entorno campestre con un mirador natural, senderos para caminatas y playas de agua cristalina ideales para el baño. Los visitantes pueden disfrutar de pesca deportiva, avistamiento de fauna y flora —como micos, guacamayas, loros y garzas—, así como actividades de canopy o ciclomontañismo por la ruta de la quebrada La Perdiz.
Pérez menciona que para los amantes del turismo gastronómico, La Calera es el lugar perfecto para probar el pirarucú, uno de los pescados más emblemáticos de la Amazonía, además de dulces de frutos locales, chocolate artesanal y café de la región.
Museos y Jardines
En el Museo Caquetá, los visitantes pueden descubrir la riqueza cultural e histórica de la región a través de tres salas temáticas. La Sala Indígena resalta las tradiciones y cosmovisiones de los pueblos originarios; la Sala Colonos narra los procesos de migración y colonización que moldearon la identidad mestiza del territorio y la Sala Memoria, desarrollada con apoyo de Radio Nacional de Colombia, conserva objetos, fotografías y testimonios sobre los años del conflicto armado.
Por su parte, el Jardín Botánico de la Universidad de la Amazonia, en Florencia, ofrece una experiencia enfocada en la biodiversidad local. Con un museo de historia cultural y ocho senderos, los visitantes pueden apreciar orquídeas, heliconias, semillas secas y especies emblemáticas como la palma de cumare.
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